Honda CR-Z (2010) | Impresiones del interior
Habitabilidad y maletero
A los mandos del Honda CR-Z se va muy cerca del suelo y lleva las piernas muy estiradas. Las plazas delanteras son amplias especialmente en sentido longitudinal (porque los asientos tienen mucho recorrido a lo largo) y en anchura a la altura de los hombros. La peor cota es la de altura libre al techo, aunque sólo las personas más altas pueden notar que la cabeza les queda muy cerca del techo.
Los asientos sujetan bien lateralmente aunque estén tapizados en cuero. A mí me ha parecido que tienen poco apoyo lumbar (y no se puede regular) y por esa razón la postura se puede volver algo incómoda después de varias horas seguidas conduciendo.
Lo peor del puesto de conducción del CR-Z es que la visibilidad es muy mala hacia detrás. El portón trasero es peculiar: tiene dos porciones de cristal, una prácticamente perpendicular con respecto al suelo y la otra muy tendida. Ambas están separadas por un montante bastante grueso que queda justo en el campo de visión del conductor. La visibilidad en tres cuartos traseros es peor aún; prácticamente no se ve nada cuando se sale de una maniobra de aparcamiento en batería.
Las plazas traseras son inservibles para llevar pasajeros; no es que no proporcionen un mínimo de confort, sino que físicamente no hay sitio para que alguien se acomode. Son prácticamente las más pequeñas que por el momento hemos medido en km77.com. En algunos mercados, Honda vende el CR-Z con únicamente dos plazas.
El maletero es muy pequeño, tiene 225 l con las cuatro plazas en posición de servicio (hasta la cortinilla que lo cubre) y llega hasta 401 l si se abaten las plazas traseras. Es la única manera de llevar objetos de gran volumen como una sillita de ruedas infantil (imagen), aunque no parece muy seguro llevar objetos de esta manera porque no hay fijaciones para llevar una red que separe a los ocupantes de las plazas delanteras de la carga. El proceso para abatir las plazas traseras es muy cómodo y cuando se hace queda una superficie de carga completamente enrasada con la del maletero. En el caso de las versiones GT y GT Plus, el volumen del maletero es de 215 l, 389 l con los respaldos de los asientos traseros abatidos. La razón es que tiene un subwoofer y un amplificador que restan espacio.
Debajo del fondo del maletero está el kit de reparación de pinchazos (imagen), que es como vienen los CR-Z en España. Hay sitio para guardar una rueda de repuesto de emergencia (esa configuración es posible en algunos mercados porque aparece contemplada en el manual de usuario. Lo que no sé es si cabe una del mismo tamaño que las otras cuatro). Debajo de la estructura donde va alojado el kit de reparación de pinchazos está la batería que alimenta al motor eléctrico (imagen).
Un detalle que he echado en falta en el CR-Z es que las puertas no se bloquean automáticamente al comenzar la marcha. Tampoco tiene luces de lectura; el plafón que tiene en el techo no dirige la luz hacia un punto y por ello puede molestar si el pasajero consulta un mapa mientras se conduce de noche.
El interior del Honda CR-Z es de una calidad corriente. Las piezas están bien rematadas aunque hay algunas de aspecto barato, duras al tacto (aunque no podemos decir nada sobre cómo aguantarán el paso del tiempo). Los cupés de su tamaño, y de mayor precio, como un Audi TT, un Volkswagen Scirocco, o un Mercedes-Benz CLC tienen unos materiales de recubrimiento apreciablemente más ricos.
Instrumentación
Honda ha distribuido los mandos de una forma peculiar. En su mayor parte van colocados alrededor del volante, muy cerca del alcance del conductor (imagen). Basta con alejar un poco la mano del volante para manejar el sistema de ventilación, para regular los espejos retrovisores exteriores o para elegir cualquiera de los tres modos de conducción posibles (deportivo, normal o económico). Imagen de este conjunto de mandos.
Los únicos mandos que quedan alejados son los del sistema de sonido o el navegador (si está instalado), tanto, que para alcanzarlos puede ser necesario despegar la espalda del respaldo.
La instrumentación es parecida a la de otros coches híbridos y aporta información valiosa, entre otras cosas de la carga de la batería y de si está siendo recargada o si está proporcionando asistencia al motor eléctrico. También hay un gráfico que muestra al conductor si su conducción es eficiente en términos de ahorro de combustible (por ejemplo, enseña que es mejor dejar que el coche pierda velocidad poco a poco que utilizar los frenos).
Lo que le falta a la instrumentación del CR-Z es un termómetro del líquido refrigerante del motor, algo que empieza a ser muy habitual.