El 156 Sportwagon no está hecho para aumentar la capacidad del maletero. Como ocurre en algunos casos, es incluso más pequeño que el de la berlina; 360 litros contra 380. Lo que ha buscado Alfa Romeo es algo tan satisfactorio estéticamente como ésta, capaz de atraer a un público que no necesariamente ha considerado comprar un familiar.
El portón del Sportwagon no deja un vano muy ancho pero sí alto, porque está articulado lejos del vértice que forman el techo y la luneta; el efecto es que, cuando se abre el portón, también lo hace parte del techo. La forma del maletero no es regular, lo cual tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja principal es que se pueden aprovechar lo recovecos para mediante redes disponer de espacios donde llevar objetos pequeños. El inconveniente es que resulta menos fácil meter objetos voluminosos que tampoco sean regulares. Otra prueba de que Alfa no ha querido hacer un coche para cargar más es que no tiene barras portaequipajes en el techo; quien las quiera las tiene como accesorio; quien no, no las recibe forzosamente.
Dinámicamente no hay grandes diferencias con la berlina. Hay dos variables que cambian, pero no mucho. Una es el peso, que aumenta unos 50 kg principalmente a causa del portón trasero. Otra es la rigidez torsional del bastidor, menor porque es más «hueco» y porque no tiene un tabique de chapa detrás de los asientos traseros, como ocurre en la berlina. La resistencia aerodinámica no es muy diferente; tiene más superficie frontal pero lo compensa con un coeficiente de penetración menor. El efecto de estas diferencias es un muy leve aumento de consumo y pérdida de aceleración; la velocidad máxima no varía. En cuanto al efecto en la estabilidad que tiene la merma de rigidez, lo contaremos después de conducir el coche.
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La suspensión es la misma, pero el Sportwagon puede llevar un sistema que mantiene constante la altura de carrocería. Lo hace mediante un sistema hidroneumático activado por el movimiento vertical de las ruedas, no por una bomba. Por esta razón, al poner peso en el maletero u ocupar las plazas traseras la carrocería baja. Sólo después de recorrer unos metros, las ruedas se mueven lo suficiente para poner la carrocería en la altura adecuada. No es una ventaja para el confort pero sí para la estabilidad, y hace innecesario el corrector de altura para los faros.
La gama de motores y transmisiones es la misma que la de la berlina: cuatro de gasolina (entre 120 y 190 CV) y dos turbodiésel JTD, de 105 o bien 136 CV. Todos ellos son tracción delantera y hay dos 2.0 de 155 CV y 2.5 V6 de 190 que pueden llevar cambio secuencial, Selespeed en el primer caso y Q-System en el segundo. Las primeras unidades de Sportwagon no llegarán hasta abril, a un precio entre un cuatro y un cinco por ciento superior a la berlina.