Volkswagen Scirocco (2014) | Impresiones de conducción
Durante la presentación de este modelo en Alemania, he conducido el Scirocco R con cambio manual de seis velocidades —2.0 TSI de 280 CV— y la versión Diesel más potente con cambio automático de doble embrague «DSG» de seis relaciones —2.0 TDI de 184 CV—. Ambas versiones mueven con agilidad al Scirocco y no se nota falta de potencia en ninguna circunstancia. La diferencia de potencia que hay entre las dos versiones (96 CV a favor del R) se nota en mayor medida cuando se acelera a altas velocidades que al hacerlo a velocidades bajas. En cualquier caso, ambos permiten afrontar un adelantamiento en una vía de un único carril para cada sentido en poco espacio.
Tanto uno como otro son cómodos a la hora de viajar por autopista durante largos recorridos, al menos es así con la suspensión de dureza variable «DCC» que llevaban las dos unidades que conduje. Hay un mando situado delante de la palanca de cambios que permite seleccionar tres programas de ajustes diferentes («Comfort», «Normal» y «Sport») que varía la dureza de la suspensión y de la dirección, la respuesta del pedal del acelerador y, en el caso de las versiones con caja de cambios automática, el régimen al que se produce el cambio de una marcha a otra. El modo «Comfort» es el más cómodo para viajar por autopistas o carreteras que tengan pequeños baches en su superficie ya que ablanda la suspensión el punto justo para notar menos los baches y a su vez no compromete la estabilidad del coche en curvas. La diferencia entre este modo y el «Normal» es muy pequeña. Desde mi punto de vista donde más se nota el cambio es cuando pasamos del primer modo al «Sport» directamente. En este caso la dirección se endurece de manera evidente, se notan las irregularidades del firme con mayor nitidez y la respuesta del acelerador es más inmediata.
Todos los modelos, salvo el Scirocco R, llevan de serie el sistema recuperación de la energía de frenado y el de arranque y apagado automático del motor en las detenciones «Star&Stop».
Scirocco R
En el poco recorrido que tuve para probar esta versión en carreteras reviradas me pareció un coche con unas cualidades dinámicas buenas. Con la suspensión en el modo más duro la carrocería apenas balancea y esto hace que transcurra muy poco tiempo entre que se gira el volante y el coche termina de apoyar. El Scirocco R lleva un diferencial electrónico de deslizamiento limitado «XDS». Es una funcionalidad del control de estabilidad que frena la rueda interior de la curva para evitar el subviraje. Cuando actúa, el coche cambia la trayectoria metiéndose al interior y obliga a hacer una corrección con la dirección.
La respuesta del motor es buena a cualquier régimen de revoluciones. Incluso a alta velocidad el Scirocco R tiene buena capacidad de aceleración.
El Scirocco R es un coche silencioso si se circula a velocidad sostenida, dado que el ruido del motor que se transmite al habitáculo es escaso y tampoco molestan los aerodinámicos y de rodadura. En cambio, cuando se varía la carga sobre el motor, el sonido de éste se filtra con claridad al interior del habitáculo, ayudado por un sistema que amplifica y transmite algunas frecuencias (las bajas). Este sistema también lo llevan las versiones TSI de 220 CV y TDI de 184 CV.
2.0 TDI 184 CV
Una de las mejores cualidades de esta versión es su relación entre consumo y prestaciones. Durante un recorrido de unos 180 kilómetros en el que se alternaban tramos de autopista sin tráfico (con límite y sin límite de velocidad) en los que iba a la máxima velocidad que permitía la vía y otros tramos con tráfico muy lento (unos 30 km de retención) el consumo medio fue de 6,7 l/100 km.
Al igual que el Scirocco R, esta versión Diesel de 184 CV que probé venía con la suspensión de dureza variable. Con ella el Scirocco es cómodo para viajar largas distancias por autopista si se elige el modo «Comfort». Con el modo «Normal» o «Sport» se notan más las juntas y los baches del asfalto que pueden llegar a molestar si se circula continuadamente por una carretera con frecuentes irregularidades.
El sonido que provoca el motor llega muy atenuado al habitáculo en casi cualquier circunstancia. En parado, con el motor frio y recién arrancado, el ruido que se transmite al habitáculo es mayor que en la versión de gasolina. Sin embargo, una vez se emprende la marcha, es un coche silencioso siendo el ruido de rodadura el más evidente.