Glosario | Motor eléctrico
Se denomina así al motor capaz de transformar la energía eléctrica que recibe (normalmente almacenada en una serie de baterías) en energía mecánica, que en el caso de los motores eléctricos del sistema de propulsión es capaz de mover las ruedas del automóvil.
Básicamente constan de dos partes: una fija, denominada estator, y otra móvil respecto a esta última, denominada rotor. Ambas están realizadas en material ferromagnético, y disponen de una serie de ranuras en las que se alojan los hilos conductores de cobre que forman el devanado eléctrico. En todo motor eléctrico existen dos tipos de devanados: el inductor, que origina el campo magnético para inducir las tensiones correspondientes en el segundo devanado, que se denomina inducido, pues en él aparecen las corrientes eléctricas que producen el par de funcionamiento deseado. Los motores eléctricos se clasifican en dos grandes grupos, según el tipo de corriente que necesita el inducido para su funcionamiento: de corriente continua y de corriente alterna.
Motor eléctrico de corriente alterna. Funcionan con corriente alterna, y se dividen en dos grandes grupos: asíncronos y síncronos. En los motores eléctricos asíncronos el inductor es el estátor y el inducido es el rotor. Son motores de construcción simple, robustos, de bajo coste y con poco mantenimiento, al carecer de escobillas y colectores en rozamiento. En su contra de cara a la utilización en automóviles está su tamaño (que los relega casi a uso industrial) y la dificultad para su control cuando hay que trabajar con velocidades de giro variables. Por su parte, en los motores síncronos el inductor es el rotor, y el inducido el estátor. Ofrecen los mejores resultados para su utilización en el automóvil por su elevado rendimiento, ya que al encontrarse el inducido en el estator se facilita la evacuación de calor.
Motor eléctrico de corriente continua. Funcionan con corriente continua. En estos motores, el inductor es el estator y el inducido es el rotor. Fueron los primeros en utilizarse en vehículos eléctricos por sus buenas características en tracción y por la simplicidad de los sistemas de control de la electricidad desde las baterías. Presentan desventajas en cuanto al mantenimiento de algunas de sus piezas (escobillas y colectores) y a que deben ser motores grandes si se buscan potencias elevadas, pues su estructura (y en concreto el rozamiento entre piezas) condiciona el límite de velocidad de rotación máxima.