Los únicos A290 que he conducido hasta la fecha son los que tienen el acabado GTS. Es decir, aquellos que incluyen todo el equipamiento posible y, además, varios elementos que en mayor o menor medida tienen impacto en las cualidades dinámicas del coche: un motor más potente, neumáticos con mayor agarre y frenos con un rendimiento superior. Es también la versión más cara de la gama (casi 46 000 euros), pero probablemente también la más adecuada desde el punto de vista de las prestaciones y, sobre todo, de las sensaciones a la hora de practicar una conducción deportiva.
Porque el A290 GTS es un deportivo. Es eléctrico, sí, pero sus reacciones poco tienen que ver con las de la mayoría de modelos con un sistema propulsor de este tipo, que normalmente tienen un planteamiento muy distinto (hay contadas excepciones, pero por norma general son mucho más caras). La suspensión es, quizá, uno de los elementos que más influye a este respecto. La del A290 tiene una puesta a punto tan equilibrada que rinde perfectamente tanto en carreteras abiertas al tráfico, donde el confort de marcha es correcto, como en circuito, donde los movimientos de la carrocería están muy controlados.
No llega a ser un coche tan ágil de reacciones como los Renault Clio R.S. que el Grupo Renault tuvo a la venta durante muchos años (varias generaciones), el Ford Fiesta ST o el Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport de hace una generación (no el GTi «a secas», que era mucho más soso a este respecto), pero la facilidad con la que cambia de trayectoria es encomiable. Además, es de esos coches que permiten «jugar» con el eje posterior en las curvas más cerradas. Por ejemplo, si soltamos el pedal del acelerador de forma brusca en mitad del giro, se produce un ligero pero evidente sobreviraje que agiliza la maniobra y, en cierta medida, hace al conductor más partícipe de la conducción. Y lo mejor es que todo este proceso se produce de manera natural, sin brusquedades y con una sensación de control muy alta (el control de estabilidad, que es desconectable, actúa de una manera muy discreta).
Otro de los mejores aspectos del A290, al menos de la versión GTS, son los frenos (tienen tecnología «by wire», es decir, por cable). En el eje delantero lleva discos de 320 mm y las mismas pinzas fijas de cuatro pistones del A110, un modelo claramente más radical y menos pesado. Su rendimiento es excepcional desde todo punto de vista: la «mordida» es muy buena, su resistencia al calentamiento muy elevada y además tiene un tacto fabuloso, que en un modelo eléctrico tiene aún más valor (aquí no hay ni rastro de las habituales inconsistencias que se producen al pasar de la frenada regenerativa a la convencional por fricción).
Pero no todo son cosas positivas. Bajo mi punto de vista hay dos aspectos que empañan ligeramente la experiencia de conducción: el tacto de la dirección y la capacidad de tracción. La dirección tiene un tacto que, en la variante «tranquila» de este coche, el Renault 5, es perfectamente válida, pero que no casa en absoluto con el planteamiento del A290: está muy asistida incluso en su ajuste más alto (hay dos posibles) y apenas informa sobre el nivel de adherencia de los neumáticos, lo cual resulta frustrante a la hora de practicar una conducción ágil, no digo ya deportiva.
Y algo parecido ocurre con la capacidad de tracción. En el Renault 5 de 150 CV ya advertimos este inconveniente, y en el A290, con un motor más potente y con más par, la situación va un paso más allá. Alpine ha implementado un sistema que emula en cierta medida el efecto de un diferencial autoblocante (frena la rueda que pierde tracción), pero a efectos prácticos lo que hace es retrasar mucho el momento en el que el coche empieza a acelerar con fuerza tras salir de una curva muy cerrada. En definitiva, se echa en falta un diferencial autoblocante convencional que mejore la aceleración en estas situaciones.
Uno de los aspectos más controvertidos en modelos eléctricos de cierto planteamiento deportivo es el sonido, que obviamente tiene que ser generado de manera artificial. En el A290 corre a cargo de un sintetizador que permite elegir entre dos «melodías» con dos intensidades distintas (también se puede apagar). Son curiosas e inicialmente diría que hasta agradables (mezcla un sonido de «nave espacial» con el de un motor de combustión), aunque pasado un tiempo prudencial opté por desconectar el sistema. Al menos bajo mi punto de vista, este hecho no supone un hándicap importante de cara al disfrute del coche, pero reconozco que el sonido real de un buen motor de combustión supone un acicate desde el punto de vista del disfrute y, en este A290, no está presente.
El motor de la versión GTS tiene 218 CV y da unas prestaciones sobradas (la relación peso-potencia es buena, de 7,12 kg/CV). No es de esos motores eléctricos que dan una aceleración exuberante desde parado, sino que se produce con cierta progresividad. Ya con el coche en marcha sí que se aprecia con más claridad que la potencia es alta y que mueve el coche con mucha agilidad. Para conseguir la cifra de aceleración de 0 a 100 km/h que declara Alpine (6,4 s) hay que activar la función Launch Control, que evita en la medida de lo posible las pérdidas de motricidad a la hora de hacer esta maniobra. Para ello es necesario pisar el pedal de freno y el acelerador a la vez y, además, pulsar el botón OV (overtake) que hay en el volante; a continuación solo se ha de soltar el freno para que el coche empiece a moverse.
El consumo del A290 GTS puede ser bajo en algunas situaciones, aunque para dar cifras más concretas tendremos que conducir el coche durante más tiempo y por nuestras carreteras habituales. Con todo, los datos que obtuve fuera de circuito durante la presentación del modelo pueden servir como referencia para algunos trayectos: en unos 100 km de recorrido, principalmente por carreteras de doble sentido y atravesando puertos, el ordenador indicó un consumo de 15,6 kWh (daría para recorrer unos 300 km agotando la batería). La conducción fue normal, con momentos puntuales de aceleraciones intensas, con una temperatura exterior templada (18 grados) y con el climatizador conectado en modo automático a 21 grados (todos los A290 llevan una bomba de calor para la climatización).