Chevrolet Camaro (2012) | Impresiones del interior
El diseño del habitáculo es idéntico en ambas versiones de carrocería con la excepción, lógica, del techo. Hemos podido conducir la versión descapotable, que tiene unas plazas delanteras espaciosas y unas traseras en las que sólo irán cómodos unos niños, principalmente porque hay poco espacio para las piernas.
Los asientos delanteros son cómodos, proporcionan una sujeción lateral normal, están tapizados con piel y tienen los ajustes eléctricos usuales (no se puede aumentar el tamaño de la banqueta ni modificar el apoyo lateral). Manualmente se puede variar la inclinación y profundidad a la que se encuentra el volante.
El conductor recibe abundante información del estado del motor mediante una pantalla y ocho indicadores de aguja. Cuatro de ellos están muy mal situados (en la parte inferior de la consola, por delante de la palanca de cambios) porque obligan a buscarlos con la vista y desatender la carretera; dan información de la temperatura y presión del aceite del motor, temperatura del aceite de la caja de cambios y el voltaje del alternador (imagen).
También hay un sistema que proyecta algunas informaciones sobre el parabrisas. Hay varias configuraciones posibles; yo seleccionaba la que muestra la velocidad y el cuentarevoluciones. Pues resulta que tras hacerlo, a los pocos segundos el cuentarevoluciones era sustituido por la información RDS del equipo de sonido. Y eso sucedió siempre que lo probé hasta que apague la radio. No sé si habrá otra forma de que muestre lo que se ha seleccionado.
El interior presenta buena apariencia pero los materiales no son lujosos ni tienen un tacto que haya que destacar por refinado. Los mandos se manejan con suavidad y son fáciles de alcanzar. Algo que me ha parecido extraño es que haya tres conjuntos de botones para el cierre centralizado: en la puerta del conductor, en la del pasajero y en la consola. No tiene climatizador sino un sistema de calefacción y aire acondicionado en el que no es posible seleccionar la temperatura deseada para el habitáculo.
Con el techo puesto sería un coche silencioso si no fuese por la cantidad de ruido que se filtraba por la parte posterior de la capota. Daba la sensación de que la ventanilla trasera no ajustaba bien y dejaba pasar el aire. No pude conducir otra unidad para comprobar si era un problema concreto de la que yo probé o sucedía en todos.
Con el techo quitado yo he viajado a gusto a velocidades de hasta unos 130 km/h. El aire no producia grandes turbulencias en las plazas delanteras y no pasaba frío (la temperatura exterior era 16 ºC) con la calefacción ajustada a unos niveles de temperatura y caudal moderados. Los asientos tienen calefacción con dos intensidades seleccionables. No tiene ningún sistema específico de un descapotable para hacer más confortable los desplazamientos sin el techo, como los que expulsan aire caliente en la nuca o los deflectores del parabrisas y traseros que hay en otros modelos.
Para quitar el techo hay que manipular una palanca que hay en el parabrisas (no requiere mucho esfuerzo ni resulta complicado) y después pulsar el botón que hay en el marco del parabrisas, junto al plafón de luces. Hay que mantenerlo pulsado los veninte segundos que dura la maniobra. Una vez que el techo queda oculto es posible colocar una pieza de piel en forma de «U» que oculta los mecanismos que quedan a la vista. En el maletero hay una pieza de tela extraible que es necesario colocar en una posición concreta para poder accionar el techo; esta pieza divide el espacio destinado al equipaje del que se utiliza para albergar la capota. Para colocar el techo de nuevo en su sitio hay que hacer las maniobras a la inversa.
Desde el mando a distancia es posible arrancar el motor y pararlo (puede servir para tener el habitáculo a la temperatura deseada o una menos extrema). Por lo que he probado sólo puede accionarse una vez tras haber cerrado el coche. Si transcurren diez minutos y el coche no inicia el movimiento, el motor se para.