El DS 3 tiene un interior parecido al del Citroën C3, con una presentación más cuidada pero con materiales y ajustes similares. El salpicadero está decorado con plástico en acabado brillante —en el caso de la unidad que probé era de color negro—. Tiene el inconveniente de que se quedan marcadas las huellas de los dedos con facilidad.
DS ofrece múltiples opciones de personalización que dan al habitáculo del DS 3 un aspecto elegante y lujoso. Esta oferta le sitúa en competencia con pocos modelos. Uno de ellos puede ser el Mini Cooper S, algo más de 3000 euros más costoso comparado con el DS 3 Cabrio THP 165 S&S Sport, con techo de lona retráctil —ficha comparativa— . Un Abarth 595 Turismo 1.4 16v T-JET 160 CV es casi 20 cm más corto y su planteamiento es más deportivo.
Los asientos de esta versión dan más sujeción que los que hay en los niveles de equipamiento Design, Desire y Style (en este último se pueden instalar como opción). Ofrecen muy buena sujeción lumbar en las curvas, sin resultar incómodos en uso cotidiano. Se asemejan a un asiento de tipo baquet salvo porque en la zona de los hombros la sujeción no es tan firme, aunque tampoco se echa en falta.
La visibilidad frontal es buena, sin ángulos muertos ni siquiera en el marco del parabrisas. Los espejos retrovisores son grandes y abarcan un gran campo de visión hacia atrás, algo por otra parte necesario porque la visibilidad posterior no es buena, sobre todo si plegamos la capota de lona hasta su posición más retrasada —momento en el que la luneta posterior queda escondida—. El color negro de la decoración interior da sensación de oscuridad, que contrasta con la luminosidad que se genera cuando se descapota el DS 3.
La capota es uno de los elementos cuya resolución no me ha parecido satisfactoria, aunque se puede plegar en marcha hasta 120 km/h, un detalle muy práctico. El día de la prueba hacía viento. En estas circunstancias, circulando con la capota cerrada la insonorización no es buena, sobre todo cuando se superan los 100 km/h. El ruido que genera el viento es similar al que escuchamos cuando una ventanilla está mal cerrada.
Con la capota plegada se puede circular por autovía a alta velocidad sin que se generen turbulencias incómodas que molesten a los ocupantes —el techo tiene un pequeño derivabrisas que se despliega automáticamente al descapotar el coche—. El ruido es proporcionalmente menos molesto de lo que lo es con el techo cerrado. Además se puede circular con lluvia moderada por encima de 40 km/h sin que el agua llegue al interior. El ruido del motor sí está bien filtrado, y en el caso de la versión THP 165, el sonido que se escucha es agradable.
El puesto de conducción tiene ciertas lagunas en ergonomía, al menos para un conductor como yo, de 1,72 m de altura. Ajustando primero la distancia a los pedales y después el respaldo y el volante, la posición del reposapiés del conductor queda retrasada respecto al pedalier por la cercanía del paso de rueda. Esto obliga a flexionar mucho la rodilla si queremos descansar la pierna izquierda. Además los pedales tienen un acabado deportivo poco práctico porque resbalan si se emplea calzado con suela lisa.
Entre los dos asientos delanteros hay un apoyabrazos abatible que por su posición resulta muy útil, aunque estrecho por el pequeño hueco existente entre las plazas delanteras. El acceso a las plazas traseras es cómodo para ser un coche de tres puertas, principalmente porque el mando de apertura de los asientos es grande y sencillo de utilizar. Los asientos vuelven a su posición cuando se vuelven a colocar.
El espacio en las plazas posteriores es justo para las piernas pero, sobre todo, en altura, donde ppersonas por encima de 1,80 m dan con la cabeza en el techo. Aún no hemos podido medirlo pero este coche es idéntico al Citroën DS 3, del que sí disponemos de datos en esta tabla comparativa.
La sensación de mayor amplitud se tiene desde el asiento del acompañante porque el salpicadero y la guantera tienen una posición más adelantada que deja mucho espacio para las piernas. Pese a ello la guantera es de un tamaño aprovechable. Bajo la visera del marcador hay un ambientador camuflado, coqueto pero de aspecto endeble.
El maletero es pequeño y de acceso muy limitado en la versión Cabrio. Al abrir la tapa del maletero, ésta queda suspendida por encima de la boca de carga, dejando un hueco muy estrecho por el que solo caben bultos de tamaño mediano y las maletas deben ser acomodadas horizontalmente. En comparación con el DS 3 de techo rígido, el maletero tiene 40 litros menos de capacidad, pero la apertura del portón es mucho más cómoda que en el Cabrio —ficha comparativa—.
La calidad de los materiales interiores es de apariencia buena en las zonas más visibles, con predominancia de plásticos duros de ajuste sólido. El plástico acolchado que recubre el salpicadero y las puertas en la parte superior se deteriora fácilmente con el roce. Un detalle de acabado poco cuidado es el pliegue del vinilo que decora el marco de la puerta por la parte trasera, de tacto rugoso y aspecto poco cuidado —imagen—.
La lona de la capota tiene aspecto resistente. El volante tapizado en cuero tiene un aro de diseño complejo, con la parte superior de piel lisa y sección redonda y la parte inferior de sección poligonal y un aplique metálico que no facilita las maniobras que requieren más de media vuelta de volante. En este detalle la forma sustituye a la función. Los mandos situados tras el volante para el manejo del ordenador de viaje, el equipo de música y el control de velocidad son farragosos y sus grafías no se leen con facilidad, por lo que requieren de un período de adaptación a su manejo.
El marcador tiene un diseño que no facilita la lectura de datos, con los números del velocímetro situados radialmente. Tiene indicador de temperatura de motor y el cuenta revoluciones es analógico. El funcionamiento del GPS es satisfactorio, con manejo mediante botones y un interfaz intuitivo. La pantalla tiene un acabado mate que no genera reflejos.