El interior del Porsche Panamera G3 conserva las líneas maestras del anterior Panamera (consola y salpicadero forman una T que envuelven al conductor y pasajero) y adopta soluciones vistas en el Taycan, como la ubicación de la palanca de la transmisión detrás del volante y el diseño de las salidas de aire. Todo resulta muy familiar, no hay nada que sorprenda. El arranque se hace ahora presionando un botón (imagen), antes había que girar una especie de llave (imagen).
La instrumentación se ve en una pantalla ligeramente curva de 12,6 pulgadas (imagen). Hay seis diseños preestablecidos que el conductor puede seleccionar en cualquier momento con los mandos del volante. Cada uno de ellos da prioridad a una información distinta: Mapa, Mapa extendido, Sistemas de asistencia, Cuentarrevoluciones, Visión nocturna y Mínimo.
El sistema de proyección de datos en el parabrisas (head-up display) sigue mostrando la misma información, pero los gráficos son ligeramente diferentes. Lo más novedoso en este apartado es que la configuración de parámetros como la altura y el brillo ahora se puede realizar con los botones del volante. Antes, había que acudir a un menú específico en el sistema multimedia.
Para el sistema multimedia hay una pantalla en el centro de 12,3 pulgadas. No hemos navegado en profundidad por los menús y opciones disponibles, pero por lo que hemos indagado no parece que presente cambios relevantes con respecto al que emplea Porsche en sus últimos modelos. Es compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Hay otra pantalla delante del pasajero (opcional, de 10,9 pulgadas) desde la que también se pueden manejar el multimedia. Lo que muestra esta pantalla solo se ve si te colocas enfrente de ella. Desde el puesto de conducción no se ve nada, como si estuviera apagada.
Las molduras decorativas para el salpicadero y las puertas pueden ser madera, aluminio o fibra de carbono. La consola central es siempre de plástico negro brillante; no hay alternativa. Es una mala noticia para quien quiera mantener esa parte con aspecto aseado, libre de huellas y polvo.
Las salidas de aire se parecen mucho a las del Taycan porque no tienen partes móviles a la vista y su regulación se hace electrónicamente a través del correspondiente menú en el sistema multimedia. Debajo de las dos salidas centrales se encuentra el módulo de control del climatizador, que mezcla botones mecánicos con táctiles.
Más abajo hay un hueco con tapa deslizante dentro del cual se haya una superficie para cargar por inducción (con refrigeración para prevenir el sobrecalentamiento del dispositivo) y dos puertos USB-C. Más abajo, dos portabebidas. Todo este espacio ganado en la consola central ha sido posible gracias a que la palanca de la transmisión ya no está ahí (consola central del Panamera G2), sino a la derecha del volante (imagen). El reposabrazos central también tiene una tapa que da acceso a un hueco lo suficientemente grande como para guardar una billetera, unas llaves y algún objeto más de pequeño tamaño.
Porsche ha trabajado en mejorar el confort acústico atacando fuentes internas (como el ruido del climatizador) y externas (como el ruido de los neumáticos). Entre otras medidas, ha reducido el número de agujeros en el muro cortafuegos que separa la zona de pasajeros de la zona del motor y ha metido 5 kilogramos más de material fonoabsorbente. Las ventanillas laminadas son una opción.
El espacio disponible para los pasajeros es similar al que hay en el Panamera de segunda generación. Delante no hay queja en ninguna de las cotas y, detrás, el límite de estatura para sentarse sin tocar el techo con la cabeza está en torno a 1,85 metros. La versión de batalla extendida —Executive— tiene 15 centímetros más de batalla, que van destinados enteramente al hueco para las piernas de los pasajeros traseros. La ganancia en esa cota es evidente, aunque en el Panamera de batalla estándar se viaja bien a ese respecto.
La fila posterior consta de dos asientos individuales separados por un reposabrazos abatible y una consola fija —en la que hay dos salidas de aire, unos huecos y una pantalla para el control del climatizador y otras funciones—. Estos asientos traseros pueden contar con ajustes eléctricos de inclinación de respaldo, extensión de la banqueta y apoyo lumbar. En opción es posible sustituir la consola por una tercera plaza, aunque esta está pensada para darle un uso esporádico, pues es estrecha e incómoda.
En el Panamera de segunda generación las versiones híbridas enchufables perdían 92 litros con respecto a las que no lo eran. En el Panamera de tercera generación esto ya no sucede.