Volvo S90 (2016) | Impresiones del interior
El S90 nos ha parecido un coche acogedor. Pero hay que tener en consideración que todos los S90 en los que nos hemos subido tenían el nivel de equipamiento Inscription, que es el más lujoso en estos momentos (galería de imágenes de interior); tal vez la sensación no sea la misma en los que son Momentum.
A esta atmósfera cálida contribuye un diseño sencillo y los materiales con los que Volvo ha cubierto las distintas piezas que componen el habitáculo. El cuero del que están tapizados los asientos es suave y ligeramente esponjoso; el salpicadero también está recubierto de cuero —menos suave—, así como los apoyabrazos, el volante y otras piezas. Otros detalles que dejan muy buena impresión son las molduras de madera que decoran varias zonas del interior y las rejillas metálicas que cubren las membranas de los altavoces con el equipo Bowers&Wilkins. Volvo también usa plástico, de color negro —brillante y sucio— y de color gris —simulando que es aluminio—.
Todas las piezas parecen muy bien ajustadas aunque, en la unidad que hemos probado durante una semana, en ocasiones se oía una vibración en el panel de la puerta del conductor y el techo corredizo, cuando estaba abierto, hacía ruido al pasar por baches.
La posición al volante es la de una berlina tradicional, con los asientos a poca distancia del piso, el volante poco tendido y las piernas relativamente estiradas. Los asientos delanteros son muy cómodos. En nuestra unidad se podía ajustar la superficie de la banqueta (para dar soporte a los muslos de los conductores de estatura grande) y también la sujeción lateral. Los apoyacabezas, como es norma en Volvo, no son regulables ni en altura ni inclinación pero a todos los que nos hemos subido en él nos ha parecido que estaban bien colocados.
Habrá a quien salir del coche le pueda parecer un poco incómodo porque los asientos van bajos, la distancia hasta el exterior es grande y es difícil no rozar la pernera con la zona sucia de la carrocería.
En el salpicadero hay dos pantallas y pocos botones. Una pantalla sirve de cuadro de instrumentos (imagen) y otra, dispuesta verticalmente (imagen), para el manejo de casi todas las funciones del coche.
El funcionamiento de esta última es muy bueno a coche parado porque responde bien y rápido a la presión con los dedos. En marcha, habrá quien prefiera la precisión de manejo que dan los pulsadores físicos tradicionales. La pantalla táctil obliga a consultarla cada vez que se quiera hacer alguna acción, puesto que es muy difícil memorizar la posición de los distintos iconos. La estructura de los menús está bien pensada, lo más importante aparece en la pantalla principal y con áreas seleccionables de tamaño grande (como el navegador, el sistema de climatización o la fuente de sonido), relegando las cosas menos importantes a pantallas secundarias e iconos de menor tamaño.
Por el espacio disponible, el S90 es un buen coche para viajar detrás. Sus ocupantes disponen de más espacio para las piernas que los de un Audi A6, un BMW Serie 5 y un Mercedes-Benz Clase E. Quien dé prioridad a esta cota, encontrará preferible un Lexus GS (dos centímetros más) y un BMW Serie 5 Grand Coupé (cuatro centímetros más). Y si la imagen no es un problema, un Skoda Superb es la mejor opción, con siete centímetros más que el S90.
Las plazas traseras son cómodas, a excepción de la central. No hay atenciones especiales a los pasajeros que van sentados en esta fila más allá de mandos para la climatización en esas plazas (si tiene el climatizador opcional de cuatro zonas), las luces de lectura, un apoyabrazos en el centro o unas cortinillas (opcionales) para darles mayor privacidad. No se puede poner una mesita abatible para trabajar, reposapiés, ni una toma de corriente de 230 V (tampoco hay conexiones USB, sí una de 12 V). Los asientos tampoco pueden tener regulaciones, estar ventilados (sí calefactados) ni dar masajes. Quien busque un S90 con esas prestaciones deberá esperar a ver si Volvo comercializa en España la versión Excellence que está pensada para ser usada con chófer y disfrutada en las plazas traseras. Las plazas traseras de la vesión familiar —V90— dan mayor sensación de amplitud.
El maletero tiene 500 l de capacidad, que es algo menos que el que tienen sus principales rivales (listado comparativo de alternativas ordenadas por capacidad de maletero) pero esto no es una desventaja importante. Sí lo pueden ser sus formas irregulares: la zona más cercana a los respaldos está inclinada y el suelo está escalonado en los laterales. Sin embargo, el V90 tiene un maletero totalmente diáfano y con múltiples accesorios para transportar fácilmente distintos tipos de carga.
La buena calidad de acabado que hemos percibido en el habitáculo no se extiende al maletero del S90. El tapizado es sencillo, delgado y de tacto basto. Además, este no siempre está bien ajustado a la carrocería. La parte superior del maletero no está enmoquetada, y hay dos formas de descubrirlo: agachándose y viéndolo o metiendo una maleta que se enganche con los tornillos que sobresalen de la misma. El maletero del Volvo V90 está incomparablemente mejor rematado. En el vídeo de la prueba lo mostramos con detalle.
Los motores que accionan las ventanillas tienen tres velocidades. La más lenta se activa cuando la ventanilla está en la parte más próxima al cierre, así resulta sencillo ajustar con precisión la posición deseada. La más rápida solo se activa cuando el cristal se baja pulsando el botón hasta el modo de un toque. Con las ventillas laminadas (opcionales), el habitáculo queda mejor aislado del ruido y se evita (o se dificulta mucho) que un ladrón pueda robar algo del interior mediante la rotura de las mismas ya que se astillan pero no se hacen añicos.