El KIA Venga reacciona en carretera de forma parecida a la de un turismo —de menor altura—, en parte porque su carrocería no se balancea demasiado.
La suspensión responde con firmeza al pasar por cierto tipo de baches. Nos ha dado la sensación que es muy dura en compresión y blanda en extensión. En general no supone un inconveniente pero sí es incómoda al pasar por pasos de peatones sobre elevados, por ejemplo. También tiene tendencia a rebotar.
De los dos motores Diesel que hemos probado (90 y 128 CV) nos parece más recomendable, desde el punto de vista del agrado de uso, el más potente. En tráfico urbano tiene una respuesta más intensa al acelerador cuando se circula muy despacio con el motor muy bajo de revoluciones, lo que facilita doblar una esquina en segunda o tercera marcha. En la versión de 90 CV, reemplazada en otoño de 2011 por una de 116 CV, hay que utilizar marchas más cortas para hacer esas maniobras con agilidad. Tiene claramente menos fuerza.
En carretera, cuando hay que aprovechar toda la potencia, por ejemplo para realizar un adelantamiento, la ventaja para el más potente también es evidente.
Un posible inconveniente del Venga con los motores Diesel es que su funcionamiento es muy ruidoso a baja velocidad. El de 90 CV es especialmente ruidoso en las arrancadas, hasta 2000 rpm. Cuando ya se circula con lanzamiento, el ruido del motor es menos acusado porque se mezcla con el que produce la carrocería en contacto con el aire. El motor de la misma potencia del Toyota Urban Cruiser tiene un funcionamiento más suave y silencioso.
El de 90 CV lo hemos probado con más detenimiento. No destaca por las prestaciones que da (tabla comparativa), pero resulta suficiente para circular con agilidad por ciudad, autopistas y carreteras de doble sentido, al menos sin mucha carga.
El consumo es siempre bajo. En nuestro recorrido por autovía, a 120 km/h de media, gastó 6,1 l/100 km. Hay que tener en cuenta que esta versión del Venga tiene un cambio de seis marchas, con una sexta de casi 50 km/h, mucho para un coche de esta potencia, y que obligaba a reducir a quinta en casi todos los puertos del recorrido para que la velocidad no cayese por debajo de 110 km/h. Queda claro que la sexta marcha es de desahogo porque en quinta el coche llega a su velocidad máxima al régimen de potencia máxima del motor (ficha técnica del KIA Venga 1.4 CRDi 90 CV).
En ciudad el consumo no es mucho mayor. He hecho dos recorridos, uno con tráfico fluido en el que el consumo fue 6,5 l/100 km; y otro, con frecuentes detenciones, en el que llegó a gastar 7,8 l/100 km. Dadas las condiciones de circulación, ambas cifras se pueden considerar buenas.
Esta versión, como el resto con motor Diesel, tiene un sistema de arranque y parada automático del motor durante las detenciones («ISG»), además de otras medidas para contener el consumo que KIA denomina «EcoDynamics» (más información). Su funcionamiento es bueno porque arranca el motor rápidamente y con suavidad. A la hora de pararlo no espera a que el coche esté totalmente detenido, sino que lo hace un poco antes. Cuando el motor se detiene, la dirección conserva la asistencia.
El cambio de marchas tiene un accionamiento rápido y se maneja con suavidad, excepto cuando se trata de engranar primera o marcha atrás, ya que, generalmente, ofrece resistencia y parece que la palanca se queda enganchada.
Hay un sistema de ayuda al arranque en pendiente. Mantiene el coche frenado unos instantes, dando tiempo al conductor a que desembrague y embrague sin que el coche caiga hacia atrás. Su funcionamiento no siempre es el adecuado: en ocasiones no se libera el freno en el momento adecuado y por ello la marcha se inicia con un tirón o el motor casi se cala.
Otro dispositivo que no está correctamente afinado —al menos en la unidad que hemos probado— es el programador de velocidad. Si pulsamos en el botón para recuperar la velocidad programada, cuando la alcanza deja de acelerar de forma brusca, dando un pequeño tirón.
Tampoco nos convence del todo el indicador de marcha recomendada porque no tiene en cuenta lo que sucede en ese momento. Por ejemplo, si estamos acelerando intensamente en cuarta para adelantar otro vehículo, indica que engranemos 5ª o 6ª. En otros coches, este dispositivo interpreta que si el conductor está acelerando a fondo no es necesario darle una recomendación para gastar menos combustible.