El nuevo Alfa Romeo 156 con motor 2 litros de gasolina sigue siendo bueno por lo que antes era bueno: su estabilidad (algo valioso para cualquier conductor) y su tacto «deportivo» (para quien lo aprecie).
Además de que el coche tiene un agarre grande y responde muy bien si llega a perderlo, lleva de serie un control de estabilidad eficaz y que no interfiere mucho en la conducción. Sólo es peor que otras berlinas de este tipo si la carretera está muy bacheada, porque no absorbe bien esas irregularidades.
Ha mejorado en calidad de acabado, por algunos materiales de recubrimiento que tiene ahora. También ha mejorado en equipamiento, aunque no puede tener algunos elementos que sí están presentes en coches más modernos. La relación entre precio y equipamiento del 156 es buena.
Lo que más tendría que cambiar, que son las prestaciones, siguen como estaban.
Con el motor de inyección directa JTS de 166 CV nos han salido prácticamente las mismas prestaciones que medimos en su día al 2.0 TS de 155 CV.
El motor JTS tiene muy buen tacto y una respuesta rápida al acelerador, pero no hace que el 156 tenga mejores prestaciones que otros coches menos potentes y más pesados.
El consumo del 156 JTS es muy alto, en parte a causa de unos desarrollos de transmisión muy cortos. Comparativamente, cuando menos gasta es cuando se conduce rápidamente por zonas de curvas. En conducción normal por carretera, a velocidad constante, gasta más que otros coches de este tipo.
De los dos cambios posibles para este coche, manual o automático Selespeed (ambos de cinco velocidades), me parece más recomendable el segundo (que cuesta 1.200 € más).