En el CX-30, los asientos delanteros quedan nueve centímetros más lejos del suelo que los de un Mazda3 (modelo en el que está basado), por lo que los movimientos de acceso y salida del habitáculo son un poco más sencillos y cómodos. No obstante, una vez acomodados en el interior, la postura adoptada se parece más a la de un turismo que a la de un SUV porque las piernas van menos flexionadas de lo normal y el volante queda menos tendido.
El acceso a las plazas traseras es un poco peor que en otros coches de este tipo. Aunque las banquetas también van más lejos del suelo que en un turismo, las puertas liberan un hueco de formas irregulares, obligando de esta manera a agachar la cabeza más de lo normal para no golpearse contra el marco y dificultando en gran medida la colocación de un niño en una silla infantil. Una vez dentro, hay espacio suficiente para que dos adultos se puedan acomodar sin demasiados problemas, si bien hay alternativas que están mejor resueltas en este aspecto, como por ejemplo un Ford Kuga, un Renault Austral y un SEAT Ateca. La peor cota es la anchura entre puertas, que con 135 cm se ve superada por la de muchas de sus alternativas: 139 cm el Hyundai Tucson y el Mitsubishi Eclipse Cross o 141 cm el Volkswagen Tiguan (mediciones del interior). Ni los respaldos ni las banquetas cuentan con ajustes de ningún tipo.
Según nuestras mediciones, hay 37 centímetros de separación entre los dos anclajes Isofix de las plazas posteriores, una distancia insuficiente para que un persona menuda e incluso un niño pueda viajar con un mínimo de comodidad entre dos sillas infantiles. En un Škoda Karoq, un Ford Kuga o un SEAT Ateca hay mucha más distancia entre ellos (43, 43 y 40 cm, respectivamente).
El maletero del CX-30 tiene 430 litros de capacidad, que es un volumen más bien pequeño en relación con el tamaño de la carrocería (listado de SUV y todoterrenos de entre 4,3 y 4,5 metros de longitud, ordenados por volumen del maletero). Al menos sus formas son regulares, por lo que resulta sencillo aprovechar el espacio disponible (imagen). Bajo el piso hay una pieza de poliestireno expandido con varios huecos donde se pueden depositar objetos de distinto tamaño (en uno de ellos está el altavoz de graves del sistema de sonido; imagen) y en las paredes laterales un par de ganchos y cintas de tela para sujetar, por ejemplo, unas bolsas. El portón libera un hueco grande y en la versiones Homura tiene accionamiento automático (muy lento) para la apertura y el cierre, mecanismo no disponible en el Mazda3 (imagen).
El aspecto del salpicadero y en general el del todo el habitáculo es prácticamente idéntico al del Mazda3 y como en éste, nos ha gustado mucho porque su ergonomía es excelente. La mayoría de mandos, botones y ruletas que se utilizan de manera habitual quedan cerca de la mano y es cuestión de unos pocos minutos acostumbrarse a usarlos con fluidez. Además, los asientos son cómodos y sujetan bien el cuerpo, el volante tiene un tacto y un tamaño ideales y la palanca de cambios está situada en una posición muy buena, cerca de la mano del conductor.
Para la instrumentación, Mazda ha utilizado dos indicadores de aguja en los extremos y una pantalla central para el velocímetro, el ordenador y el funcionamiento de los sistemas de ayuda a la conducción (imagen). La visibilidad y la claridad con la que muestra la información son sencillamente excelentes, pero la pantalla central tiene pocas posibilidades de configuración y el ordenador de viaje da muy poca información.
El sistema multimedia de todos los CX-30 tiene una pantalla de 10,25 pulgadas situada en la parte superior del salpicadero (8,8 hasta julio de 2023), en una posición que no obliga a apartar mucho tiempo la vista de la carretera para consultar la información (imagen). La resolución es buena, los menús intuitivos y además es compatible con Android Auto y CarPlay. En contra de lo que suele ser habitual hoy en día, no admite un uso táctil y se maneja desde unos mandos y una ruleta que hay entre los asientos (imagen) o mediante comandos vocales (solo para algunas funciones), una solución que a nosotros nos parece preferible de cara a la seguridad.
Los materiales que Mazda ha utilizado para recubrir el habitáculo, así como los ajustes entre las distintas piezas, son muy buenos, superiores a los de la mayoría de modelos contra los que compite. No obstante, también hay algún detalle que está peor cuidado, como por ejemplo la ausencia de una superficie de goma o de material textil en los huecos portaobjetos que hay en las cuatro puertas y en la guantera (imagen).