El Citroën Picasso necesitaba un motor Diesel más potente. Hasta ahora, los Picasso con motor Diesel suponían alrededor de un 80% del total de ventas del Picasso y las previsiones de los responsables de Citroën indican que el nuevo motor de 109 CV supondrá alrededor del 85% del total de ventas de motor Diesel del Picasso. No esperan vender muchos más Picasso gracias al nuevo motor, pero sí que la gente que se decide por un Picasso opte mayoritariamente por el de más caballos.
Tiene sentido que sea así. Resulta un motor muy agradable de conducir en cuanto ha alcanzado la temperatura normal de funcionamiento. En frío suena considerablemente sin forzarlo y sorprende porque tan pronto alcanza su temperatura normal de funcionamiento disminuye notablemente el sonido del motor, que no transmite vibraciones a la carrocería en ninguna circunstancia.
En caliente el tacto y la respuesta son muy satisfactorios. Responde bien desde pocas revoluciones y a partir de 1.400 rpm empuja con fuerza razonable incluso en una quinta que resulta ligeramente larga, si bien es la marcha con la que se consigue la velocidad máxima, a un régimen muy cercano al de potencia máxima. La unidad que he conducido sólo tenía 1.900 km y no era capaz de alcanzar la velocidad máxima en una larga recta, según el velocímetro. Supongo que con el coche más rodado la respuesta será mejor en todo el régimen de utilización del motor.
El cálculo del régimen a partir del cual "el motor empuja con fuerza" hay que obtenerlo observando el velocímetro y el desarrollo del cambio, porque las modificaciones no afectan a la instrumentación y por tanto carece de cuentarrevoluciones. Nada cambia en el interior del Picasso, por lo que sigue vigente todo lo que comentamos en la prueba del Picasso 2.0 HDi
El conductor no nota el denominado «overboost». Sólo aprecia una buena respuesta del motor tanto en baja como en alta. Los recorridos de la palanca de cambios son largos, pero las marchas entran con rapidez y precisión, por lo que resulta un buen cambio.
También es agradable la estabilidad. No es un coche con una respuesta tan deportiva como un Ford Focus C-Max y los apoyos no resultan tan nítidos. Se trata de un familiar, con suspensiones en las que prima la comodidad, pero ello no impide un paso por curva a elevada velocidad con total seguridad y sin movimientos parásitos de la carrocería. El Picasso, con este motor, se conduce con mucha facilidad. El ESP, de serie, actúa sin molestar y pasa desapercibido para el conductor. Yo he notado que actuaba, en una curva con el asfalto mojado, porque he visto la luz en el salpicadero, pero apenas he notado su influencia. Como en la mayoría de los casos, el control del subviraje con el ESP no resulta efectivo.