Toyota Aygo (2015) | Impresiones de conducción
Dentro de ciudad y por carreteras de circunvalación —que son los ámbitos para los que principalmente está pensado— la conducción del Aygo es agradable porque se desenvuelve con facilidad gracias a una carrocería de pequeñas dimensiones (3,45 m de longitud, 1,61 m de anchura y 1,46 m de altura), una dirección muy asistida que requiere poco esfuerzo por parte del conductor y un diámetro de giro muy pequeño (no tenemos la cifra exacta, pero en el Peugeot 108, que básicamente es el mismo coche, es de 9,6 metros entre bordillos). No obstante, también tiene algún aspecto mejorable, como por ejemplo una visibilidad hacia los tres cuartos traseros muy limitada —el pilar posterior es muy grueso— que dificulta algunas maniobras, principalmente al salir marcha atrás de una plaza de aparcamiento.
En carreteras y autovías tiene una buena estabilidad lineal y permite circular con cierto sosiego, aunque no es tan agradable como en ciudad porque el aislamiento acústico no está muy conseguido y se filtran con claridad los ruidos que provienen del aire en contacto con la carrocería y, sobre todo, del motor. No llega a ser molesto, pero en absoluto se puede decir que el Aygo sea un coche silencioso (le pasa lo mismo al Peugeot 108).
La suspensión tiene un ajuste más bien blando, por lo que la carrocería balancea notablemente al abordar curvas o en rotondas si se circula ágil (dicho balanceo se ve claramente en algunas fotos de nuestras galerías de imágenes: ejemplo). La parte positiva es que absorbe muy bien las imperfecciones de la carretera y proporciona un buen nivel de comodidad, aunque hay modelos que son incluso mejores en este aspecto, como por ejemplo el Mitsubishi Space Star.
El motor de gasolina de 3 cilindros, 998 centímetros cúbicos de cilindrada y 69 caballos es la única posibilidad disponible en el Toyota Aygo. Básicamente se trata del mismo motor que llevaba la versión anterior del Aygo, aunque Toyota ha realizado pequeños cambios (aumento de la relación de compresión y reducción de los rozamientos internos) con los que ha ganado 1 caballo de potencia máxima (pasa de 68 a 69 CV) y 2 Nm de par motor (pasa de 93 a 95 Nm). Ficha técnica comparativa. Citroën y Peugeot, que ofrecen coches basados en la misma estructura y fabricados en la misma planta, incluyen en sus modelos un motor de gasolina de 1,2 litros de cilindrada y 82 caballos de potencia, también de tres cilindros.
Tiene suficiente fuerza desde muy pocas revoluciones (permite salir con agilidad desde parado) y emite un sonido que, bajo mi punto de vista, es bonito. En ciudad y alrededores permite circular igual o más rápido que el resto del tráfico, pero en autopistas o carreteras obliga a utilizar el cambio y reducir varias marchas para mantener el ritmo ante fuertes pendientes o para realizar algún adelantamiento.
Según nuestras mediciones, el Aygo con cambio automático «x-shift» (que es la versión a la que hemos medido las prestaciones) necesita un mínimo de 14,3 segundos para pasar desde 80 hasta 120 km/h, un tiempo similar al que necesitan modelos como el Ford Ka 1.2 69 CV o el KIA Picanto 1.0 69 CV. Curiosamente, el Peugeot 108 1.0 VTi 68 CV ETG5 (con el mismo motor y caja de cambios que el Aygo) fue claramente más rápido (13,4 segundos en la misma medición), algo que tiene una difícil explicación porque incluso el peso y los desarrollos de cambio son muy similares entre ambos modelos (ficha técnica comparativa).
La recuperaciones en marchas largas han sido muy lentas en términos absolutos, pero no malas para las características de está versión. Para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta y quinta velocidad necesita 17,6 y 26,7 segundos respectivamente.
El consumo de combustible es uno de los mejores aspectos del Aygo. Incluso cuando se le exige continuadamente el máximo rendimiento al motor, es difícil superar los 7,5 l/100 km. En nuestro recorrido habitual de consumo, que transcurre por una autovía con grandes desniveles durante 143 km y a una velocidad media de 120 km/h (lo que obliga en el Aygo a reducir frecuentemente a cuarta velocidad y puntualmente a tercera velocidad), necesitó 6,3 l/100 km, que es más bien poco. El Mitsubishi Space Star 120 MPI 80 CV gastó un poco menos en el mismo recorrido (6,0 l/100 km), pero el Hyundai i10 1.0 MPI 66 CV y sobre todo, el Ford Ka 1.2 69 CV, gastaron claramente más (7,0 l/100 km y 7,7 l/100 km respectivamente).
El cambio «x-shift», tiene una estructura de embrague y piñonaje idéntico al de las cajas manuales tradicionales, pero funciona de manera automática mediante un sistema hidráulico que sustituye la fuerza que realiza el conductor con brazos y piernas (también se conoce como caja con embrague pilotado). Cuando se conduce con normalidad funciona con suavidad y es razonablemente rápido, pero cuando se necesita cambiar con más rapidez (por ejemplo, al pisar a fondo el pedal del acelerador para realizar un adelantamiento) reacciona de manera brusca y los cambios se suceden con mucha lentitud. Tiene un modo manual que permite cambiar de marcha mediante movimientos longitudinales en la propia palanca de cambios o a través de unas levas que hay por detrás del aro del volante (imagen). Es, por lo tanto, un cambio que cumple con su función de manera correcta, pero que se encuentra por debajo en cuanto a agrado de uso frente a otros cambios automáticos de convertidor de par o de doble embrague.
El manejo del cambio manual tampoco despierta ningún sentimiento especial, ni bueno ni malo. Se maneja bien, las marchas entran con suficiente precisión y cumple con su función. El pedal del embrague se hunde con poco esfuerzo, algo que se agradece especialmente en ciudad.
El sistema de frenos de Aygo está compuesto por discos ventilados de 247 mm en el eje delantero y tambores de 200 mm en el trasero. Proporciona una frenada estable y aguanta bien un uso intensivo continuado, pero no detiene al Aygo en distancias cortas. En nuestra prueba de frenado desde 120 km/h hasta detenerse por completo ha necesitado 56,7 metros, una distancia superior a la de muchos de los modelos contra los que compite, como por ejemplo el KIA Picanto 1.0 69 CV, el Ford Ka 1.2 69 CV o el smart forfour 52 kW (tabla comparativa de frenadas).