Peugeot 508 5 puertas (2019) | Impresiones del interior
A diferencia de lo que suele ser habitual, esta nueva generación del 508 es más pequeña que la anterior. Es más corto, más bajo, más ancho y la distancia entre ejes es menor (ficha comparativa).
Que sea más corto no ha supuesto una pérdida en el espacio del que disponen los pasajeros para las piernas que, según nuestras mediciones, es un centímetro mayor en el nuevo 508. En cambio, la mayor anchura de la carrocería no repercute en un aumento de la distancia interior de puerta a puerta, tomada a la altura de los hombros; de hecho, delante hay cuatro centímetros menos y detrás pierde tres.
Los cinco centímetros menos de altura no se pierden en las plazas delanteras —donde hay un centímetro más que en el 508 de primera generación—, pero sí en las plazas traseras. Aquí se pueden comparar las mediciones de las dos generaciones del 508.
El diseño de la carrocería, con el techo que cae mucho tanto en la zona más próxima al parabrisas como en la de la luneta, no facilita la visibilidad en varios ángulos y también dificulta la entrada y salida del habitáculo a las personas de estatura mayor que la media porque les obliga a doblar mucho el cuello para pasar la cabeza esquivando el marco de la puerta.
Como ocurre en el Audi A5 Sportback y el Volkswagen Arteon, las ventanillas no tienen marco pero, a diferencia de ellos, en el 508 no es posible que sean de cristal laminado, un elemento que aumenta el aislamiento acústico (a cambio, según Peugeot, estas son 1 mm más anchas de lo convencional). Lo cierto es que, a pesar de la ausencia de marcos en las ventanillas, al habitáculo no llega demasiado ruido del exterior, o por lo menos no mucho más que en un vehículo con ventanillas convencionales; eso sí, a partir de unos 80 km/h sí que se escuchan unos leves silbidos procedentes de las puertas delanteras que va en constante aumento según se alcanza una velocidad mayor. No llegan a ser molestos en ningún momento, pero es un hecho que no se da en los vehículos citados anteriormente ni tampoco en un BMW Serie 4 Gran Coupé.
Aquellos conductores a los que no les guste ir encajonados es posible que no se sientan del todo a gusto en el 508 dado que el puesto de conducción es angosto. La consola es voluminosa y queda por encima del muslo; la cabeza, muy próxima al marco de la puerta y como el techo desciende más de lo habitual, un conductor alto o aquel que guste de ir sentado en una posición elevada verán «demasiado» techo. Un Volkswagen Arteon da mayor sensación de amplitud y cualquier turismo de diseño más convencional, como un Opel Insignia Grand Sport, también.
Una característica del puesto de conducción es lo que Peugeot llama i-Cockpit (imagen). Bajo este termino engloba a la disposición del cuadro de instrumentos —por encima del volante—, el tamaño de este —más pequeño de lo habitual y muy achatado en la parte superior e inferior— y la utilización de una pantalla táctil para el manejo de la mayoría de funciones del vehículo. En nuestra redacción hay quien se siente a gusto con esta configuración (que Peugeot usa en otros modelos desde hace un tiempo) y quien no, por lo que recomendamos probarla con detenimiento.
La pantalla táctil para el sistema multimedia es siempre de serie, aunque su tamaño difiere en función de la versión elegida: 8 pulgadas para los 508 con los niveles de equipamiento Active y Business, y 10 pulgadas para el resto (imagen). Esta última, que es la única que hemos probado, nos ha parecido correcta en cuanto a rapidez de funcionamiento y organización de los menús, aunque su resolución y precisión al contacto con los dedos no llega a ser tan buena como la de un Škoda Superb o un Volkswagen Passat. Bajo la pantalla, con buen criterio bajo nuestro punto de vista, Peugeot ha colocado una serie de botones que dan acceso directo a los menús de las funciones más habituales (radio, climatización o sistema de navegación, por ejemplo), una disposición que no tienen los 308 o 2008 y que evita tener que apartar la vista de la carretera durante demasiado tiempo (imagen).
