Rover 75 Tourer 2.0 CDT (2001) | La relación peso/potencia no le favorece
Su motor Diesel de origen BMW es el mismo cuatro cilindros en línea con inyección directa, 1.951 cm³, turbocompresor e intercooler que estrenó el BMW 320d (136 CV), aunque el motor del Rover tiene un sistema de alimentación diferente (conducto común) y menos potencia (116 CV). Su funcionamiento es bueno y resulta silencioso, pero se queda un escaso para mover con agilidad un coche del tamaño (4.792 mm) y el peso (por encima de 1.600 kg) del Rover 75 Tourer 2.0 CDT. Su relación peso/potencia no es favorable (13,9 kg/CV).
Respecto al motor BMW original, el que utiliza el Rover 75 2.0 CDT también tiene algo menos de par (260 Nm a 2.000 rpm, 20 Nm menos). Comparado con otros turbodiésel similares (2.0 HDI de Citroën/Peugeot, 2.0 TDdi de Ford o 1.9 TDi de Volkswagen/Audi), le falta algo más de empuje a bajo régimen; hasta 2.000 rpm no se aprecia un tirón enérgico. A partir de dicho régimen tiene un empuje constante hasta 4.400 rpm, sigue estirando con menos fuerza hasta la zona roja del cuentavueltas (a 4.600 rpm) y no sube más allá de 4.800 rpm.
El hecho de tener unos desarrollos de cambio algo largos hacen más acusada esa falta de empuje por debajo de 2.000 rpm al conducir por ciudad. En condiciones normales, es un coche agradable de conducir, aunque en algunas ocasiones obliga a reducir una marcha para tener una buena respuesta. El Tourer 2.0 CDT no es brillante en capacidad de aceleración y es muy lento en recuperación, aunque es capaz de desarrollar una velocidad máxima elevada (hemos medido 188 km/h reales). Una vez lanzado permite mantener una velocidad de crucero destacable.
Este motor es silencioso, auque tiene unas vibraciones mayores que otros turbodiésel similares. Afortunadamente, dichas vibraciones están correctamente amortiguadas y no resultan molestas en el interior. Curiosamente, este motor obliga a realizar las arrancadas con cierta decisión y haciendo patinar ligeramente el embrague, de lo contrario, es relativamente sencillo que se nos cale (recuerdo que le ocurría lo mismo al antiguo BMW 525 tds y al Opel Omega 2.5 TD, ambos con motor BMW).
El consumo es bajo en condiciones de uso normal, aunque tampoco tiene unas cifras de récord. En conducción tranquila por carretera y ciudad hemos medido un consumo medio de 6,3 l/100 km (5,8 l/100 km el consumo medio homologado). En conducción rápida por carretera y ciudad, el consumo medio ha estado entre 9,3 y 9,9 l/100 km. En un uso intensivo por carreteras de montaña y exprimiendo mucho el motor, el consumo máximo ha llegado a 14,3 l/100 km.
Las mediciones de consumo del ordenador de viaje marcan en torno a 0,4 l/100 km de más. El velocímetro marca por exceso un seis por ciento y el cuenta kilómetros tiene un error por exceso despreciable.