Hemos conducido las versiones Diesel del A5 Coupé de 190, 218 y 286 CV. El de potencia intermedia durante una semana; los otros dos, únicamente durante la presentación a la prensa en Portugal.
Enrique Calle, que fue quien acudió a esta presentación, dice que la mayor diferencia entre ambas versiones (190 y 286 CV) se debe al cambio de marchas. El A5 Coupé Diesel de 286 caballos tiene uno automático clásico (Tiptronic, de convertidor de par y engranajes epicicloidales) que hace que la aceleración sea particularmente suave, especialmente desde parado. Esta progresividad lleva la calidad de marcha a un nivel superior. El A5 Coupé Diesel de 190 caballos tiene un cambio de doble embrague. Es más rápido cuando se solicita mucha aceleración de forma inmediata, pero no se dosifica tan bien su potencia.
Otras diferencias entre las dos versiones están en el sonido y vibraciones que llegan al interior, pero Enrique dice no hay un ganador claro. El motor V6 tiene un sonido más grave, quizá más agradable, pero cree que también transmite más vibraciones al volante cuando funciona al ralentí o a baja velocidad. El de 190 CV no da la impresión de que acelere con mucha intensidad cuando se pisa a fondo el acelerador, aunque sí es más que suficiente para circular con fluidez.
Yo, que he probado el de 218 CV, creo que este motor de seis cilindros tiene un funcionamiento exquisito: es suave, su sonido —cuando se oye— es agradable, incluso a ralentí, y sube de vueltas hasta las 5000 rpm con rapidez y decisión. La opinión de Enrique me deja con la duda de si esto puede compensar los 3600 € de diferencia que hay con el de cuatro cilindros en su versión de cambio automático y tracción total, que es como Audi comercializa el de 218 CV.
El consumo que hemos obtenido en nuestro recorrido comparativo ha sido 6,0 l/100 km. Es una cifra baja (la misma que logramos con un turismo Diesel de 110 CV, el Hyundai i30) pero no tan buena como la obtenida con el Clase C 250 d Coupé (204 CV, también con cambio automático), que gastó únicamente 5,3 l/100 km en el mismo trayecto. A pesar de ello, yo pagaría la diferencia a cambio del mayor refinamiento del motor de seis cilindros del Audi.
Entre el A5 3.0 TDI y el C 250 d Coupé hay 14 CV de diferencia (a favor del Audi) y 35 kg (a favor del Mercedes-Benz); ficha técnica comparativa. El Audi ha sido siete décimas más rápido acelerando de 80 a 120 km/h (4,5 s frente a 5,2 s). La capacidad de recuperación no es fácilmente comparable porque el Audi tiene un cambio de siete marchas y el Mercedes-Benz de 9; las relaciones más semejantes son la quinta de cada uno (38,1 y 40,2 km/h cada 1000 rpm) y el resultado ha sido 6,6 y 6,9 s respectivamente.
En el vídeo que acompaña a este texto mostramos los resultados que obtuvimos al realizar nuestras pruebas habituales en las instalaciones de Ilunion. Conseguimos completar la maniobra de cambio brusco de carril —sin tirar conos— a 82 km/h, que es una velocidad muy elevada. Tiene una capacidad muy grande para seguir las órdenes que el conductor hace sobre el volante y, además, las reacciones son de una progresividad ejemplar cuando los neumáticos llegan a su límite de adherencia. Nuestra unidad de prueba montaba unos Continental ContiSportContact 5P en medidas 255/35 R19 que sufrieron mucho desgaste y perdieron rápido la eficacia inicial, pero en cualquier caso las reacciones continuaron siendo suaves y predecibles.
Los tres A5 Coupé que hemos conducido estaban equipados con la suspensión de dureza variable, opción que cuesta 1150 €. Da un elevado confort de marcha con el punto necesario de firmeza para sentir precisión en curva. El Audi A5 Coupé no es un deportivo desarrollado para ser particularmente ágil, pero sí es posible circular a un ritmo rápido por todo tipo de vías y, sobre todo, es destacable por lo fácil que se lo pone al que conduce.
Hemos conducido el Audi y un Clase C Coupé el mismo día, en una carretera húmeda. Ninguno era claramente más rápido que el otro, pero el A5 daba más confianza, no solo por la ventaja que da la tracción total a la hora de acelerar sobre un firme con adherencia deficiente, sino principalmente por cómo apoya en curva. En nuestras pruebas en circuito, el Audi fue más efectivo y sencillo de controlar que el Mercedes-Benz (vídeo). En cambio, el Mercedes-Benz (que tenía la también opcional suspensión neumática) rodaba con mayor suavidad y absorbía mucho mejor los baches, algo destacable dado que el A5 Coupé ya es bueno en este aspecto.
El botón Audi drive select posibilita elegir entre varios modos de conducción (confort, Auto, dynamic, efficiency y, si tiene navegador, existe también el modo individual). La selección interviene sobre la respuesta del acelerador, de la caja de cambios, de la dirección, las reacciones del programador de velocidad y el funcionamiento del climatizador.
El cambio automático S tronic es de doble embrague. Cambia de una marcha a otra con mucha rapidez pero, ante una conducción deportiva, no interpreta la voluntad del conductor tan bien como lo hace el de Mercedes-Benz. En este último, es posible desentenderse de él; en el A5, hay que recurrir a las levas para seleccionar la marcha adecuada en muchas ocasiones. Fuera de esta situación, su funcionamiento no tiene tacha. Este cambio tiene la función de navegación por inercia (selecciona punto muerto en algunas ciscunstancias para que el coche avance sin la resistencia que supone la retención del motor) que se puede forzar a voluntad tirando de la leva derecha.