BMW presenta en el Salón de Detroit de 2001 un prototipo a medio camino entre un cupé deportivo y un todo terreno. Su nombre es X Coupé y parte del BMW X5 de serie, modelo del que ha tomado el chasis y el sistema de tracción permanente a las cuatro ruedas. Según la primera información que ha dado BMW, el motor es el seis cilindros 2,9 litros, con 184 CV de potencia máxima y 450 Nm de par máximo. Es decir, menos potencia de la que da actualmente este motor en coches como el 530d, pero con más par.
El X Coupé tiene el cambio automático Steptronic con mando secuencial de cinco marchas y todos los sistemas electrónicos de ayuda a la conducción utilizados en los BMW X5: control de estabilidad (DSC), control de descenso de pendientes (HDC) y el freno automático de los diferenciales (ADB-X).
La carrocería es de aluminio y sus medidas exteriores son 4,58 m de largo, 1,87 m de ancho y 1,48 m de alto cuando el coche no está cargado, mantiene la misma distancia entre ejes que el X5 (2,82 m). Las suspensiones están adaptadas para realizar un uso mixto por campo y carretera y la altura libre al suelo es más propia de un todo terreno que de un cupé convencional.
En cambio, sus llantas de aleación de 20 pulgadas de diámetro y neumáticos en medida 255/50 delante y 285/45 detrás no son muy de todo terreno. BMW anuncia una velocidad máxima de 200 km/h.
La tapa del maletero se abre hacia atrás y desvela que la parte posterior no es simétrica. Esta solución pretende facilitar la carga y descarga desde el lateral derecho ya que sus diseñadores sostienen que así resulta más sencillo.
El puesto de conducción parece amplio como en un todo terreno y envolvente como en un cupé. El diseño de la consola central envuelve al conductor para situar todos los elementos a su alcance, mientras que algunos indicadores de la instrumentación se han dispuesto sobre la puerta izquierda para facilitar su visión. El conductor puede regular la distancia de los pedales y dispone de un asiento de corte deportivo, mientras que los elementos interiores están revestidos con piel y con neopreno de color gris plateado.
Los faros delanteros giran automáticamente siguiendo la línea marcada por la dirección, proyectando así el haz de luz de la forma más conveniente. Las luces de freno traseras varían su intensidad en función de la fuerza de frenado, es decir, se iluminan más cuanto más fuerte es la frenada.