BMW Z8 (2000) | Los frenos son potentes pero no aguantan bien el trato duro
El Z8 tiene un pedal de freno con buen tacto, lo que hace fácil dosificar la frenada. En nuestras mediciones sólo ha necesitado 54 metros para detenerse desde 120 km/h gracias a sus cuatro discos ventilados, con 334 mm de diámetro delante y 328 mm detrás, y a un eficaz ABS Bosch. El equipo de frenos lo remata un control de frenada en curvas, denominado CBC.
Sin embargo, los 1.660 kg de peso y su capacidad para superar los 200 km/h en pocos segundos ponen en evidencia la resistencia de los frenos si rodamos rápido y frenamos fuerte varias veces seguidas. La temperatura generada es tan elevada, que sus enormes discos ventilados no son capaces de refrigerarse lo suficiente como para evitar la pérdida de eficacia y la aparición de fading.
Otros aspectos, como la dirección o el manejo del cambio, están al mejor nivel. Con 2,8 vueltas de volante, la dirección asistida es rápida y tiene un tacto agradable. La maniobrabilidad es mejorable, aunque tampoco es demasiado torpe al moverse por espacios pequeños. Por otro lado, el cambio de seis marchas destaca por su rapidez y precisión. Los desarrollos de la transmisión están bien adaptados y permiten aprovechar muy bien las posibilidades del motor.