Citroën C4 Picasso (2007) | Impresiones del interior
En las plazas traseras del C4 Picasso, tres ocupantes viajarán un poco mejor que en un Opel Zafira, un Volkswagen Touran y, sobre todo, que en un SEAT Altea XL, porque la anchura es algo mayor. Aunque pueden viajar tres adultos en esas plazas con más comodidad que en otros monovolúmenes de su tamaño, las puertas quedan muy cerca del cuerpo de los ocupantes de las plazas laterales.
Los tres asientos traseros, de las mismas dimensiones, tienen 12 cm de desplazamiento longitudinal y se pueden mover por separado. En la posición más retrasada, hay espacio para que viaje una persona de gran estatura, aunque el asiento que lleve delante esté muy retrasado.
El espacio disponible atrás, junto con la forma del suelo —no hay túnel de transmisión—, permite que un adulto se mueva con facilidad para acomodar a niños pequeños en sus sillas.
Si se abaten estas tres plazas —no se pueden sacar del vehículo, como en un Renault Scénic—, queda una superficie de carga plana y enrasada con el plano del maletero (imagen).
Las puertas traseras del C4 Picasso y el Grand C4 Picasso son distintas. Una diferencia curiosa es que, en el de cinco plazas, las cortinas que cubren las ventanillas traseras salen del montante central y se despliegan tirando de ellas hacia atrás (imagen). En el Grand C4 Picasso están en la parte inferior de la puerta y se colocan tirando hacia arriba, que es lo más frecuente.
La versión «Exclusive» tiene de serie muelles traseros neumáticos (imagen). Esta suspensión tiene varias ventajas: permite bajar la parte trasera de la carrocería —la altura del borde del maletero al suelo puede variar entre 52 y 64 cm— para favorecer la carga de objetos pesados, mantiene la altura constante al suelo independientemente de la carga, y da más confort a los ocupantes, sobre todo a los de la tercera fila del Grand C4 Picasso.
Opcionalmente, el equipamiento puede ser muy rico: las ventanillas delanteras pueden ser laminadas, la ventilación de dos tipos —con la posibilidad de regular independientemente la temperatura en las plazas traseras—, el techo puede estar acristalado, una red que separa verticalmente el maletero del espacio destinado a los ocupantes y también puede tener bandejas con iluminación detrás de los respaldos de las plazas traseras (imagen).
También hay una lámpara portátil en el maletero, colocada en un lugar diferente que en el Grand C4 Picasso (imagen), y un sistema de entretenimiento con un reproductor de DVD y pantallas detrás de los asientos delanteros.
Además, la luna trasera se puede abrir independientemente del portón y puede llevar un carrito plegable («Modubox»), sujeto con unas correas en el lado derecho del maletero (imagen).
Algunas versiones pueden tener un sistema de ayuda al aparcamiento en línea (imagen) y alerta por cambio involuntario de carril (imagen).
El parabrisas del C4 Picasso llega longitudinalmente hasta la cabeza de los ocupantes delanteros. Esta luna delantera da mayor luminosidad al interior y permite ver con más facilidad los semáforos en conducción urbana. Las viseras del parabrisas van montadas sobre unos carriles que permiten tapar parte de la luna delantera, por si la radiación solar es excesiva, hasta conseguir el efecto de una luna convencional.
La agrupación de los diversos mandos me parece satisfactoria, aunque hay que acostumbrarse a manejarlos. Por una parte, el volante es como el de un C4 (modelo 2008): tiene el centro fijo con muchos mandos desde los que se pueden controlar gran parte de las funciones del coche. En el C4 Picasso, este volante tiene un mando nuevo que activa el medidor lateral de espacio de aparcamiento, si está montada esa opción.
Otra peculiaridad es que los mandos de la climatización están colocados a ambos lados del salpicadero y pegados a las puertas delanteras.
Hay salidas de ventilación para las plazas traseras, que están situadas en los pilares de las puertas. El sistema de ventilación que tienen las versiones más caras tiene la posibilidad de regular la temperatura independientemente para los pasajeros de las plazas traseras.
Las versiones con cambio automático tienen la palanca de selección de marchas colocada en la columna de la dirección (imagen) y, además, hay unos mandos detrás del volante para seleccionarlas manualmente.
El freno de estacionamiento es de tipo eléctrico en todo caso. Se puede configurar para que se active cuando se apaga el motor y que se desconecte automáticamente al comenzar la marcha. También se puede configurar para que haya que manejarlo manualmente.
A diferencia del C4, el C4 Picasso tiene la mayor parte de la información situada en el centro del salpicadero, en tres pantallas de cristal líquido. En la versión más económica, la instrumentación tiene una iluminación amarilla. En las versiones más costosas el fondo de la instrumentación de las dos pantallas laterales se puede cambiar en una gama de cinco tonalidades, entre el blanco y azul oscuro. A mí la tonalidad de fondo blanco me ha parecido la menos llamativa y, por lo tanto, la mejor para conducir.
La pantalla central, que controla el navegador y el sistema de sonido, entre otros elementos, se puede apagar completamente desde un botón en la consola para que no moleste por la noche; las laterales no —lo que se puede hacer es ocultar parcialmente la información que muestran y regular su intensidad—.
Sobre el salpicadero hay dos grandes guanteras. Las versiones que tienen cambio automático también tienen un compartimento refrigerado en la parte más baja de la consola (imagen). Este compartimento puede ir refrigerado independientemente de la temperatura que se seleccione para el habitáculo —incluso cuando sale aire caliente de las salidas de ventilación del habitáculo, siempre que esté conectado el aire acondicionado—.