El interior del Fiat Múltipla es lo que menos ha cambiado del coche. Lo que más destaca es la gran sensación de espacio que proporciona, a causa de unos montantes y cristales laterales, de gran tamaño, prácticamente verticales.
En el centro del salpicadero se siguen agrupando en un espacio reducido la instrumentación, la palanca de cambios, la radio o el navegador, los controles del aire acondicionado y sus aireadores centrales, un posavasos, un cenicero y una pieza donde insertar monedas o tarjetas.
El resto de la parte superior del salpicadero queda completamente libre para disponer varios huecos donde depositar objetos, y el airbag del acompañante. Por debajo no existe lo que habitualmente se conoce como consola central. Queda el espacio reservado para las piernas del pasajero central de las plazas delanteras.
El puesto de conducción se aproxima más al de una furgoneta que al de un turismo, con el asiento en una posición bastante elevada y los pedales en un plano bastante por debajo de la banqueta.
La instrumentación tiene velocímetro, cuentavueltas e indicador de nivel de gasolina de analógicos de aguja, y termómetro gráfico de cristal líquido. El cuentavueltas es el mismo para toda la gama, con fondo de escala en 7.000 rpm y sin zona roja también para el Diesel.
Toda la parte superior del salpicadero, incluida las tapas de la guantera y del airbag, está recubierta de tejido, que se emplea también en buena parte del interior de las puertas. El resto de las piezas están hechas de plásticos duros y en ocasiones no muy bien rematados. No hay rebabas o filos cortantes a la vista, pero las uniones no son uniformes y pueden encontrarse holguras más amplias de lo que es habitual.
Sus seis asientos son independientes y tienen el mismo tamaño. Carecen prácticamente de resaltes en los laterales del respaldo y la banqueta, por lo que proporcionan una sujeción lateral reducida. No es un coche pensado para trazar curvas a elevada velocidad, pero no es necesario llegar a ese extremo para agradecer un asiento que recoja bien el cuerpo.
Al ser los montantes casi verticales, la parte inferior del pilar entre el parabrisas y la puerta del conductor invade en mayor medida que en otros vehículos su campo de visión en giros hacia la izquierda, perjudicando la visibilidad. El reducido cristal situado junto al retrovisor no mitiga esta carencia. Los retrovisores tienen doble superficie, como se suele encontrar en muchas furgonetas, con una segunda superficie, más cóncava, que permite controlar la parte inferior del vehículo en maniobras a muy baja velocidad.
La gran altura de las ventanillas impide que puedan ocultarse completamente al bajarlas, algo que se echa en falta en acciones como recoger el ticket de un aparcamiento o un peaje.