Toyota Aygo X Cross (2022) - Prueba | Impresiones del interior
El Toyota Aygo X Cross tiene unas plazas delanteras amplias —especialmente por anchura entre puertas, donde tiene más espacio que sus rivales— y unas traseras muy pequeñas. No nos parece un coche recomendable si esas plazas posteriores se van a usar con frecuencia.
Según nuestras mediciones, el Aygo X Cross sólo tiene 3 centímetros más para las piernas que el Aygo, cuando la longitud exterior ha crecido en 23,5 centímetros (también es 12,5 cm más ancho y 5,0 cm más alto y, además, tiene una distancia entre ejes 9,0 cm mayor; ficha comparativa). El Kia Picanto tiene dos centímetros más para las piernas que el Aygo X Cross (con una longitud exterior 10 centímetros menor) y más espacio libre al techo.
El aumento de la longitud sí tiene reflejo en la capacidad del maletero (imagen), que pasa de 168 a 231 litros, 63 litros más. La tapa del maletero ya no es íntegramente de cristal, sino que ahora lleva una estructura metálica por su parte interior (imagen). El equipaje se oculta con una bandeja muy sencilla que cuelga de cuatro cordeles.
El puesto de conducción es el de un turismo normal, no el de un SUV. Pero como los asientos delanteros están situados 55 mm más altos que en el Aygo anterior, en el nuevo resulta más cómodo entrar y salir de coche. El volante carece de regulación en profundidad, sólo la tiene en altura, algo que también ocurre en otros coches de este tamaño. A pesar de ello, no hemos tenido problemas para encontrar una posición de conducción cómoda.
El diseño de la carrocería del Aygo X Cross tampoco ayuda a que los ocupantes de las plazas posteriores sientan algo de desahogo porque hay poco cristal y mucha chapa. Es la situación opuesta a lo que ocurre en un Kia Picanto y, sobre todo, en un Hyundai i10, cuyos diseños están enfocados a conseguir la máxima practicidad. Tampoco el acceso o salida del interior desde esas plazas es cómodo ya que las puertas son estrechas, de formas irregulares y abren en un ángulo muy pequeño. Como en el Aygo, las ventanillas de esta fila tienen apertura de tipo compás (imagen).
En general, aunque se trata de un coche sencillo, se aprecia un paso adelante respecto al Aygo en lo que respecta a sensación de calidad de materiales, si bien los ajustes son normales. No da la misma sensación de coche barato, aunque no creemos que supere a otros de la competencia.
Mantiene del modelo anterior la ausencia de salidas de ventilación en la parte central de la consola; Toyota lo suple con una salida en la parte superior del salpicadero, que no es orientable y cuyo caudal de aire no aprecian los pasajeros. Habrá para quien esto no sea un inconveniente, pero a mí, por ejemplo, me parece imprescindible poder dirigir aire caliente en las manos en invierno o aire frío dirigido al cuerpo en verano.
En función del nivel de equipamiento elegido, se cuenta con uno de los tres sistemas multimedia disponibles. La versión Play, que es la de acceso a la gama, lleva el denominado Toyota Touch 2, con una pantalla de siete pulgadas (imagen) y compatibilidad con Android Auto y CarPlay. Con el acabado Like, que es el que Toyota estima vender más, el sistema operativo es el mismo (Toyota Touch 2), pero la pantalla es de ocho pulgadas (una más). Por último, con el acabado Chic se incluye el sistema Smart Connect, con pantalla táctil de nueve pulgadas, compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto sin cables y conexión permanente a internet. Además, mediante una aplicación móvil (MyT), es posible consultar algunos datos del vehículo y realizar acciones en remoto.
Este último es el mismo sistema multimedia que estrenó Toyota en el Yaris Cross y que ahora también está presente en otros modelos de la gama, como el propio Yaris (sin Cross), el C-HR o el Corolla. Sin llegar a ser especialmente brillante en ningún aspecto, lo cierto es que supera por un amplio margen al de las versiones básicas (el Toyota Touch 2), con menús mucho más intuitivos, de aspecto más moderno y que fluyen con relativa rapidez. La resolución de la pantalla también es bastante buena y como está situada más o menos en el mismo plano que la instrumentación, es fácil de consultar.
La pantalla es táctil y tiene botones mecánicos para acceder a las funciones principales y para manejar el volumen. Es un equipo correcto para un coche de este precio y que su principal cualidad es que al ser compatible con Android Auto y Apple CarPlay se puede disfrutar de las aplicaciones de navegación más frecuentes, que siempre están actualizadas, además de los servicios de streaming musical.
El cuadro de instrumentos es idéntico en todas las versiones (imagen). En él se combinan un dial analógico (velocidad) con una pantalla central en color (datos del ordenador de viaje y del funcionamiento de los asistentes a la conducción) y un par de indicadores segmentados (nivel de carburante en la parte derecha y cuentarrevoluciones a la izquierda). La información que muestra es clara y suficiente en un coche de este tipo.
En las plazas delanteras los ocupantes tienen varios huecos para depositar objetos, aunque ninguno de ellos es especialmente grande. Los hay en cada una de las puertas y por delante de la palanca de cambios (dos portabebidas y una pequeña superficie plana que, en algunas versiones, puede cargar dispositivos móviles mediante inducción; imagen), además de la guantera (que tiene un tamaño normal). En las plazas posteriores solo hay un portabebidas en la prolongación de la consola, entre los dos asientos delanteros.
Como en el Aygo al que reemplaza, las cuatro puertas dejan a la vista una parte importante de chapa. Es un recurso más o menos habitual en vehículos de este segmento (ocurre lo mismo en un SEAT Mii o el un Volkswagen up!) con el que se consigue dar un toque de color al interior. No obstante, los guarnecidos de un Hyundai i10 o un Kia Picanto, sin apenas chapa a la vista, dan mayor sensación de calidad global al habitáculo.