El KIA Sportage es un todo terreno con carrocería de cinco puertas que mide de 4,35 m de longitud. Está disponible con tres motores diferentes —dos de gasolina (141 ó 175 CV) y uno Diesel (140 CV)— y dos sistemas de tracción (delantera o total conectable automáticamente).
Lo mejor de él es la buena relación entre producto y precio que ofrece en términos generales. Lo peor es que sólo puede tener control de estabilidad la versión gasolina de 175 CV. Desde mayo de 2007, hay tres niveles de equipamiento: «Concept», «Active» y «Emotion» (que sustituyen a los anteriores «LX» y «EX») . Desde el primero, KIA incluye de serie los airbags delanteros frontales, el aire acondicionado, los elevalunas eléctricos, el cierre centralizado, la luna practicable o las barras en el techo.
El Sportage puede resultar muy satisfactorio para quien no busque un todo terreno con materiales refinados o con elementos de equipamiento novedosos. Tampoco es una referencia por su respuesta en carretera o fuera de ella pero —a excepción de la falta de control de estabilidad en algunas versiones— no tiene grandes inconvenientes en ningún aspecto.
El Sportage 2.0 DOHC 4x2 Concept (con motor gasolina de 141 CV y tracción a las ruedas delanteras) cuesta 17.818 €.
La versión turbodiésel de 140 CV que hemos probado está disponible con los dos sistemas de tracción desde 21.998 €. La diferencia de precio entre la versión con tracción delantera y la de tracción total es 3.200 €, porque el de tracción total tiene un equipamiento más abundante («Active»): control de tracción, climatizador, ordenador, faros antiniebla y conexión automática de luces.
El más potente, Sportage 2.7 V6 4x4 Emotion, cuesta 26.718 € (tabla con todas las versiones del Sportage)
El Diesel es un cuatro cilindros de 140 CV. Destaca porque vibra poco, su ruido está bien aislado y tiene un funcionamiento suave. Comparándolo con otros turbodiésel de similar cilindrada y potencia, el del KIA funciona mejor a bajas revoluciones que en altas.
La estabilidad por carretera es normal; se desenvuelve mejor por carreteras con curvas de radio amplio que en las que hay que hacer cambios de apoyo muy rápidos. En las lentas, no nos ha acabado de gustar ni la dirección (es poco directa y hay que hacer demasiada fuerza en las curvas muy lentas si se circula deprisa) ni el tacto de los frenos. La suspensión tiene una buena capacidad de absorción y es firme pero no seca: está en un término medio entre las más blandas (Land Rover Freelander 2 o Jeep Compass) y las más duras (Suzuki Grand Vitara).
En campo, el Sportage es suficiente para circular por caminos o zonas poco agrestes. Su sistema de tracción total tiene ciertas carencias cuando el terreno se complica; además, no tiene reductora.
El habitáculo es amplio dadas las dimensiones de la carrocería, sobre todo en las plazas traseras donde hay espacio suficiente para las piernas y altura libre hasta el techo para no rozar la cabeza (hasta pasajeros de 1,95 m de alto). Los asientos delanteros no se pueden retrasar mucho; las rodillas quedan cerca del salpicadero si el conductor es alto.
Se puede acceder al maletero bien abriendo el portón o bien sólo la luna. Tiene 332 l de capacidad, sin contar el doble fondo; éste tiene un receptáculo de plástico para organizar los objetos que se guarden ahí. Hay detalles que hacen de él un coche práctico en el día a día, como los diversos ganchos escamoteables que hay repartidos en el habitáculo: uno en el salpicadero, para colgar un bolso, o cuatro en el maletero, donde se pueden dejar colgadas las bolsas de la compra.
Por dimensiones exteriores, es similar al Hyundai Tucson (modelo con el que comparte muchos elementos) o al Toyota RAV4. Por lo que cuesta, es una alternativa al Hyundai Tucson, al Jeep Compass o al SsangYong Action (que es más largo). Un Toyota RAV4 D-4D 136 CV Luna es más costoso, pero tiene control de estabilidad (tabla comparativa de precios).