Renault Laguna 2.0 T 170 CV (2005) | Un equipamiento abundante y con elementos interesantes
Hay tres versiones a la venta con este motor: «Luxe Dynamique», «Luxe Privilege» e «Initiale». En todas, el equipamiento de seguridad y confot es abundante.. Nosotros hemos probado la primera.
Tiene airbags frontales (de dos etapas), laterales delanteros y traseros (éstos últimos son una opción que cuesta 300 €) y de cabeza delante y detrás, ABS y control de estabilidad.
También equipa un sistema de control de presión de los neumáticos (imagen); no es del que simplemente avisa cuando hay una diferencia de presión importante en alguna rueda, sino que indica en la pantalla del salpicadero la presión de cada neumático en todo momento.
Los faros son de xenón para cortas y largas e iluminan muy bien, sobre todo las primeras. Viajando de noche por carretera, donde cambiaba con frecuencia de cortas a largas, no me he acabado de acostumbrar a lo lento que se realiza el cambio del haz de luz de cortas a largas. Esta transición es más lenta que en cualquier otro coche que he conducido con el mismo sistema.
Para limitar este inconveniente (y también poder hacer ráfagas de día, cuando la lámpara de xenón va apagada), el Laguna lleva una bombilla halógena de apoyo para las largas. Esta bombilla es habitual en los coches con xenón para cortas y largas, aunque en algunos casos, como el Audi A6, no se usa (utilizan una tensión de descarga mayor de lo normal para permitir que la lámpara xenón se caliente antes).
El Laguna trae de serie unos elementos de equipamiento que aunque puedan parecer superfluos, durante el uso diario del coche se agradecen, e incluso se echan de menos cuando se conduce otro coche que no los lleva.
Algunos de estos elementos son habituales en muchos modelos, como la conexión automática de luces o limpiaparabrisas. Otros, como el sistema de entrada y arranque sin llave o el freno de estacionamiento eléctrico, no lo son tanto y me parece muy prácticos.
Con sólo llevar el mando a distancia en un bolsillo, o dentro del bolso, y acercarnos a él (hay que estar muy próximo, no por limitación técnica del sistema sino por seguridad) e introducir la mano en la manilla de la puerta, el coche desbloquea el cierre automáticamente. Para que se cierre, basta con alejarnos poco más de un metro.
Habrá quién piense que es el colmo de la vagancia, pero cuando salimos del coche cargados, se agradece no tener que estar buscando la llave en el bolsillo (que casualmente suele estar en el bolsillo contrario al que tenemos la mano libre).
También se puede anular este sistema y abrir y cerrar el coche mediante los botones que lleva la tarjeta, algo que puede ser útil en algunos casos.
Si por la razón que sea no funciona ninguno de los dos sistemas de la tarjeta (aparcamos en una zona con inhibidores de frecuencia, por ejemplo), podemos sacar una llave que tiene embutida y abrir de la forma clásica.
Otro elemento muy útil, y cómodo, es el freno de estacionamiento eléctrico. Se activa, o bien mediante un pequeño tirador que hay en la parte izquierda del salpicadero, o de forma automática al parar el motor. Aunque se puede liberar pulsando un botón (mientras accionamos simultáneamente el mismo tirador que lo conecta), se quita de forma automática al mover el coche (lo hace de forma relativamente suave). Que se quite de forma automática resulta particularmente cómodo si hay que arrancar en una cuesta pronunciada.
En la luneta y ventanillas traseras lleva unas cortinillas, enrrollables manualmente, útiles en días soleados. Las de los cristales laterales no llegan a cubrir toda la superficie de la ventana.
El sistema de ayuda al aparcamiento para la zona trasera es de serie. Da advertencias sonoras pero no visuales.