El Land Rover Discovery que ya está a la venta tiene cambios de aspecto y equipamiento. No hay grandes modificaciones ni en los motores ni en el chasis.
El aspecto del nuevo Discovery está basado en el recién aparecido Range Rover. En el frontal destacan los faros (recubiertos por una superficie de plástico transparente) y el paragolpes delantero, que tiene nuevos antinieblas. En la parte trasera los cambios son los faros y los intermitentes, que ahora están en el grupo de luces verticales en lugar de en el paragolpes.
La gama Discovery tiene tres nuevas tapicerías, barras portaequipajes para el techo y un sistema sonoro de ayuda al aparcamiento.
Sigue habiendo dos versiones, una gasolina y otra Diesel. El gasolina es un ocho cilindros en V de cuatro litros de cilindrada que tiene 185 CV de potencia máxima (136 kW). El Diesel (denominado Td5) tiene cinco cilindros en línea, 2,5 litros de cilindrada y 138 CV de potencia máxima. Land Rover ha mejorado la respuesta a bajo régimen de este motor, pues ahora tiene 340 Nm de par a 2.000 rpm, en lugar de 300 Nm a 1.950 rpm.
Hay modificaciones en los frenos (pastillas y pinzas) y mejoras en el sistema que reduce la inclinación de la carrocería (ACE) y el denominado SLS, que mantiene la altura de la carrocería constante con respecto a suelo.
Como ocurre en el Land Rover Freelander o el BMW X5, también tiene el «control de descenso en pendientes» (HDC), que se ocupa de retener automáticamente al coche en una bajada pronunciada facilitando el control del vehículo en conducción todo terreno. El HDC consigue simular en descensos muy fuertes la retención de una caja reductora, pero utilizando el sistema de frenos en unión con los sensores del ABS.