La impresión de calidad que deja este Lexus es sobresaliente, tanto por los materiales de recubrimiento, como por el tacto de las piezas sujetas a movimiento o el funcionamiento del climatizador y del equipo de sonido.
El Lexus RC F que hemos probado corresponde al nivel de equipamiento Luxury. Es fácil de diferenciar, entre otras cosas, por que los asientos van tapizados en piel (en los otros RC F es de Alcantara). Es una piel muy suave al tacto, que resulta muy acogedora desde un principio porque no da la impresión de frialdad que frecuentemente da este material. También transpira muy bien gracias, en parte, a que tiene muchas perforaciones en la zona de la espalda y piernas.
Otras cosas que ayudan a que la conducción sea placentera son, por ejemplo, el funcionamiento del climatizador o el buen aislamiento que proporcionan las ventanillas de los ruidos procedentes del exterior. El climatizador es capaz de alcanzar la temperatura seleccionada con gran rapidez, sin generar corrientes, y la mantiene adecuadamente aunque las condiciones en el exterior cambien. Tiene un sensor que reconoce muy bien cuándo hay malos olores o gran concentración de partículas contaminantes en el ambiente (por ejemplo en túneles y en circulación urbana con mucho tráfico) y en tal caso cierra la entrada de aire del exterior.
El equipo de sonido del RC F Luxury (de la marca Mark Levinson) es de mayor calidad en el que en las versiones Executive y Carbon Package. Es posible elevar mucho el volumen sin que haya distorsiones y se siente una profundidad de sonido inusual.
El Lexus RC F tiene cuatro plazas, las traseras de pequeño tamaño (imagen) teniendo en cuenta las dimensiones exteriores de la carrocería. La peor cota es la altura libre al techo, seguida por la distancia para las piernas. Desde luego, no son plazas de dimensiones suficientes para que dos adultos puedan realizar un viaje con comodidad aceptable (las de un M4 con mayores). Quizá quepa una silla infantil, pero no es cómodo porque queda poco espacio libre pues los asientos de conductor y acompañante no se pueden adelantar mucho. Entre los dos asientos posteriores hay una trampilla (imagen) que comunica el habitáculo con el maletero y es útil para llevar objetos alargados y estrechos. Los respaldos no se pueden abatir.
Las plazas delanteras sí son espaciosas. Hay casi el mismo espacio para las piernas y altura libre al techo que en las berlinas IS o GS, si bien la anchura entre puertas es inferior. Al principio se puede tener la sensación (o al menos yo la he tenido) que el espacio a disposición no es grande porque el asiento va relativamente bajo respecto al borde de las ventanillas y la superficie acristalada es reducida. Los asientos son muy acogedores, cómodos y sujetan muy bien el cuerpo al menos si éste no es ni muy delgado ni grueso (no tienen regulación en anchura de la banqueta ni del respaldo).
La visibilidad no es buena (a excepción de la que hay a través de los espejos retrovisores exteriores, de grandes dimensiones). Es difícil coger la medida a este coche pues, como se va sentado bajo y el capó es largo y abultado, cuesta hacerse una idea de dónde empieza la carrocería. En un BMW M4 se ve mejor y se calcula mejor en todas las direcciones.
La instrumentación ofrece muchos datos al mismo tiempo. Hay algunos indicadores que son pequeños y cuesta leer la información que dan de un solo vistazo, como es el caso del velocímetro (imagen) o de los indicadores que señalan la temperatura del aceite y líquido refrigerante (imagen). También hay datos que, bajo mi punto de vista, no tienen ninguna relevancia mientras se conduce, como es el caso de la aceleración instantánea (imagen) o el tiempo por vuelta.
El maletero tiene 366 litros de capacidad que es un volumen pequeño para las dimensiones exteriores de la carrocería. Sus principales rivales tienen uno claramente mayor: el Mercedes-Benz Clase C63 AMG tiene 450 litros y el BMW M4 Coupé tiene 455.