Škoda Yeti (2009) | Impresiones de conducción
El Yeti tiene unas cualidades dinámicas y unas reacciones más parecidas a las de un turismo que a las de un todoterreno. Además, no tiene el tacto ni los movimientos lentos y pesados que hay en algunos todoterreno o monovolúmenes. En este sentido, es más parecido a un Ford Kuga o un BMW X1 que a un Nissan Qashqai—que tiene una suspensión más blanda que hace que la carrocería tenga movimientos más amplios—.
Tiene una estabilidad lineal grande. Durante la prueba lo condujimos por autovía con un viento fuerte lateral y mantenía bien la trayectoria recta. En carreteras reviradas, a pesar de que no es muy ágil y que la dirección no es muy directa, hace los cambios de dirección con rapidez y sin reacciones bruscas, lo que transmite al conductor sensación de seguridad.
El Yeti 2.0 TDI CR 140 CV que probamos tenía unos neumáticos Pirelli PZero Rosso de medidas 225/50 R17, que son los que llevan todas las versiones 4x4. Son neumáticos exclusivos de carretera, normalmente asociados a vehículos «deportivos». El Yeti con estas ruedas va muy bien en asfalto, aunque no son adecuadas en zonas irregulares porque su perfil es escaso: 11,25 cm —a menor perfil es mas fácil dañar la llanta—.
Las versiones con tracción delantera llevan unos neumáticos en medidas 215/60 R16, a excepción de la variante de bajo consumo «GreenLine» que tiene unos 205/55 R16 —son los más pequeños que el Yeti puede llevar—. Nuestra unidad de pruebas del Yeti GreenLine llevaba unos neumáticos Continental ContiPremiumContact2 que tampoco están concebidos para un uso intenso por caminos sin asfaltar.
La suspensión es cómoda, a pesar de ser algo dura. Absorbe bien las irregularidades de la carretera, aislando eficientemente el habitáculo. El tacto de la dirección es bueno. El grado de asistencia es variable, que a nosotros nos ha parecido correcto. La insonorización del habitáculo es correcta. El ruido que llega al interior es de rodadura más que el que producen los motores.
GreenLine 1.6 TDI 105 CV
La versión de bajo consumo del Yeti, de tracción delantera, no sobresale por dar unas prestaciones excelentes, pero sí por gastar muy poco carburante y frenar bien.
Da unas prestaciones parecidas a las de todoterrenos de similares características, como un Nissan Qashqai 1.6 dCi de 106 CV o un Hyundai ix35 con el motor Diesel 1.7 CRDi de 115 CV, ambos de tracción delantera. El Yeti sí es claramente más lento en las recuperaciones en quinta velocidad (tabla comparativa). Frente al Qashqai, se debe a que éste tiene una marcha más y el desarrollo es menor.
La diferencia de prestaciones con respecto a la versión 2.0 TDI de 140 CV con tracción total que probamos en su día es pequeña en lo que se refiere a aceleración de 80 a 120 km/h (0,3 segundos) pero notable en las recuperaciones en 4ª y 5ª marcha. El más potente frenó algo mejor (tabla comparativa).
El consumo real es bajo —el homologado también (4,6 l/100 km)—. En nuestro habitual recorrido para medir cuánto gasta un coche, un trayecto de 143,3 km por autovía con varios desniveles pronunciados, consumió 6,0 l/100 km a una media real de 121 km/h. Un Nissan Qashqai 1.6 dCi de 106 CV gastó igual, mientras que un Hyundai ix35 con el motor Diesel 1.7 CRDi de 115 CV y un Dacia Duster, con el motor Diesel dCi de 86 CV, consumieron claramente más: 7,3 y 7,5 l/100 km, respectivamente.
El motor 1.6 TDI de 105 CV que lleva esta versión del Yeti es agradable porque no es ruidoso, no produce vibraciones y tiene un funcionamiento suave. La entrega de potencia es escasa por debajo de 2.000 rpm. A partir de ahí es suficiente para viajar a ritmo normal. Si se necesita acelerar mucho es imprescindible reducir con frecuencia al cambio de marchas.
Esta variante lleva un sistema de parada y arranque automático del motor en las detenciones («start-stop») en las detenciones. Aunque no funciona con brusquedad, no llega a ser tan suave como el que utilizan otros fabricantes, como por ejemplo Peugeot en la versión e-HDi del 308. El Yeti GreenLine tiene una caja de cambios manual de cinco velocidades de muy buen tacto.
