Hay cuatro suspensiones posibles para el BMW Serie 2 Coupé: la de serie, la adaptativa M (que lleva amortiguadores de dureza variable), la suspensión deportiva M y la que tiene el chasis BMW M Performance, con muelles (de color rojo) que rebajan la altura de la carrocería 20 mm; las otras dos suspensiones opcionales bajan la altura 10 mm.
He conducido dos unidades del Serie 2 Coupé: un 220i con cambio manual y otro con cambio automático, ambos con la suspensión deportiva M. El primero tenía neumáticos 225/45 R17 delante y 245/35 R17 detrás, y el segundo, unos 225/40 R18 delante y 245/35 R18 detrás. Estos juegos de ruedas son opcionales y de tipo Run Flat, es decir, son neumáticos previstos para rodar sin presión durante unos cuantos kilómetros y a velocidad reducida. Los neumáticos de serie son de la misma medida en las cuatro ruedas (205/50 R17) y son los únicos disponibles para el Serie 2 Coupé que no están preparados para rodar sin presión.
No he notado diferencias de reacciones o comodidad entre los dos BMW Serie 2 Coupé descritos anteriormente, si bien no puedo afirmarlo rotundamente puesto que no los he probado por las mismas carreteras. En ambos casos, me ha parecido que el reglaje de la suspensión deportiva M no es excesivamente duro. De hecho, absorbe las irregularidades aceptablemente bien y no traslada a los ocupantes movimientos muy bruscos o secos (al menos a los de las plazas delanteras). Obviamente, creo que antes de elegir esta suspensión es necesario probar la de serie (más blanda), pues puede ser adecuada para la mayor parte de las necesidades. La deportiva me parece adecuada para quien busque sentir el tacto de una suspensión firme, pero que no esté dispuesto a renunciar a un razonable confort de marcha.
El BMW Serie 2 Coupé reacciona con precisión a las órdenes del volante, transmite una elevada sensación de control y resulta agradable tanto en vías de pocas curvas como en las que son más retorcidas. Un Subaru BRZ no alcanza ese equilibrio porque tiene reacciones más bruscas cuando se circula a ritmo elevado, es más difícil de conducir y es claramente menos cómodo en casi cualquier situación (hace más ruido y su suspensión es menos cómoda). Por el buen compromiso en diferentes tipos de uso, el BMW Serie 2 Coupé se parece mucho más, por ejemplo, al Volkswagen Scirocco o al Peugeot RCZ.
Los BMW Serie 2 Coupé que hemos probado tenían la dirección de serie, cuyo tacto es normal. Al principio me pareció que los primeros grados de giro ofrecían un tacto algo artificial, pero con el paso de los kilómetros me ha gustado más. Esta dirección se puede reemplazar por una de desmultiplicación variable. Este sistema no es el que lleva por ejemplo, el Serie 5, sino que se trata de un sistema mecánico; consiste en que la cremallera de la dirección tiene paso variable (sus dientes están a diferente distancia entre sí), lo que permite que las ruedas giren menos al principio del giro del volante que cuando ya se ha girado mucho.
El sistema de frenos de serie es satisfactorio. Las distancias de detención que hemos obtenido desde 120 km/h han sido normales y creo que la resistencia al calentamiento es más que de sobra para un uso normal o ágil. Las pinzas de freno delanteras flotantes se pueden reemplazar por unas (de color azul; imagen) de cuatro pistones fijos y discos de mayor tamaño si se adquiere el sistema de frenos deportivos M. Como accesorio de concesionario, también se pueden montar los frenos BMW M Performance, que tiene discos más grandes, con ranuras y perforaciones y con pinzas de color rojo, naranja o amarillo. No hemos probado ninguno de estos dos equipos de frenos opcionales.
El motor de gasolina de 2,0 litros de cilindrada y 184 caballos de potencia es de cuatro cilindros. Por lo poco que vibra y por su suavidad entregando la fuerza, me ha recordado a los motores de seis cilindros de potencia semejante que BMW usaba hace años. Dentro de esa gran suavidad de funcionamiento, sorprende que la palanca de cambios vibre un poco al ralentí, sobre todo, cuando el motor se pone en funcionamiento o se detiene.
Al principio, puede parecer que el motor del BMW 220i no es muy potente porque la entrega de fuerza es progresiva, llega poco a poco y sin tirones. Pero esta sensación es irreal porque casi siempre que se pisa el acelerador hay buena aceleración (incluso en marchas largas) y es muy fácil rodar a un ritmo muy elevado sin ser consciente de ello. Nuestras prestaciones (tabla comparativa) confirman que el BMW 220i tiene una capacidad de aceleración buena.
