SsangYong Actyon (2009) | Impresiones de conducción
El Actyon es un todoterreno concebido para un uso intensivo fuera de carretera. Es muy satisfactorio si se circula por pistas o caminos con obstáculos que salvar y a baja velocidad. La caja de cambio automática de seis velocidades con reductora permite subir o bajar pendientes pronunciadas sin dificultades.
Para bajarlas, el asistente de descenso de pendientes («HDC») es muy útil. Funciona correctamente y es capaz de retener el coche en descensos con gran desnivel; se conecta mediante un botón ubicado en la consola central, entre la columna de la dirección y el equipo de sonido.
A velocidades altas y en pistas o caminos, el Actyon no transmite demasiada seguridad porque el control de estabilidad entra en funcionamiento algo tarde. Es algo inestable y tiende a sobrevirar. Aún así, cuando el conductor asimila que el coche se comporta de esta forma, puede llegar a ser un todoterreno divertido de conducir y muy útil para un uso lúdico, tanto por su capacidad para superar obstáculos como por su tendencia a perder adherencia en el eje trasero (esto también puede ser un hándicap para todo aquel que busque un coche que no asuste a su conductor con determinadas reacciones).
En carretera sucede algo similar: el Actyon no transmite confianza cuando se trazan curvas con un ritmo no demasiado alto. Además, la suspensión no filtra demasiado bien las irregularidades del asfalto.
Aún así, puede ser una buena opción para quien lo vaya utilizar especialmente por campo y circule por carretera esporádicamente.
La posición de conducción, elevada con respecto a un turismo, permite al conductor tener una buena visibilidad.
El pedal del freno tiene buen tacto, con un recorrido ni demasiado corto ni demasiado largo. No ocurre lo mismo con el del acelerador, que tiene muy poco recorrido. A pesar de ello, es sencillo dosificar la aceleración porque el motor 200Xdi de 139 CV no tiene una respuesta muy enérgica, especialmente en los primeros instantes desde que se pisa con fuerza el pedal.
El motor es algo ruidoso, especialmente a partir de 120 km/h y cuando se acelera con decisión. Sin embargo, el sonido que produce a una velocidad menor llega al habitáculo muy atenuado, por lo que no es molesto.
El cambio automático de seis velocidades funciona bien en modo automático (el paso de una marcha a otra es suave). Tiene una función de manejo secuencial diferente a los sistemas habituales (dando toques a la palanca del cambio o mediante levas en el volante). En el Actyon, el cambio de relación se puede realizar mediante dos botones ubicados en el volante, uno a la izquierda y otro a la derecha, o a través de un pulsador situador en la parte izquierda del pomo de la palanca. En modo secuencial, los cambios de marcha son algo más rápidos a través de esta tecla que con los botones del volante.
La transmisión automática tiene tres modos de funcionamiento: normal, sport («S») y winter («W»). Este último tiende a llevar el motor siempre en la marcha más larga para circular sobre superficies de terreno blando, como nieve o barro.
La dirección es muy sensible a los movimientos del volante, lo que la vuelve algo imprecisa.