2.0 TDI 140 CV 4x4
Para quien esté acostumbrado a un turismo Diesel de unos 140 CV, esta versión del Yeti puede parecer relativamente lenta. No tiene una respuesta al acelerador buena en marchas largas, ni mantiene la velocidad en los repechos —hay que reducir—; tampoco es capaz de ganar velocidad con celeridad en marchas largas si se parte de 120 km/h.
Si no es más rápido se puede deber a que tiene una resistencia aerodinámica grande y un peso elevado. A la hora de adelantar es recomendable preparar el adelantamiento con tiempo, sobre todo si se circula con varios pasajeros y/o carga en el maletero. Es lo mismo que ocurre en la variante de 105 CV, aunque sea 35 CV menos potente.
Si se va a viajar frecuentemente con el coche cargado por carreteras en las que sea necesario adelantar con frecuencia, sería aconsejable tener en cuenta el Yeti 1.8 TSI de 160 CV —si se van a hacer pocos kilómetros al año— o el 2.0 TDI de 170 CV —si se van a recorrer muchos km—. Comparado con algunos otros todoterreno, la capacidad de aceleración del Yeti 2.0 TDI 140 CV es normal. Es muy similar a la de, por ejemplo, un Ford Kuga con tracción total y el motor Diesel TDCi de 136 CV (tabla comparativa).
Nuestra unidad ha frenado muy bien. Entre otros todoterrenos semejantes que hemos probado, hay pocos que puedan hacerlo en menos espacio (tabla comparativa). Respecto a los turismos del tamaño del Ford Focus, también da un buen resultado (tabla comparativa).
El Yeti Diesel de 140 CV, igual que el de 105 CV, destaca por consumir poco. Así, en nuestro anterior recorrido para medir el gasto de carburante, 164 km de autovía con desniveles frecuentes, a una velocidad media real de 125 km/h e intentando realizar una conducción suave, gastó 7,0 l/100 km reales. En este trayecto, un turismo Diesel de tamaño intermedio y unos 140 CV gasta unos 6,0 l/100 km.
En conducción por ciudad, con paradas frecuentes, el consumo ha sido de unos 9,0 l/100 km. Realizando una conducción suave por carreteras de circunvalación a un ritmo constante, se puede gastar unos 6,0 l/100 km. En un recorrido de 40 km por carretera de doble sentido, con adelantamientos frecuentes aprovechando toda la capacidad de aceleración disponible, a una velocidad media de 85 km/h, gastó 8,3 l/100 km. El ordenador de consumo es bastante exacto: marca un 3% por debajo del consumo real.
El cambio manual de seis velocidades que lleva esta versión tiene recorridos largos pero resulta suficientemente preciso. El ruido del motor se deja notar en el interior, sobre todo al ralentí o cuando va a un régimen alto, pero no es molesto.
1.2 TSI de 105 CV 4x2
En la presentación del Yeti también pudimos conducir la versión 1.2 TSI de 105 CV con cambio automático de doble embrague «DSG» y tracción delantera. En asfalto la única diferencia evidente es que si se conduce a un ritmo rápido, a la salida de las curvas más lentas con el de tracción total se puede acelerar antes, ya que pierde menos tracción y el control de tracción no entra en funcionamiento con tanta frecuencia.
El Yeti 1.2 TSI de 105 CV nos ha sorprendido por la facilidad con la que mueve el coche a velocidades inferiores a 100 km/h. A partir de ahí, o si es un repecho, le cuesta más ganar velocidad.
En cualquier caso, no recordamos otro motor de gasolina de similar potencia que dé un empuje parecido. Este motor nos gusta en prácticamente todos los modelos del Grupo Volkswagen que lo pueden llevar.
Tracción total y modo «Off Road»
Las versiones 4x4 del Yeti tienen tracción total mediante un embrague multidisco Haldex. No tiene reductora, pero sí un control de descenso de pendientes, dentro del denominado modo «Off Road».
La ventaja de las versiones con tracción total es evidente cuando hay que acelerar sobre una superficie de poca adherencia. Aunque es un coche orientado a la conducción por asfalto, se puede circular son solvencia por pistas que no estén muy bacheadas y que no tengan pendientes importantes.
Si hay mucho barro la ventaja respecto a un coche con tracción delantera es evidente, pero, en estas circunstancias, los neumáticos de carretera limitan la capacidad todo terreno del Yeti. En conducción por zonas bacheadas, sobre todo fuera del asfalto, se perciben bastantes crujidos en el salpicadero y en el pilar del parabrisas (más información).