Cuando condujimos el F-PACE modelo año 2016 nos encontramos con un coche de planteamiento más bien dinámico, con reacciones ágiles y precisas y con un confort que, si bien no era malo, parecía claro que no formaba parte de los aspectos más buscados a la hora de desarrollar y poner a punto el chasis. Era un SUV de orientación más bien deportiva, en resumidas cuentas.
Ya sea por la diferencia en los neumáticos (de 22 pulgadas en el modelo de 2016 y de 20 en el de 2021), por la puesta a punto de la versión concreta (3.0 Diesel de 300 CV en el modelo 2016 y 2.0 PHEV en el de 2021) o por algún otro factor que desconocemos, lo cierto es que, dinámicamente, el modelo 2021 poco se parece al anterior. No es un coche torpe, ni mucho menos, pero los aspectos en los que verdaderamente brilla son, con mucha diferencia, el confort de marcha y la calidad de rodadura.
Nada más echar a rodar, el bienestar de los pasajeros se lleva todo el protagonismo. La suspensión —tiene un ajuste blando— y los elementos elásticos que la unen con la carrocería consiguen filtrar de manera excepcional las imperfecciones y las vibraciones que se producen al circular y hacen del F-PACE un coche muy refinado. Tanto es así, que durante los primeros kilómetros recorridos pensaba que el coche lleva una suspensión neumática, dada la majestuosidad con la que superaba los baches, especialmente aquellos que mueven las ruedas de manera amplia pero lenta (pasos de peatones sobreelevados, por ejemplo). Nada que ver; un vistazo a los bajos del coche me confirmó que la unidad probada llevaba una suspensión con muelles helicoidales y amortiguadores controlados electrónicamente.
Parece claro, por tanto, que se trata de un coche ideal para cubrir grandes distancias sin que el conductor y los pasajeros acumulen mucho cansancio. Y no es solo por el trabajo de la suspensión, sino también por el aislamiento acústico (tan solo unos pequeños silbidos aerodinámicos a partir de unos 120 km/h perturban ligeramente el ambiente relajado que normalmente se vive a bordo; nada preocupante) y por la facilidad con la que el coche gana velocidad en cualquier circunstancia (al menos en la versión probada, la híbrida enchufable de 404 caballos).
En nuestras habituales maniobras de esquiva y eslalon los resultados también han sido buenos desde el punto de vista de la seguridad (vídeo en nuestro canal de YouTube). A pesar de la mencionada suavidad en el ajuste de la suspensión, el balanceo de la carrocería en estos ejercicios no fue demasiado grande y las reacciones fueron previsibles en todo momento. En la maniobra de esquiva se percibe con claridad que no se trata de un coche especialmente ágil, con cambios de apoyo más bien lentos y con una tendencia acusada a subvirar. No obstante, al volante es fácil tener la situación bajo control sin necesidad de hacer maniobras de más sobre el volante.
2.0 PHEV (297 kW) 404 CV con batería de 17,1 kWh (descatalogado desde diciembre de 2022)
El sistema de impulsión híbrido enchufable de 404 caballos es una de las novedades con respecto a la gama anterior y, en base al rendimiento que hemos observado, se trata de una de las versiones más recomendables.
Para que el coche circule únicamente con el motor eléctrico hay que seleccionar de manera manual el modo de conducción EV desde un botón dispuesto a tal fin entre los asientos delanteros (imagen). De lo contrario, el coche siempre arranca en modo híbrido (Hybrid, según la terminología de Jaguar). En el Audi Q5 TFSIe y en los Mercedes-Benz GLC 300 e y GLC 300 de, el funcionamiento es justamente el contrario: arranca en modo eléctrico y si el conductor lo desea, puede pasar a modo híbrido manualmente.
Con el modo Hybrid seleccionado, la gestión electrónica del F-PACE es la que se encarga de hacer funcionar uno o los dos motores en función de la demanda de potencia, de la velocidad de avance o de la capaciad de la batería. Con el modo EV seleccionado, el motor eléctrico es el único encargado de mover el coche y resulta suficiente para circular por el entorno urbano a un ritmo tranquilo; fuera de él se queda corto de potencia a poco que las condiciones sean medianamente exigentes (según mediciones propias necesita 11 segundos para acelerar entre 40 y 80 km/h y 26,5 s para pasar de 80 a 120 km/h, que unos son datos pobres).
Con los dos motores funcionando la situación es muy distinta. Los 404 caballos que desarrollan en conjunto dan una aceleración muy buena en términos absolutos, pero además lo hacen con una suavidad y contundencia dignas de elogio. Este F-PACE 2.0 PHEV «corre mucho», pero que además corre «muy bien», sin apenas retardo tras pisar el acelerador y con el que es muy sencillo ganar velocidad, incluso cuando el coche circula ya a una velocidad muy alta.
Según los datos que hemos medido (tabla comparativa en la segunda parte de esta página), con los dos motores en funcionamiento puede acelerar de 80 a 120 km/h en 3,5 segundos. A efectos prácticos supone tener potencia de sobra en casi cualquier situación: los adelantamientos son un visto y no visto y el empuje es intenso aún cuando el coche va muy cargado. El único modelo de características similares del que tenemos mediciones propias es el Audi Q5 55 TFSIe de 367 CV, que fue un pelín más rápido en la misma medición —3,4 s— a pesar de tener un sistema híbrido enchufable de menor potencia. Otros SUV híbridos enchufables de tamaño similar pero menor potencia son el Mercedes-Benz GLC 300 de Coupé de 306 CV y el Lexus NX 450+ de 309 CV, ambos más lentos en la mencionada aceleración de 80 a 120 km/h (4,1 y 4,2 s, respectivamente).
El consumo de combustible, como es lógico, depende del nivel de carga de la batería y del lugar por donde se hagan los desplazamientos habituales. El nivel más bajo se da en ciudad y alrededores, donde puede llegar incluso a ser nulo si la batería tiene carga; en el polo opuesto está la autopista o carreteras de montaña, donde suele ser de entre 10 y 12 l/100 km si la batería está agotada. La autonomía homologada en modo eléctrico es de 53 kilómetros, una distancia que es posible recorrer en condiciones de circulación reales si se dan las circunstancias adecuadas. Sobre estos asuntos hablamos en profundidad en el apartado de consumo y recarga.
Como es habitual en vehículos de este tipo (híbridos enchufables), hay una función específica (Save) que permite mantener la carga de la batería a un nivel determinado (hasta el máximo de la misma, si el conductor lo desea) para utilizarla posteriormente. Cumple su misión bien y puede resultar útil en algunas situaciones, pero además también permite cargar la batería en marcha, eso sí, a un ritmo muy bajo y con un impacto muy negativo sobre el consumo de combustible.
Con este F-PACE, no hemos obtenido unas distancias de frenado buenas, a pesar de que los neumáticos son de un modelo (Pirelli PZero) con el que solemos conseguir buenos resultados: 14,3 metros de 60 a 0 km/h y 56,1 metros de 120 km/h hasta detener el coche.