Volkswagen Tiguan (2021) | Impresiones de conducción
El Tiguan responde de forma satisfactoria (tratándose de un vehículo alto y relativamente pesado) en todo tipo de carreteras. En autopista permite viajar a buen ritmo con facilidad, ya que se aparta poco de la trayectoria que se indica con el volante (algo que, por otra parte, no es un gran logro ya que también lo consiguen sus alternativas de una forma similar). En curvas su desempeño es correcto, aunque no es tan ágil como un Peugeot 5008 que tiene una dirección más rápida y unas reacciones más ágiles, casi como las de un buen turismo.
Lo peor del Volkswagen Tiguan lo hemos experimentado realizando la maniobra de esquiva en circuito. En algunos intentos se produjeron rebotes desconcertantes de la suspensión que, en ocasiones, el conductor los percibió como potencialmente peligrosos. Esos rebotes impidieron guiar el coche de forma precisa. No son unas reacciones exclusivas del Tiguan, ya que las hemos apreciado en algún otro SUV (incluido el Volkswagen Tiguan Allspace) pero, en todo caso, son poco deseables. En otros intentos a una velocidad ligeramente inferior, los rebotes han sido más reducidos.
La unidad de que pruebas que hemos probado tenía el nivel de equipamiento R Line y la suspensión de serie (hay otra con amortiguadores de dureza variable, DCC). Los neumáticos eran unos 255/45 R19 de la marca y modelo Pirelli Scorpion, que dan buena adherencia al menos en asfalto seco; no los he probado en otras condiciones. La distancia de frenado que hemos obtenido de 120 a 0 km/h ha sido correcta para un coche de este tipo: 53,2 metros.
El Tiguan 1.5 TSI tiene 150 caballos, que son suficientes para viajar con soltura en todo tipo de vías y acelerar con fuerza cuando sea necesario. Su funcionamiento es suave, bastante silencioso y responde con rapidez al acelerador. Según nuestras mediciones, la capacidad de aceleración es buena para la potencia; ha necesitado un mínimo de 6,6 segundos para pasar de 80 a 120 km/h. Ha sido casi inapreciablemente más rápido que el Audi Q3 35 TFSI S tronic 2019 que tiene el mismo motor (6,9 segundos en la misma medición) y que el Peugeot 5008 GT 2.0 BlueHDi 180 S&S EAT8 de la gama 2017 (6,8 segundos). Un Mercedes-Benz GLC 220 d 4MATIC 9G-Tronic 194 CV de 2019 empleó 7,0 segundos; un Renault Kadjar TCe GPF 140 CV de 2019 fue claramente más lento (8,7 segundos).
El consumo de carburante difícilmente es inferior a 7,0 l/100 km salvo que se circule a menos de 100 o 110 km/h de forma sostenida en llano. Un consumo mixto razonable está por encima de los 8,0 l/100 km y es fácil aproximarse a 10 l/100 km si se conduce a ritmo rápido de forma habitual (con los motores Diesel es muy probable que el consumo sea moderado incluso conduciendo de forma constante a ritmo ágil o en condiciones desfavorables). En nuestro recorrido por autopista, de 143 kilómetros ha gastado 7,6 l/100 km de media.
El cambio de marchas automático hace la conducción más cómoda y casi no resta capacidad de reacción cuando hace falta potencia de forma instantánea. Con las levas que hay tras el volante es posible engranar la marcha deseada para preparar un adelantamiento o en previsión de que, por la razón que sea, hará falta potencia de forma inmediata. En ciudad el cambio DSG funciona con suavidad y permite maniobrar con precisión. El principal inconveniente a la ahora de elegir este cambio es que supone un incremento de 2435 euros respecto al manual (ficha comparativa a igualdad de equipamiento).