Toyota RAV4 (2008) | Conducción en asfalto

12/06/2008 |Redacción de Km77.com

La característica más positiva del Toyota RAV4 es la capacidad de absorción que tiene la suspensión y el acertado equilibrio, por su firmeza, entre un uso por carretera y fuera de ella.

Un BMW X3 va mejor por carretera porque los movimientos de la carrocería son menos amplios y tiene un tacto más similar al de un turismo. Un Honda CR-V tiene unas cualidades dinámicas semejantes al RAV4.

El RAV4 es un coche agradable de conducir por ciudad porque la posición elevada del asiento permite ver mejor el tráfico que hay más adelante, la visibilidad hacia el resto de las direcciones no es mala, los retrovisores son de gran tamaño y la dirección tiene pocas vueltas (2,8 entre topes) y se maneja con suavidad.

Hemos conducido las versiones de 136 y de 177 CV. La de 136 CV llevaba neumáticos Yokohama Geolander G91 de medidas 225/65 R17. Son unos neumáticos mixtos que en carretera no dan un agarre lateral muy bueno. A pesar de ello, el RAV4 es un todo terreno muy estable y mantiene sin problemas la trayectoria en vías rápidas aunque, a veces, los movimientos de la carrocería son amplios.

Por carreteras más lentas, estos neumáticos adelantaban el momento en el que se pierde la adherencia respecto a unos de carretera y se notaba en mayor medida la pérdida de trayectoria (casi siempre por subviraje).

En cualquier caso, el control de estabilidad («VSC») evita que la pérdida de trayectoria sea grande. Este dispositivo, que no es desconectable, tiene unas funciones poco habituales como inducir el giro correcto del volante en caso de pérdida de la trayectoria o un sistema que retiene el coche al arrancar en una rampa.

Para activar esta última función, hay que pisar el pedal de freno a fondo. Al hacerlo, se oye un pitido de confirmación y se ilumina un testigo en el cuadro. Una vez que está frenado, y desde que se suelta el pedal del freno, hay unos 2 s en los que el coche permanece frenado; cuando acaba ese tiempo, dos pitidos y el parpadeo del testigo advierten de que esa función se va a desactivar. Este sistema es algo menos cómodo que en los que esta función se activa de forma automática, pero nos parece igualmente útil.

El motor es casi tan bueno como el 2.2 i-CTDi de 140 CV que tiene el Honda CR-V. Para igualarlo, le falta algo más de fuerza y un poco más de suavidad; el sonido del motor del Honda es más agradable.

No obstante, el resultado de motor del RAV4 es bueno desde casi todo punto de vista. Resulta suficiente en la mayor parte de las circunstancias de circulación, salvo que conduzcamos muy cargados.

El consumo de combustible es contenido. El RAV4 2.2 D4-D136 CV ha gastado 8,4 l/100 km por autovía a una media de 135 km/h. En recorridos por ciudad y alrededores, el consumo es inferior a 10,5 l/100 km.

Aunque le falta algo de fuerza a bajo régimen, no es de los peores en este sentido ya que se puede arrancar desde parado sin hacer patinar mucho el embrague. El tacto del pedal de este mecanismo no era muy bueno, al menos en nuestra unidad, y requería acostumbrarse a él para no dar tirones al cambiar de marcha.


El RAV4 de 177 CV tiene un motor más suave y que da una aceleración más intensa. Aunque ambos motores son relativamente silenciosos, éste lo es ligeramente más.

Un aspecto que no nos ha gustado a algunos de los que hemos conducido el RAV4 ha sido la palanca del cambio de marchas. No sé si es por cómo está colocada (cuando está en punto muerto no queda vertical, sino inclinada hacia delante) o por su guiado, pero en ocasiones (siempre al reducir) costaba acertar con la marcha correcta.