Por carretera, la sensación también es la de un coche antiguo. La falta de precisión en las curvas de la suspensión y la dirección, sobre asfalto de buen piso, me recordó a los Seat 127 que conduje hace 20 años. La suspensión no sólo es blanda, sino que todo el conjunto resulta impreciso. Un colega, al que le comenté que me recordaba al 127 me dijo: «eso mismo he dicho yo mientras lo conducía». No es un problema de falta de estabilidad. El Seat 127 tenía buena estabilidad y el KIA Rio también la tiene. Lo que le falta es el tacto de los coches modernos, mucho más precisos en la trayectoria.
Me gustó cómo iban los frenos y el manejo del cambio. Forcé los frenos por las curvas de las costas de Garraf en Barcelona. Me gustó el tacto de los frenos y la resistencia del pedal. Los KIA Rio llevan frenos de disco ventilado en las ruedas delanteras y tambores en las posteriores.
El motor 1.5 de 97 CV no va mal (habría que saber el consumo y medir las prestaciones para poder afinar un poco más en la apreciación), no es excesivamente ruidoso y mueve el coche con agilidad. El 1.3 de 81 CV resulta justo para mover el coche fuera de zonas urbanas. El desarrollo del cambio de marchas en este motor (idéntico desarrollo al del 1,5) resulta demasiado largo para las posibilidades de la mecánica menos potente.