SEAT León Cupra R (2000) | Un puesto de conducción cómodo y bien adaptado para la conducción deportiva
El puesto de pilotaje del Cupra R es muy cómodo y bien adaptado para una conducción de estilo deportivo. El volante de tres radios se puede regular en altura y distancia, y su gran amplitud de reglaje permite ajustarlo fácilmente a la medida de cualquier conductor. Está forrado en cuero y tiene una agradable empuñadura, al igual que el pomo del cambio y la palanca del freno de mano.
Los asientos delanteros Recaro de tipo bacquet que llevaba nuestra unidad de pruebas son opcionales, se regulan en altura y apoyo lumbar, tienen un mullido durito que me ha parecido muy apropiado y ofrecen una buena sujeción lateral, aunque tampoco me parecen mucho mejores que los que lleva de serie. Los de serie son similares a los utilizados en los SEAT León FR (Fórmula Racing), pero con una tapicería exclusiva que, al igual que los asientos «Recaro», lleva bordado el logotipo «R» en el respaldo.
En los asientos delanteros me ha perecido mejorable el reglaje longitudinal de la banqueta, que tiene unos anclajes algo largos entre ajuste y ajuste, lo que impide un reglaje tan afinado como el que permite el volante. Es un detalle mejorable, aunque creo tampoco que condicione en exceso la comodidad al volante en el Cupra R.
Sus pedales acabados en metal no ofrecen otra ventaja que la estilística y pueden ser muy resbaladizos en días de lluvia, a pesar de llevar unos tacos de goma en la parte central.
La instrumentación del León Cupra R tiene un fondo blanco que también realza la imagen deportiva, pero da una información muy escasa.
Echo en falta un manómetro de aceite, un termómetro de aceite o un manómetro del turbo, indicadores que llevaban ya hace una década coches como el Lancia Delta Integrale (equiparable al Cupra R) y otros deportivos más pequeños como el Fiat Uno Turbo i.e.
El León lleva de serie un ordenador de viaje con doble lectura que indica el consumo medio, consumo instantáneo, velocidad media, distancia recorrida, tiempo empleado en el recorrido, autonomía, temperatura exterior y hora.
La visibilidad hacia atrás está limitada por la altura en donde está la bandeja y por el tamaño del montante trasero. El nuevo diseño de los retrovisores exteriores ayuda a mejorar dicha visibilidad hacia atrás, sobre todo el hecho de que el derecho tenga el mismo tamaño que el izquierdo (en el anterior Cupra R 210 CV el espejo derecho era más pequeño). Tampoco le vendría mal a este coche unos faros de xenón que no se ofrecen ni como opción. De serie lleva faros halógenos de doble parábola que se muestran suficientes, pero no destacan especialmente respecto a las prestaciones del coche.
Los antiniebla no parecen muy potentes, aunque pueden ayudar algo a ampliar el campo de visión lateral si están bien regulados, porque de no ser así apenas se aprecia que están encendidos. De las dos unidades de Cupra R que he probado, en uno de ellos, los antiniebla apenas aportaban algo de iluminación, mientras que en el otro sí merecía la pena utilizarlos en las carreteras con muchas curvas.
Todos los mandos se encuentran fácilmente al alcance del conductor y hay numerosos huecos donde dejar pequeños objetos. Los mandos del climatizador son los únicos que quedan un poco bajos y obligan a bajar la cabeza, aunque al ser automático tampoco obliga a su manejo con asiduidad. La guantera queda reducida a la mínima expresión cuando se escoge la opción del cargador de CD´s que SEAT monta en su interior; el León lleva bajo el volante otro sitio específico para llevar la documentación.