Renault Laguna 1.9 dCi 120cv (2001) | Mejor en consumo que en prestaciones
Las prestaciones del Laguna se corresponden de lo que cabe esperar, por su potencia, peso y desarrollos. A diferencia de otras marcas, Renault no declara menos potencia de la que realmente tiene; son, por tanto 120 CV.
Su aceleración es menor que la de coches con motor más potente, como el HDi de 133 CV (en Citroën C5 y Peugeot 406), el TDI de 130 CV (en Audi A4 y Volkswagen Passat) o el DTi 125 CV del Opel Vectra. De hecho, la aceleración del Laguna es prácticamente igual a las del Ford Mondeo TDdi, que tiene 115 CV homologados pero realmente da más.
El motor dCi del Laguna, en versión de 120 CV, no es del tipo «Diesel explosivo», que da un fuerte tirón en un intervalo pequeño de régimen. Aun cuando se acelera a fondo, la forma de dar fuerza es suave. En las tres marchas más cortas puede pasar con facilidad de 4.200 rpm; en cuarta cuesta pasar de ahí y en quinta da la velocidad máxima precisamente a ese régimen. La sexta es muy larga: cuando el coche va a 120 km/h en sexta, el motor gira a poco más de 2.200 rpm. El motor puede con ella incluso en rampas que no sean muy fuertes, pero da poca aceleración. Para mantener un ritmo más o menos rápido en autovía hay que recurrir a la quinta después de alguna retención.
Con 7.000 km, nuestra unidad de pruebas estaba suficientemente rodada. Renault recomienda no pasar de 2.500 rpm ni acelerar mucho durante los primeros 1.500 km, y advierte que el motor no alcanza su máximo rendimiento hasta que tiene unos 6.000 km.
Gasta tan poco como cabe esperar. En carrera, con una conducción suave pero no lenta, puede estar en torno a 7 l/100 km. En carretera de doble sentido, si se aprovecha con frecuencia la máxima capacidad de aceleración, puede llegar a 11. En una autovía con tráfico no muy fluido y rampas frecuentes, a una media real de 160 km/h, ha gastado 10,5 l/100 km. Con aire acondicionado el consumo sube, hasta el punto que —en ciudad y con calor— puede aumentar unos 2 l/100 km.
No es un motor particularmente suave, pero tampoco es de los peores. Tiene la ventaja en viajes por autovía de que la sexta velocidad lleva el motor a bajo régimen. Como ocurre con otros Diesel modernos, a velocidad constante puede ser más silencioso que un gasolina, aunque al ralentí o en aceleración no es. A velocidad constante moderada o normalmente alta lo que más se oye es el aire. El ruido aerodinámico se nota más de frente que en los lados; es curioso que sea así porque Renault ha estrenado en el Laguna un parabrisas con una lámina interior para reducir el ruido.