La primera impresión al subirse (o mejor dicho, bajarse) al habitáculo del XK es la de que uno está en un coche refinado, con materiales y ajustes acordes con el dinero que se ha desembolsado por él.
La piel recubre el salpicadero, toda la consola, los paneles de las puertas, los asientos, el volante y el pomo del cambio. Donde no hay piel, hay madera, moqueta o plástico. El ajuste entre piezas es bueno aunque si uno busca con un poco detenimiento hay detalles que deberían cuidarse más, como el marco de plástico cromado que rodea la palanca del cambio (al menos el de nuestra unidad se movía con la mano) o el ajuste del pulsador para abrir la guantera.
El puesto de conducción resulta "confortablemente deportivo". Es decir, el asiento va bajo, no tanto como en un Porsche 911 ni un BMW M6, y aunque las piernas van estiradas el conductor no queda muy tendido. Como coche de uso diario me parece acertado en este aspecto.
Los asientos tienen regulaciones eléctricas (con tres memorias) mediante unos pulsadores que hay en la puerta, una solución mucho más cómoda que escondidos en el lateral del asiento. Los ajustes son los habituales (desplazamiento longitudinal y altura del asiento, inclinación del respaldo y apoyo lumbar); yo he echado en falta uno para aumentar la superficie de la banqueta. Están calefactados pero no ventilados. Sin ser un experto, la piel me ha parecido de muy buena calidad: suave al tacto y con muy buen transpiración (la espalda no sudaba tras pasar varias horas conduciendo).
A veces, no muchas, uno encuentra detalles que muestran la atención que se ha prestado en el diseño y la funcionalidad de algún elemento del coche. En el caso del XK, si por ejemplo desplazamos el asiento hacia atrás y el respaldo toca contra el asiento trasero, para permitir que el asiento siga retrasándose, el respaldo se mueve hacia delante. En otros coches, el respaldo hace tope y el mecanismo sigue empujando el asiento con el riesgo de sobrecalentar los motores eléctricos.
El volante tiene un diámetro y grosor acertados. Se puede regular en altura y profundidad. Tras y solidarias con él, están las levas del cambio de marchas.
En general, todos los mandos están bien colocados. Desde la pantalla táctil se maneja el navegador, el teléfono (tiene conexión Bluetooth; con los dos teléfonos que he probado ha tardado más tiempo del normal para reconocerlos), el ordenador, diversas funciones del equipo de sonido y del climatizador, y se pueden configurar algunos elementos del vehículo. El «software» es algo lento y, en ocasiones, tarda demasiado en pasar de un menú a otro.
Jaguar ha colocado en la consola, simétricamente al pulsador de arranque, un botón para activar el limitador de velocidad. Parece una solución de última hora ya que los mandos del programador de velocidad están en el volante.
Las dos plazas traseras son simbólicas. Sólo validas para sillas infantiles (hay anclajes Isofix en esas plazas), para niños o adultos de (muy) poca estatura y cierta capacidad de sufrimiento durante un trayecto corto: el espacio para las piernas es casi inexistente, los respaldos están verticales y la caída del techo no deja lugar para que la cabeza siga encima de los hombros.
El maletero es pequeño en relación a las dimensiones del coche y razonadamente amplio para lo que se puede esperar en un cupé de este tipo. Se accede a él a través de un portón de grandes dimensiones lo que facilita mucho cargar o descargarlo.