El consumo de carburante del 220i no es muy bajo, pero sí moderado. Durante los aproximadamente 1000 kilómetros que he recorrido, el consumo entre repostajes ha estado entre 7,1 y 10,5 l/100 km. El primer dato lo he obtenido circulando con suavidad y a velocidad legal por autovía y carreteras secundarias, siempre con poco tráfico. En nuestro habitual recorrido de consumo, que es de 143,3 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes y buscando una media 120 km/h, el consumo ha sido 7,3 l/100 km. El mayor gasto que he medido entre repostajes (10,5 litros de media) ha sido circulando por todo tipo de vías, haciendo aproximadamente la mitad de los kilómetros a un ritmo tranquilo y la otra mitad acelerando en ocasiones con intensidad. La conclusión es que el consumo entra dentro de lo normal; incluso se puede calificar de bueno para la potencia y aceleración disponible. Sin embargo, el modelo Diesel seguirá siendo, sin duda, la mejor opción para quien busque un consumo reducido.
Mi compañero Fernando Ríos condujo un BMW 220d (Diesel de 184 caballos) durante la presentación de este modelo a la prensa. Sus impresiones confirman que el empuje que proporciona es importante, el consumo de carburante bajo, pero no tiene ni de lejos la suavidad de funcionamiento del 220i. Estas son sus palabras: «he probado la la versión 220d de 184 CV de potencia asociada al cambio automático Steptronic de ocho velocidades. El motor, de 2 litros de cilindrada y sobrealimentado mediante un turbocompresor, responde con mucha celeridad a los movimientos del acelerador, da unas prestaciones muy buenas y su consumo es muy bajo en prácticamente cualquier situación. Desde unas 1500 rpm y hasta pasadas las 4200 rpm responde con mucha contundencia y permite mantener velocidades elevadas sin aparente esfuerzo. Por contra, el aspecto más negativo de este motor es la falta de suavidad al ralentí o cuando gira a muy bajas vueltas. Las vibraciones que produce son perceptibles tanto en el volante como en los pedales y son especialmente notables cuando el sistema de encendido y apagado automático del motor (Start&Stop) entra en funcionamiento. También es ruidoso —sobre todo desde el exterior del coche— cuando el motor está frío o cuando se acelera con fuerza en marchas cortas. Una vez que el coche gana velocidad, mejora mucho en estos aspectos y la suavidad y silencio son la tónica general, gracias a un buen aislamiento acústico».
Hemos probado el Serie 2 Coupé con los dos tipos cambio de marchas disponibles: manual de seis relaciones y automático de ocho. El manual funciona correctamente, pero tiene el típico tacto BMW, es decir, hay que vencer una resistencia apreciable para engranar cada marcha (especialmente la marcha atrás) y el embrague tiene un accionamiento algo duro. El cambio automático es de ocho marchas, por seis del manual; esas dos velocidades adicionales permiten que el desarrollo en octava sea más largo que la sexta del manual, lo que hace que el motor funcione a un régimen más bajo y se reduzca ligeramente el consumo. Su funcionamiento es muy suave, rápido y casi siempre engrana la marcha adecuada en cada momento. Nos ha gustado mucho.
En las versiones con cambio automático, con el modo de conducción «ECO PRO» y circulando sin carga de acelerador, el cambio selecciona de manera automática el punto muerto y el coche avanza por inercia para tratar de reducir el consumo de carburante (funciona entre 50 y 160 km/h). Si, además, está instalado el navegador «Professional», un pequeño pictograma que representa un pie sobre un pedal nos indica el momento óptimo para reducir la presión que aplicamos con el pie sobre el acelerador antes de trazar una curva, al acercarse a una intersección y al aproximarse a una rotonda o una zona con límite de velocidad.
Sea con el cambio de marchas que sea, es posible elegir entre tres programas de conducción a través de un botón (imagen) que BMW denomina «Driving Experiencie Control»: «COMFORT», «SPORT» y «ECO PRO». Modifican la respuesta del acelerador, de la dirección, de la suspensión (si está instalada la de dureza variable) y del cambio automático (si lo tiene). Existe un cuarto programa —«SPORT+»— sólo disponible si el Serie 2 Coupé tiene el cambio automático deportivo, el equipamiento Sport Line, el paquete deportivo M, la suspensión adaptativa M o la dirección deportiva de desmultiplicación variable.
El sistema de encendido y apagado automáticos del motor en detenciones (Start&Stop) es de serie en toda la gama y tiene un funcionamiento un tanto brusco, sobre todo en el rearranque y en las versiones Diesel. Por rapidez, sigue siendo lento en comparación con los mejores sistemas —por ejemplo los de Peugeot o Mazda— pero me ha parecido que hay una mejoría notable frente a otros modelos recientes de BMW, como el Serie 1.