El Lexus LM es un monovolumen de 5,13 metros de longitud y precio muy elevado: 125 000 o 150 000 euros, según la configuración. Es un vehículo de lujo —incluso, en palabras de Lexus, por encima de la berlina LS— y una apuesta arriesgada por parte de Lexus dado que no hay nada igual en el mercado.
Hay que distinguir entre las dos versiones disponibles. La «barata» tiene siete plazas (bueno, seis) y podría competir con las versiones más equipadas de la Clase V de Mercedes-Benz. La «cara», que tiene solo cuatro, es una oficina rodante o una sala de descanso pensada para quien tenga un chófer. Para cada una se pueden elegir dos colores de carrocería —blanco (imagen) o negro (imagen)— y dos para el interior —beige y negro—.
Las dos tienen el mismo motor, un sistema de impulsión híbrido de 250 caballos (el que llevan los Lexus NX 350h y RX 350h) y tracción total (las ruedas traseras las mueve un segundo motor eléctrico).
La carrocería mide 1,94 m de altura y 1,89 m de anchura, la distancia de las ruedas delanteras a las traseras es de 3,00 metros y hay dos puertas delanteras de apertura convencional y dos traseras correderas. Estas dos y el portón tienen accionamiento eléctrico. Un detalle curioso es que hay pulsadores para abrir y cerrar el portón a los dos lados de la carrocería, en el pilar trasero justo encima de donde terminan los pilotos (imagen).
La suspensión tiene amortiguadores de dureza variable y las llantas son de 19”, forjadas. Los asistentes a la conducción están englobados bajo el paquete que Lexus denomina Lexus Safety System+ y que es similar al que tienen otros modelos de esta marca.
Versión de siete plazas (bueno, seis)
Siete que son seis. O seis que son siete. La versión de siete plazas (bueno, seis) tiene una distribución de tipo 2+2+3. Pero la tercera fila, que cuenta con cinturones para tres ocupantes, está pensada para dos. De hecho, el pasajero central apoyará su espalda sobre los reposabrazos, que han de colocarse como si fueran parte del respaldo.
En la segunda fila hay dos asientos, del estilo de los que se encuentran en la clase Business de un vuelo transoceánico. Estos dos asientos, que son individuales, se pueden mover por unos raíles hacia delante o atrás, inclinar su respaldo o extraer un reposapiés para ir más cómodo. Tienen calefacción, ventilación y función de masaje, pero no un masaje de esos sencillos que da el mecanismo de apoyo lumbar, sino un sistema con puntos de presión tanto en el respaldo como la banqueta.
En el techo hay una consola que lo recorre de delante atrás y en la que están instalados una pantalla de 14”, luces ambientales, luces de lectura, dos ventanas y unos cuantos botoncitos. Estos sirven para accionar las persianas de los tragaluces, las cortinas de las ventanillas y la iluminación entre otras cosas.
En la pantalla se puede reproducir contenido mediante una conexión HDMI o replicando el contenido del móvil. El equipo de sonido es Mark Levinson de 21 altavoces.
Versión de cuatro plazas. «What happened in LM, stays in LM»
Esta configuración es la más costosa de las dos. A los 150 000 euros que cuesta hay que añadirle obligatoriamente el sueldo del chofer porque es imprescindible para sacar provecho de lo que ofrece.
Tras los dos asientos delanteros hay una mampara que separa esa zona del servicio de la zona noble. Ambos espacios pueden comunicarse si se baja la ventanilla que hay en el tercio superior de esa mampara. Cuando el vidrio está subido, el chófer, si tiene buen oído, es posible que escuche las conversaciones de la zona trasera. Como solo me he subido en el LM con él parado, quizás en marcha el rumor de la rodadura y el motor tapen por completo la conversación.
Si se desea la máxima privacidad, a toque de botón, el vidrio de la ventanilla pasa de ser transparente a traslúcido. El chofer además de no oir, no ve. Y al igual que el eslogan de Las Vegas, lo que sucede en la parte trasera de un Lexus LM queda en la parte trasera del Lexus LM. Las cortinillas de las ventanillas laterales y los vidrios ocurecidos protegen a los pasajeros de la curiosidad exterior.
