Saab 9-5 3.0 V6 TiD (2002) | Un motor suave cuando el coche está en marcha
Ni el motor del 9.5 TiD da empuje extraordinario, ni el 9-5 es un coche para que luzca, porque pesa mucho.
En carretera es agradable de usar por varias razones. No suena ni vibra mucho; además, como ocurre con el V6 de Audi, el sonido es peculiar y no recuerda mucho a Diesel. En marcha constante, si no se acelera mucho, el sonido del motor no es el principal. Al acelerar mucho, suena menos que otros Diesel de esta potencia y con un ruido que es menos «Diesel».
El motor no es de tipo «explosivo», con un fuerte aumento de fuerza en un margen de régimen pequeño. Salvo algunas irregularidades de funcionamiento que he encontrado en tres unidades distintas, el motor tiene una repuesta muy uniforme. Llega hasta 4.500 rpm y no sirve para nada intentar pasar de ahí (curva de potencia de este motor).
La repuesta del coche una vez está en marcha es buena, pero no cabe esperar que acelere o recupere tanto como otros Diesel de este tamaño y potencia. Según nuestras mediciones, acelera lo mismo que un BMW 525d y es un poco más lento en recuperaciones. Esto se debe en parte al motor, pero también a que esta versión del 9-5 pesa 1.690 kg. Es mucho en términos absolutos y exagerado si tenemos en cuenta que se trata de un tracción delantera; un Volvo S80 D5 pesa 1.489.
Los desarrollos de transmisión son tirando a cortos (un 1,3 por ciento más cortos en el Vector que en las otras versiones), lo que compensa en parte el peso y repercute en el consumo. Como de otros Diesel de gran tamaño, cilindrada y peso, no se puede esperar de éste que gaste 8 l/100 km en condiciones normales. Lo hace en carretera, con suavidad y a velocidad moderada. En conducción normal, que alterne carretera y ciudad, está en torno a 10 l/100 km. No es el Diesel de este tamaño que menos gasta pero, en términos de costo por kilómetro, la diferencia con ellos es despreciable, comparada con otros gastos que genera el coche.
En ciudad no es de los Diesel más cómodos por dos razones. Una, que el motor suena y vibra mucho cuando está al ralentí o el coche se mueve despacio. Otra, que empezar a moverse desde parado, sobre todo en cuesta, le cuesta más que otros y requiere pisar más el acelerador de lo normal.