La versión con motor Diesel de 150 CV es la única que hemos probado hasta el momento y, a pesar de ser la de acceso a la gama, resulta del todo recomendable desde casi cualquier punto de vista. Cierto es que no hace del X2 un coche especialmente rápido (tampoco lento), pero gasta poco, funciona con mucha suavidad y el ruido que emite apenas llega al habitáculo (eso sí, éste no es especialmente bonito). La única «pega» que se le puede achacar es que no dispone de ningún tipo de hibridación y por tanto, solo le permite obtener el distintivo medioambiental C de la DGT (el verde).
Si este último aspecto no supone un problema, bien sea porque no necesitemos acceder a zonas con restricciones de tráfico habitualmente o bien por cualquier otro motivo, se trata de una versión que, a buen seguro, cubrirá perfectamente las necesidades de la gran mayoría. Si por el contrario necesitamos un vehículo con, al menos, el distintivo ECO, es posible elegir el mismo motor pero asociado a un sistema de hibridación ligera que, además, permite aumentar ligeramente la potencia máxima (163 CV, 13 más; ficha comparativa). Su precio es 1500 € superior.
Su funcionamiento en el X2 es el mismo que en otros modelos de la marca (este motor se utiliza ampliamente y desde hace tiempo), con una entrega de potencia lineal, sin altibajos, y con un empuje homogéneo. Es un motor que se siente lleno desde bajas vueltas y que permite moverse entre el tráfico con cierta agilidad. Según nuestras mediciones son necesarios 3,8 segundos para acelerar entre 40 y 80 km/h y 6,3 s para hacerlo entre 80 y 120 CV, unos datos muy parecidos a los obtenidos con el Mercedes-Benz GLA 200 d, también con 150 CV, o de otros modelos de características similares como el CUPRA Formentor 1.5 TSI 150 CV o el Škoda Karoq TSI 150 CV (estos dos con motor de gasolina). El Ford Kuga con motor Diesel de 150 CV, ya descatalogado, fue claramente más lento en estas mediciones (4,1 y 7,1 s, respectivamente) y el BMW X1 equivalente (el mismo motor Diesel de 150 CV), también, aunque por un margen menor: 3,9 y 6,6 s.
Otro aspecto positivo de este motor es el consumo de carburante, que es bajo en casi cualquier situación. Resulta muy sencillo moverse en el entorno de los 5,0 - 5,5 l/100 km en un uso mixto y es difícil ver cifras superiores a los 7,5 l/100 km en el ordenador de viaje, incluso cuando las condiciones son más severas (mucha ciudad, atascos o situaciones similares). En nuestro recorrido de consumo comparativo por autopista (aquí están descritas sus características), el X2 sDrive 18d necesitó 5,6 l/100 km, un dato bajo que solo se ve mejorado por los 5,4 l/100 km que conseguimos con el Mercedes-Benz GLA 200 d (listado comparativo de mediciones propias). Con estos datos y a pesar de que el depósito de combustible no es especialmente grande (45 litros), resulta factible recorrer más de 800 kilómetros antes de parar a repostar.
Dinámicamente, el X2 también es un coche agradable, tanto con la suspensión de serie como con la adaptativa opcional (forma parte de un paquete de equipamiento llamado M Sport). No obstante, puede que no sea del agrado de todo el mundo porque tanto una como otra tiene un punto de firmeza que probablemente no case con los gustos de aquellos que busquen un coche, ante todo, confortable. No es incómodo, ni mucho menos, pero es evidente que las imperfecciones de la carretera y algunos baches (por ejemplo bandas reductoras de velocidad o cambios de asfalto mal enrasados) se sienten con más claridad que en un Mercedes-Benz GLA o incluso un CUPRA Formentor. La suspensión opcional, no obstante, es mejor en este sentido porque permite escoger entre dos niveles de dureza (aunque la diferencia entre ambos no es especialmente grande).
La parte positiva de esa relativa firmeza es que le aporta al coche cierto «tacto deportivo» y, al volante, se siente más bien ágil. Quizá no tanto como un CUPRA Formentor, que a este respecto es una referencia, pero definitivamente más que un Audi Q3 Sportback, un Mercedes-Benz GLA o un Volvo XC40 (todos ellos más cómodos). También la dirección es agradable (es posible elegir dos niveles de asistencia), aunque el grosor del volante que viene con el paquete M Sport —es exageradísimo— puede no ser del agrado de todo el mundo y hace «perder tacto» en algunas situaciones en las que se agradecería tener más (por ejemplo, al practicar una conducción ágil).
En nuestras maniobras de esquiva y eslalon los resultados solo fueron correctos, sin más. Ni en un ejercicio ni en otro la velocidad fue especialmente alta porque el subviraje aparecía antes de lo deseado y el control de estabilidad actuaba de manera evidente, restando agilidad a la conducción en estas circunstancias. Con todo, desde el punto de vista de la seguridad no hay pegas porque, al volante, se sintió un coche fácil de llevar, sin movimientos erráticos de la suspensión y la carrocería y con deslizamientos suaves y progresivos. En este vídeo de nuestro canal de YouTube damos más detalles sobre estos ejercicios.
El sistema de frenos de esta versión del X2 no tiene ninguna característica especial reseñable. Su tacto es correcto (como no hay ningún sistema de hibridación, no hay inconsistencias en el recorrido), su resistencia al uso intenso también y es capaz de detener el coche en distancias bastante buenas (13,1 metros desde 60 km/h y 51,9 m desde 120 km/h).