Los dos pasajeros de esta zona disfrutarán del enorme espacio trasero ellos solos. En él podrán trabajar o entretenerse haciendo uso de la enorme pantalla de 48” (imagen) que hay en la mampara, justo por debajo de la ventanilla. Como su formato es muy apaisado (más que el 16:9 de un televisor doméstico) tiene tres configuraciones de visualización: pantalla completa, panorámico (16:9) o dos imágenes en paralelo. El sonido se reproduce a través de los 23 altavoces del equipo de sonido Mark Levinson o en unos auriculares.
A diferencia de lo que ocurre en la versión de siete (bueno, seis) plazas, en esta los asientos traseros van fijos, no se pueden adelantar ni retrasar. Y como ocurre en ese, a mí, que estoy cerca de los dos metros de estatura, los pies me golpean, en este caso contra la mampara, si intento reclinar el respaldo y levantar el reposapiés (reposapantorrillas en mi caso) al máximo.
Quitando ese inconveniente para los que nuestra estatura está en el extremo derecho de la campana de Gauss de estatura, el confort en estas butacas es extraordinario, un poco más aún que en los de la versión de siete (bueno, seis) plazas. Lo es por su mullido, por la textura de la piel y por las posibilidades de regulación, que incluye la posibilidad de poder colocarlos casi horizontalmente. Por supuesto cuentan con calefacción (reposacabezas incluido), ventilación y masajes.
Otras atenciones a disposición de los pasajeros son una neverita, cajones (cuidadosamente tapizados), conexiones USB, zonas de recarga inalámbricas para móviles, una toma de corriente Schuko o dos paraguas (imagen).
Aquí, como en la versión de siete (bueno, seis) plazas también hay una consola en el techo y dos tragaluces (imagen e imagen). Una diferencia es que, aunque también hay una pantalla de la climatización trasera, no tiene mandos para gestionarla, hay que hacerlo desde los Lexus MultiOperation Panels
Lexus MultiOperation Panels
Ese es el nombre que Lexus ha dado a las dos pantallitas que hay en los asientos de la segunda fila y que sirven para gestionar las funciones de climatización, iluminación, cortinillas, asientos y sistema multimedia desde ellos, sin tener que buscar el mando correspondiente por el techo o los asientos. Estos dos mandos, fabricados por Grunding y que son como dos móviles, se pueden extraer para que sea más cómodo su manejo. Para evitar que se pierdan en el bolsillo de su propietario o en el de algún pasajero que lo quiera como recuerdo, tienen una función que avisa si se sacan del LM.
¿Vale lo que cuesta?
No seré yo quien lo afirme o lo desmienta, pero desde luego el interior del LM transmite sensación de lujo, diría que sin ser opulente. De su calidad es difícil decir nada porque las dos unidades que Lexus ha traído a España para que los periodistas podamos subirnos en ellas son preseries. En este caso, preseries muy preseries con algunas piezas en las que es evidente que el ajuste no se corresponde con el que tiene cualquier Lexus que se puede comprar en un concesionario.
Los plásticos parecen buenos a la vista y al tacto, la piel de los asientos es suave y la madera de poro abierto que hay por diversas zonas del coche… no es madera. Es un vinilo con un acabado que da el pego totalmente (del estilo al que Nissan utiliza en el Ariya).
Lexus hace hincapié en que el LM no es un vehículo derivado de uno industrial y que está diseñado y construido para ser lo que es, un automóvil de lujo. La plataforma sobre la que se ha realizado no es precisamente exclusiva de este modelo, es la misma que se utiliza en el Lexus RX —un SUV— y el Lexus ES —una berlina—, la denominada GA-K. Y también en unos cuantos modelos de Toyota, como el RAV4.
Hay detalles que confirman la intención de Toyota de diferenciar este monovolumen de una furgoneta y que quizás no saltan a la vista. Por ejemplo que aunque las puertas traseras son correderas —dejan una zona de acceso amplia—, no hay ninguna guía a la vista en la carrocería por la que se desplazan, algo que sí es visible en la Clase V (imagen).
Esta es la segunda generación del Lexus LM, cuyo nombre proviene de Luxury Mover. El LM es una variante de un modelo de Toyota, el Alphard que va ya por la tercera generación y que, como el LM de la primera, no se ha comercializado en Europa.