La instrumentación de todos los 508 es una pantalla de 12,3 pulgadas con cinco modos de visualización de la información denominados mínimo, cuadrantes, navegación, conducción y personal (imagen de algunas de las vistas). Este último, personal, permite modificar la información mostrada en los extremos de la instrumentación (en el centro siempre hay un velocímetro) mediante un menú que, curiosamente, está en la pantalla del sistema multimedia, en el centro de la consola. Los datos que se pueden ver son, entre otros, los del ordenador de viaje, los del sistema de navegación o los que proporciona un medidor de fuerzas longitudinales y transversales. La resolución de la pantalla es buena (aunque no tanto como la de un Volkswagen Passat), pero si la luz incide directamente sobre ella, la visibilidad es prácticamente nula.
Los asientos delanteros de serie de las versiones GT Line y GT (opcionales en Allure y no disponibles para el resto), nos han gustado mucho porque son cómodos a pesar de que el mullido es firme y además sujetan bien el cuerpo en las curvas (imagen). Tienen la certificación de AGR (Aktion Gesunder Rücken, que se podría traducir como «Campaña para espaldas saludables»), una empresa que se dedica a promover la investigación sobre todo aquello relacionado con los dolores de espalda. Estos asientos se distinguen de los de serie, además de por la ergonomía, porque tienen ajuste eléctrico para la zona lumbar, ajuste manual de la longitud de la banqueta y calefacción. Opcionalmente se pueden completar con ajustes eléctricos para todas las funciones, cinco tipos de masaje con distintas intensidades y dos memorias de posición.
Que el 508 no es un coche pensado para ser disfrutado en las plazas traseras (según Peugeot, su cliente es alguien que no tiene hijos) parece confirmarse por la ausencia de mandos para la climatización en estas plazas, el no disponer calefacción en sus asientos ni de otros detalles que suelen encontrarse en coches en los que su planteamiento pueda ser también el de viajar detrás. Sí hay dos tomas USB para alimentar la batería de dispositivos electrónicos como un teléfono móvil.
La carrocería de cinco puertas tiene una clara ventaja sobre la de cuatro del modelo anterior: es mucho más cómoda a la hora cargar el maletero porque el vano que libera el portón es mucho más grande que el que deja una tapa y por lo tanto, permite meter objetos más grandes y colocarlos con mayor facilidad. Además, todas las versiones del 508 tienen una trampilla en el asiento central trasero que facilita el transporte de elementos largos y estrechos (como unos esquís o una alfombra, por ejemplo; imagen). El maletero está bien presentado y tiene una buena capacidad —487 litros, 14 más que el anterior 508— pero hay pocos elementos de fijación de la carga: cuatro ganchos metálicos en cada uno de los extremos para, por ejemplo, colocar una red elástica y una percha en la pared derecha cuyo acabado es bastante basto. La iluminación corre a cargo de un plafón con tecnología LED que resulta escaso en la mayoría de situaciones.
El habitáculo del 508 tiene un buen número de huecos para depositar objetos, alguno de ellos de gran tamaño. El que hay bajo el reposabrazos delantero, por ejemplo, es muy profundo, ancho y además está tapizado e iluminado (imagen). La guantera tiene idéntico tapizado, buena iluminación y, además, una salida del sistema de climatización (imagen). Justo por debajo de consola hay una pequeña repisa forrada con goma en la que se puede cargar un teléfono móvil por inducción (si el teléfono soporta este formato de carga) y dos tomas USB. Su acceso, no obstante, es muy complicado (imagen).
El plástico del salpicadero tiene un granulado que le da buen aspecto y cuyo tacto da sensación de calidad. En él hay unas costuras que simulan el pespunte que se encuentran en las pieles. Además de plástico negro piano (que se ensucia mucho) hay materiales decorativos como el aluminio satinado o dos tipos de madera. Los acabados son, por norma general, correctos, pero hay detalles que están peor cuidados. La tapa del hueco portaobjetos que hay junto al selector de cambio encaja mal (al menos la unidad que hemos probado) y el techo panorámico de cristal provoca ruidos al circular por carreteras en mal estado.