El puesto de conducción es correcto para aquellos con una talla más o menos próxima a la media. En cambio, los conductores más altos (por encima de 1,90 m) echarán en falta algo más de recorrido longitudinal del volante cuando se va con el asiento muy retrasado, notarán el respaldo demasiado corto y la cabeza les rozará con el techo si está instalado el techo solar (de serie en la versión «President» y opcional en la «Luxury»).
Los asientos delanteros tienen un relleno blando, que no me ha parecido incómodo para hacer viajes largos, y cada uno tiene un apoyabrazos abatible en el lado interior. La tapicería de cuero perforado que tenía la unidad de pruebas era fina, agradable al tacto y no hacía que el cuerpo resbalase en exceso, si bien la sujeción lateral no es tampoco muy grande.
Los ajustes del asiento (altura, distancia a los pedales, inclinación del respaldo y apoyo lumbar) son eléctricos. Los del volante, en altura y profundidad, también lo son excepto en la versión menos equipada, «Premium»; si el volante tiene las regulaciones eléctricas hay una función que lo aleja del conductor para facilitar el acceso y salida del coche.
En comparación con otros todo terreno de longitud similar, el RX 400h es más amplio en las plazas traseras que en las delanteras.
Detrás, tres adultos pueden acomodarse con facilidad, tanto por espacio como por la forma del asiento. Además, existe la posibilidad de desplazar los asientos traseros longitudinalmente unos 14 cm en dos partes (una del 60 por ciento y la otra, el 40 restante) y de variar el ángulo del respaldo. De este modo se puede ampliar la capacidad del maletero si es necesario.
El maletero se encuentra alto en relación al suelo, por lo que puede resultar costoso subir objetos pesados. Está completamente tapizado y cubierto por una bandeja enrollable con un dispositivo para que se recoja automáticamente.
El suelo del maletero está dividido en tres piezas; las dos más próximas al portón se levantan pulsando un botón y dejan a la vista un doble fondo para guardar algunos objetos. Para poder pulsar esos dos botones hay que abrir el portón, por lo que puede ser un buen sitio para guardar algún objeto de valor (aunque se rompa el cristal, no se puede acceder a él).
El portón se abre bien manualmente o bien de forma eléctrica (según versión) al pulsar un botón que hay en el salpicadero o en el mando a distancia. Para cerrarlo, existe un tercer botón en la parte interior del portón. Tanto al abrirlo como al cerrarlo mediante alguno de los botones, se escuchan un par de pitidos de aviso antes de iniciarse la maniobra.
La rueda de repuesto, del mismo tamaño que el resto, está colocada en el exterior del coche, bajo el maletero. Para que se ensucie menos hay una carcasa de plástico que la protege parcialmente.
Cuando acudí a la presentación del RX 400h dije que su interior daba sensación de buena calidad por los materiales empleados y los ajustes. Hoy, casi tres años después, debo matizarlo: sí, el RX 400h es un coche bien rematado pero algunos plásticos han quedado anticuados y no transmiten la misma imagen de calidad que las berlinas que comercializa Lexus actualmente (IS, GS y LS).
No hay quejas sobre el ajuste entre piezas, aunque en algunas ocasiones he escuchado un ruido que parecía venir de la bandeja enrollable que cubre el maletero. En general, da sensación de ser un coche sólido y bien hecho.
Es curioso que no tenga un sistema de entrada y arranque sin llave, como el resto de los modelos híbridos de Lexus (y Toyota). En su lugar hay un mando a distancia con llave convencional.
También se percibe que es un coche con unos años encima por la dispersión de los botones. Por ejemplo, los de los elevalunas y el cierre están en la puerta, pero los de los retrovisores están en la parte inferior izquierda del salpicadero, junto al botón que abre de forma automática el maletero; hay que accionarlos a ciegas. Debajo de éstos, hay un pulsador para desactivar el sistema de iluminación activa en curva. En la consola, bajo la radio, están los mandos de la calefacción de los asientos delantero y el que activa el lavafaros, además del mechero. Tiene conexión automática de los limpiaparabrisas pero no de las luces.
El freno de estacionamiento es de pedal, un sistema que parece demandar el mercado americano pero desde mi punto de vista resulta incómodo y molesto (a mí se me engancho el pantalón al subir al coche en más de una ocasión). Lexus utiliza en el LS un freno de estacionamiento automático; en el GS es de pedal; y en el IS es de pedal en el de gasolina y de palanca en el Diesel.
La instrumentación («Optitron») se puede leer con claridad en toda circunstancia. Respecto al modelo RX 350, cambia el cuadro de instrumentos, donde se ha sustituido el cuentarrevoluciones por un medidor de potencia en kW, y los detalles con acabado símil madera se han reemplazado con un plástico pintado de color plata, propio de coches más baratos.
En la parte superior de la consola hay una pantalla en color de 7". Además de la información del equipo de sonido, del navegador o del climatizador, muestra en tiempo real el modo de funcionamiento del sistema híbrido, además de un historial de consumo y de energía eléctrica regenerada. Su manejo me parece muy sencillo y preferible a sistemas como el «iDrive» de BMW o el «MMI» de Audi.
La pantalla también sirve para mostrar la imagen de la cámara que va colocada en la parte posterior, además de unas líneas de referencia, que facilitan las maniobras de aparcamiento. Lo que no tiene es ningún tipo de advertencia sonora sobre la proximidad de un obstáculo, ni trasera ni delantera.