Suzuki Swift (2024) - Prueba | Impresiones del interior

16/05/2024 |Loren Serrano (@LorenS_photo)

Al sentarte por primera vez a los mandos del Swift 2024 la sensación es que no ha cambiado nada. Y no digo esto de manera despectiva, es más bien todo lo contrario. Desde el primer momento te sientes a gusto, no hay excentricidades, todo está a mano. Además, encontrar una posición de conducción cómoda es sencillo porque el volante y el asiento tienen ajustes con recorridos amplios. La sensación es de estar en un sitio conocido aún siendo nuevo.

Y quizá esto puede chocar porque el salpicadero tiene un diseño completamente diferente a la generación saliente (imagen). Además de la reubicación de ciertos elementos, la consola tiene doble tono que le da un aspecto más actual (imagen).

La pantalla del sistema multimedia va situada en la parte superior del salpicadero (antes bajo las salidas del sistema de climatización; imagen). Los mandos del climatizador son ahora unas palancas, de buen tacto pero que me parecen menos intuitivas que los mandos giratorios anteriores (imagen). No obstante, nos alegramos de que Suzuki no siga la tendencia actual de eliminar estos mandos e integrar todo en la pantalla multimedia. Hay más botones físicos, como los que están a la izquierda del volante que permiten de manera rápida desconectar algunas ayudas a la conducción, el control de estabilidad o el sistema de parada y arranque automático en las detenciones.

Debajo del climatizador hay una toma de corriente de 12 V, dos conexiones USB-A y otra USB-C (estas conexiones sólo están en las versiones S2 y S3; imagen). Justo debajo hay un hueco para dejar objetos o de manera opcional, una zona de recarga inalámbrica para teléfonos móviles (imagen).

Hablando de huecos, para los ocupantes de las plazas delanteras este aspecto está bien resuelto: hay un portabebidas doble  delante de la palanca del cambio (imagen), un hueco entre los asientos (aunque la palanca del freno de mano molesta, imagen), una guantera y en las puertas hay un hueco amplio para dejar objetos y una botella grande. En cambio en las plazas traseras, no hay huecos, sólo tres pequeños portabebidas (uno en cada puerta y otro entre los asientos delanteros).

El sistema multimedia que ahora tiene una pantalla más grande (nueve pulgadas en lugar de siete) tiene de serie funciones como la conexión Bluetooth, el navegador o la cámara de visión trasera y es compatible con Android Auto y Apple CarPlay inalámbrico. Es un sistema sencillo, con unos iconos de tamaño pequeño, unos gráficos poco conseguidos y unos menús que no dan una sensación de estar ante un sistema avanzado (imagen). Aún así no es un sistema tedioso de utilizar pero está claramente por debajo de lo que ofrecen rivales como el Renault Clio (imagen), el Peugeot 208 (imagen) o el Skoda Fabia (imagen).

La instrumentación sigue siendo de tipo tradicional, algo poco frecuente en una época  donde abundan las pantallas —como en el Clio (imagen), en el Opel Corsa (imagen) o en el SEAT Ibiza (imagen)—. Tiene dos indicadores de aguja separados por una pequeña pantalla de 4,2 pulgadas (a color) que sirve para consultar los datos del ordenador de viaje, las indicaciones del navegador o los gráficos del sistema híbrido (imagen). 

La sensación general que transmite el habitáculo es buena, los materiales no son los de mejor calidad pero son agradables al tacto, aunque duros en su mayoría. En general parece un vehículo bien ensamblado. Eso sí, hay algunas piezas y ajustes que se pueden mejorar (por ejemplo la unión entre el techo y el parabrisas). El volante (imagen) y la palanca de cambios (imagen) están forrados en cuero desde el nivel de equipamiento S2, algo que contribuye a que el conductor perciba una mejor calidad de acabado.

Si tenemos en cuenta las dimensiones de la carrocería, sorprende que el habitáculo del Swift esté a la par o que supere las cotas de modelos de mayor tamaño.

En la fila posterior de asientos un adulto de 1,85 metros de estatura cabe sin problema detrás de otro de la misma talla. De acuerdo con nuestras mediciones, detrás hay más espacio para las piernas que en un Renault Clio, la misma anchura entre puertas y un centímetro más de altura al techo (el Clio tiene una carrocería 19,3 cm más larga y 6,3 cm más ancha; tabla comparativa). También hay mucho hueco para introducir los pies debajo de los asientos y la plaza central es más cómoda que la de muchos turismos de mayor tamaño. 

Los asientos tienen una espuma de relleno confortable. Durante la presentación hemos conducido durante varias horas y ni mi acompañante ni yo hemos sentido ningún tipo de fatiga. El tapizado de los asientos es siempre de tela y su tacto y aspecto es bueno.

El maletero tiene unas formas regulares y al igual que ocurre con el resto del habitáculo, no hay elementos destacables, como una bandeja del piso que se pueda situar a diferentes alturas o huecos y redes que faciliten guardar cosas de pequeño tamaño. Tampoco hay ganchos o una toma de corriente, pero sí está iluminado (aunque la luz no es muy intensa) y hay una percha en el lateral izquierdo (imagen). 

No es posible equipar al Swift con una rueda de repuesto, ni de tamaño galleta. En su lugar hay un kit reparapinchazos que queda oculto bajo el piso. El volumen de carga se puede ampliar abatiendo los respaldos de las plazas traseras (en dos secciones), pero la superficie que resulta no es plana, sino que hay una diferencia de unos 16 centímetros entre el nivel del maletero y el de los respaldos (imagen). 

Que tenga una carrocería de menor tamaño no ha afectado al espacio para los ocupantes, pero sí en la capacidad de carga. El maletero tiene una capacidad de 265 litros. Un Clio tiene un volumen mucho mayor, 340 litros. Tampoco sale bien parado respecto a rivales como el C3 (300 l), el 208 (309 l), el Ibiza (355 l) o el Hyundai i20 (352 l). El Toyota Yaris es el más parecido, con 270 litros de capacidad. Listado comparativo ordenado por volumen de maletero.