Renault Laguna 1.9 dCi 120cv (2001) | Bien en carretera, con suspensión suave
Este Laguna tiene una suspensión muy flexible, y lo que quiero decir con eso es que es una característica, no una cualidad buena o mala.
Normalmente es un coche cómodo. La suavidad de la suspensión no es excesiva, por lo que no me parece proclive a provocar mareo; se nota más el cabeceo que el balanceo. Ese cabeceo hace que el coche sea algo torpe en carreteras que sean lentas y de firme irregular. Hay veces que el coche tarda en «caer» después de elevarse por efecto de un bache; ese intervalo hasta que las ruedas tienen un apoyo adecuado se puede hacer muy largo. Quien busque un coche que sea muy ágil en esas circunstancias, tiene otros mejores para elegir, como el Alfa Romeo 156, el Nissan Primera o el Ford Mondeo. Ahora bien, este Laguna —que no es un coche ágil— tampoco es de los más torpes. Es, además, fácil de conducir.
En carreteras rápidas el efecto que tiene esa suspensión suave en la estabilidad es pequeño. En caso de un fuerte apoyo, si la carrocería se mueve verticalmente a causa de una irregularidad del suelo, conserva muy bien la trayectoria. No es, en cambio, tan poco sensible a este tipo de movimientos como un Ford Mondeo o un Citroën C5.
La combinación de ruedas y suspensión que tiene la versión «Dynamique» es peculiar, cuando menos. Que un coche de suspensión blanda tenga ruedas de perfil tan bajo le da unas reacciones inusuales. Por las reacciones en agua, y por lo que cuestan estas ruedas, nos parece mejor alternativa las de 16" que llevan las otras versiones.
Tiene control de estabilidad de serie y funciona muy bien; se puede desconectar, y es recomendable hacerlo con cadenas o sobre superficies muy blandas. Lo he quitado en recorridos por carreteras lentas con asfalto normal y no se me ocurre ninguna razón para hacerlo, salvo probar. No se va realmente más rápido sin control de estabilidad en la inmensa mayoría de las circunstancias. El Laguna va bien sin control de estabilidad, pero con él puesto es más seguro. El testigo que indica su funcionamiento está a la derecha y, a algunos conductores, les quedará oculto por el volante. Es un inconveniente, porque una de las facetas positivas de este sistema es que avisa al conductor de que está arriesgando o de que se ha equivocado.