Peugeot 407 HDi 136 (2004) | Estable, comodo y con reacciones singulares
El 407 tiene una suspensión que lo hace cómodo en casi toda circunstancia. Cuando se encuentran baches pequeños, sobre todo si se circula despacio, la suspensión los absorbe de manera que los ocupantes los sienten muy poco. Creo que no llega a ser tan cómodo en este sentido como un Citroën C5 (que es de los que más aísla), pero sí más que un Laguna (sobre todo si el Laguna lleva llantas de 17”) o un Ford Mondeo.
Esos baches que causan un movimiento rápido de la rueda afectan poco a la carrocería. Por el contrario, si hay baches que crean un movimiento más lento en la rueda, lo que se nota dentro es que la carrocería se mueve algo más que en otros coches.
Cuando la carrocería se mueve en carreteras más bien rápidas, bien es porque la suspensión es dura y absorbe poco, o bien porque es blanda y genera movimientos de carrocería muy amplios. El 407 está más cerca de este segundo caso, aunque desde el punto de vista de la estabilidad, no me parece que la suspensión blanda sea un problema en este 407.
Cuando un coche se mueve (por suspensión dura o blanda), hay casos en que ese movimiento afecta mucho a la trayectoria y otros casos, como el del 407, que lo afecta poco. En el 407 se puede notar cómo la carrocería experimenta movimientos amplios de cabeceo y balanceo, sin que sea necesario mover el volante para corregir un eventual desvío.
La estabilidad del 407 me parece buena en general, aunque tiene algunas características que lo distinguen de otras berlinas de este tipo. Comparativamente, va mejor en carreteras lentas y medias (de segunda, tercera y a veces cuarta) que en las rápidas (de quinta y sexta). Esto no es muy común en berlinas de este tipo.
En carreteras lentas es un coche ágil; está al nivel del Ford Mondeo, que es uno de los mejores coches en este sentido. Como el Mondeo, el 407 se distingue por lo bien que entra en la curva. Cuando en otros coches es necesario anticipar mucho el giro, en el 407 hay un intervalo pequeño entre el movimiento del volante y del coche.
Una vez dentro de la curva, es uno de esos coches que todavía tienen un margen para modificar la trayectoria con el volante o con el acelerador; esto es posible sin que las cosas se compliquen mucho. Las reacciones del 407 no son bruscas; si se hace una maniobra violenta (por necesidad, error o impericia), el control de estabilidad lo sujeta adecuadamente, dentro de lo posible.
El control de estabilidad se puede desconectar (y es aconsejable hacerlo) si se circula con cadenas o si el coche ha quedado atascado con una rueda en una cuneta nevada o algo así. Aunque se desconecte, se pone en funcionamiento automáticamente a partir de 50 km/h.
Los frenos me parecen satisfactorios en un uso normal y aguantan un trato algo más intenso del normal. La unidad que hemos probado tenía un tacto de pedal algo blando, que hacía algo más difícil de lo normal dosificar una frenada.
Los intermitentes de emergencia se encienden automáticamente en una frenada fuerte. Como en otros modelos de Peugeot y Citroën, me parece que esa función está mal calibrada porque lo hace en muchas ocasiones en las que no es necesario.
Hay que manejar con cuidado los intermitentes de emergencia porque pueden provocar retenciones innecesarias, que incluso pueden acabar en accidentes. Sólo hay que ponerlos cuando sea necesario, no «por si acaso»; en el 407 se encendían solos hasta circulando medianamente rápido por una carreteras con curvas.