La marca Bugatti es una de las más conocidas y prestigiosas en el mundo del automóvil. Desde su nacimiento hasta nuestros días esta marca ha pasado por diversos avatares: desde épocas de esplendor hasta su desaparición.
El fundador, Ettore Arco Isidoro Bugatti, nació en Milán, en 1881, en una familia de artistas. Aunque estudió Bellas Artes, pronto se interesó por la mecánica. A los 17 años entra a trabajar en un taller de bicicletas, pero pronto lo abandona y diseña su primer automóvil, en 1901. Entre 1901 y 1904, y asociado al Barón Dietrich, construye los modelos Tipo 2, 3 y 4, con la marca Dietrich-Bugatti. En 1904 crea una sociedad para construir los automóviles Hermes, y ya en 1906 se instala por su cuenta. Pronto construye su primer auténtico Bugatti: el tipo 13, un deportivo de 1.327 cm³, con doble árbol de levas. A partir de ahí, y a base de ganar carreras con sus vehículos, comenzó a forjarse un nombre en las competiciones de coches.
Pero es en los años 20 cuando Bugatti comienza a realizar las creaciones que tanto asombraron y aún hoy se recuerdan. Bugatti no se contentaba sólo con sus modelos de circuito y buscó fabricar modelos de gran lujo y prestigio, que fueran los preferidos de los reyes. Así nació la saga Royale, modelos cuyo objetivo era superar en lujo y opulencia a los Rolls Royce e Hispano Suiza, que hasta entonces eran las marcas con más prestigio. La coincidencia con el «crack» de la bolsa en 1929 hizo que Bugatti solo pudiera fabricar 6 de sus modelos Royale, cada uno con una carrocería distinta fabricada por un artesano distinto. Hoy en día se conservan los seis, y su cotización es muy alta, en caso de que alguno de sus propietarios quisiera venderlos, por supuesto.
Simultáneamente, siguió fabricando modelos orientados a la competición, como el Bugatti 32 «Tank de Tours» o el 35 que, gracias a su ligereza y sus soluciones técnicas, ganaron numerosas carreras en los años 20 y 30. El Bugatti 35 se construyó desde 1924 a 1931 y fue el coche que más carreras ganó en esos años. Otra serie que adquirió gran fama fue el Bugatti 57, con numerosas versiones, desde cupés hasta descapotables, y que también fueron carrozados por diversos especialistas, como Gangloff, Saoutchick o Lagonda.
Una vez pasada la Segunda Guerra Mundial, la marca entró en decadencia. La producción se había interrumpido en 1939 por el conflicto, y se intentó reactivar en 1947. Pero ese año muere Ettore Bugatti, y todo se queda en una intentona frustrada. En 1956 hay otro intento de fabricar coches, con el modelo 251, pero fue un fracaso. El grupo de armamento Hispano-Suiza-Mercier compra la fábrica, y cesa la actividad de fabricación de coches definitivamente. Se habían construido cerca de 8.000 Bugatti desde el modelo 13 al 101.
En 1991 un empresario, Romano Artioli, compró la marca y construyó una nueva fábrica en Modena. En ella se fabricó en una corta serie el coche más rápido del momento, el Bugatti EB-110, que alcanzaba, en teoría, 352 km/h. También fue presentado el prototipo de una berlina, el EB 112, que no llegó a fabricarse. En 1995 la compañía vuelve a quebrar, después de fabricar 139 vehículos.
En 1998, Volkswagen compra la marca y comienza su etapa actual, en la que, de momento, sólo se han presentado prototipos: el EB 118, el EB 218 el EB 18·3 Chiron, el EB 18·4 Veyron y ahora el EB 16.4 Veyron, todos ellos con motores de tipo W.
Además de la voz «buga» para referirse coloquialmente a un coche, para la historia han quedado sus modelos, aportaciones técnicas y algunas de las frases más célebres de Ettore Bugatti:
«Yo construyo coches para que corran, no para que se paren».
«Nada es demasiado bello, nada es demasiado caro».
«¿Cómo podría cuidar hasta el último detalle de un coche juntando pedazos y no modelando de principio a fin como una obra artística por sí misma?»
En esta pagina dedicada a Bugatti puedes ver otros modelos de la marca.