En términos de diseño, el interior del Bigster es muy parecido al del Duster. Todo está a mano, hay una combinación entre botones físicos y pantallas muy equilibrada (no hay ni muchos ni pocos) y, en general, es de esos coches a los que cuesta poco tiempo adaptarse. También se parece mucho en cuanto a materiales utilizados para el recubrimiento del salpicadero, las puertas y la consola, que son sencillos (todos duros) y bien ajustados entre sí. No da la sensación de ser un coche «barato», pero tampoco lujoso.
Lo que cambia es el equipamiento que puede tener, que es mucho más abundante (aunque nada novedoso entre sus alternativas). Techo panorámico de cristal (120 cm de largo y con 35 cm de hueco de apertura; imagen), portón del maletero con apertura y cierre automatizados (imagen), una consola central delantera con un espacio refrigerado (imagen) o unos asientos delanteros con ajustes eléctricos (imagen) son algunos ejemplos de elementos que nunca han estado disponibles en ningún modelo de Dacia y que sí están presentes en el Bigster.
El sistema multimedia de todos los Bigster incluye una pantalla de 10 pulgadas y compatibilidad con Android Auto y CarPlay, pero solo en los niveles de equipamiento Extreme y Journey (los más costosos) tiene navegación y conexión a internet (de esta manera, los cálculos de ruta se hacen en tiempo real en función del estado del tráfico). Tiene un funcionamiento correcto, tanto por rapidez de procesamiento —normal— como por claridad de los menús o resolución —en la media—. Como en otros aspectos del vehículo, es un sistema sencillo que no tiene funcionalidades especiales o novedosas, pero cumple bien con su cometido.
La instrumentación también es mediante una pantalla, que es de siete o diez pulgadas en función del nivel de equipamiento seleccionado. En el caso de la de mayor tamaño es posible personalizar ligeramente la información en base a cuatro «temas» predefinidos, pero está lejos de las mejores del segmento (las del Grupo Volkswagen o Kia/Hyundai permiten más cambios).
Los mandos del sistema de climatización son botones físicos (imagen), los mismos que el Grupo Renault emplea en varios de sus modelos. Una solución muy acertada desde nuestro punto de vista porque evita las distracciones que se suelen dar en aquellos vehículos en los que todo se maneja desde una pantalla. Justo por debajo de dicho módulo hay un hueco portaobjetos (en las versiones más caras también un cargador inalámbrico; imagen) y entre los dos asientos, una consola donde se halla el selector del cambio (imagen) y de la que hay tres versiones: baja, intermedia y alta (en esta última hay un espacio refrigerado).
Como en el Duster y en el Spring, el Bigster tiene una serie de accesorios llamados YouClip. Son posavasos, linternas o soportes para el teléfono móvil que van anclados en diversos lugares del habitáculo (salpicadero, maletero o consola central, por ejemplo). De serie lleva cinco, pero se pueden añadir otros dos acudiendo al listado de opciones.
Espacio para los pasajeros y maletero
Según nuestras mediciones, las plazas delanteras del Bigster son prácticamente idénticas a las del Duster. En ellas caben sin problemas personas de estatura superior a la media, incluso en aquellas versiones que tienen el techo panorámico de cristal (este elemento suele restar algunos centímetros de altura libre). No es especialmente ancho entre puertas, pero eso no impide que las dos personas que viajen ahí estén razonablemente separadas entre sí.
Donde sí hay cambios es en las plazas posteriores, algo lógico teniendo en cuenta que la batalla es más amplia y que la carrocería también es un poco más alta. Hemos medido 72 cm de espacio para las piernas, cinco más que en el Duster y un dato intermedio frente a sus rivales. Modelos como el Hyundai Tucson o el KGM Torres son mejores en este sentido, mientras que otros como los Toyota Corolla Cross o Lexus UX son claramente peores.
La cota en la que más sobresale el Bigster es la altura libre al techo, que con 97 centímetros disponibles se encuentra entre los mejores del segmento (listado de mediciones). Y la peor es la anchura entre puertas, que es de solo 134 centímetros y, por tanto, insuficiente para que viajen bien tres personas (es un espacio parecido al de un CUPRA Formentor y queda lejos de los 143 cm del Subaru Forester).
Los ocupantes de estas plazas tienen a su disposición un par de salidas de aire entre los dos asientos delanteros (imagen), un par de tomas USB de tipo C y un reposabrazos con dos huecos para depositar botellas o latas de bebida (imagen). Lo que no tiene es una banqueta con ajuste longitudinal o unos respaldos con ajuste en inclinación.
El maletero del Bigster tiene 667 litros de capacidad, dato en el que está incluido el hueco que hay bajo el piso (éste se puede colocar a dos alturas; imagen). Es un valor sobresaliente que supera al de todas sus alternativas, incluidas las que, hasta ahora, eran las mejores del segmento en este sentido: Volkswagen Tiguan (652 l), Hyundai Tucson (620 l) y Kia Sportage (591 l). No obstante, este dato es el más favorable de toda la gama, el de las versiones de gasolina y tracción delantera. Las híbridas y las de tracción total tienen menos capacidad, pero al menos por el momento, desconocemos sus datos exactos.
En el maletero hay una toma de luz, una de 12 V, tres perchas para colgar bolsas u otros objetos y un par de tiradores para abatir los respaldos de los asientos posteriores (imagen). La cortinilla es de tipo carrete enrollable y su movimiento es manual. El portón puede tener apertura y cierre automatizados en algunas versiones, pero no incluye la función de manos libres (un puntapié bajo el paragolpes para activar el mecanismo).