Land Rover (que ahora pertenece a Ford) renueva el Freelander, con cambios en los motores, la transmisión, el equipamiento y en menor medida la carrocería.
Hay un nuevo motor Diesel de inyección directa denominado Td4 con 112 CV, que reemplaza al que había hasta ahora con 97, y un gasolina de 2,5 l de cilindrada y 177 CV. El primero está disponible con carrocería de tres o cinco puertas, el segundo sólo con cinco puertas y cambio automático Steptronic con mando secuencial. El 1,8 de gasolina permanece, con ligeros cambios para que cumpla la normativa de emisiones, que le restan algo de fuerza.
Tiene modificaciones en los frenos (discos más grandes y antibloqueo de frenos de serie en todas las versiones), en algunos elementos de la suspensión, la dirección y la sujeción del motor. En la carrocería hay detalles nuevos, como un testigo para la reserva de combustible, bocina de doble tono, elevalunas automáticos (sólo para bajar), tres nuevos colores y mejor insonorización. Exteriormente se distingue del anterior por detalles como el color de los intermitentes.
Los competidores del Freelander son otros vehículos con aptitudes todo terreno, posibilidad de transmisión integral y carrocería monocasco, como Honda CR-V, Toyota Rav-4, Kia Sportage, Renault Scenic RX4, Subaru Forester o Mitsubishi Montero iO.