El HDI tiene alimentación por conducto común, turbocompresor de geometría variable y culata de cuatro válvulas por cilindro con admisión variable. También tiene una peculiaridad en la que Peugeot ha sido pionera: un filtro de partículas (pincha aquí para ver más información sobre este sistema). El filtro tiene el pequeño inconveniente para el usuario que requiere añadir cierto aditivo y una limpieza con agua a presión cada 80.000 km.

La potencia homologada de este motor es 133 CV a 4.000 rpm; la cifra «136» que acompaña a la denominación comercial hace referencia a la potencia según la antigua norma DIN. Las prestaciones se corresponden aproximadamente con la potencia del coche, e incluso puede que nuestra unidad de pruebas no llegase a 133 CV. En quinta no pasaba de 4.200 rpm en llano, lo que corresponde a una velocidad máxima ligeramente inferior a la que declara Peugeot.

Sí es un motor elástico; acelera mucho en marchas largas, incluso desde baja velocidad. Esa elasticidad sirve para que pueda sostener unos desarrollos de cambio que no son largos con relación a la velocidad máxima (205 km/h a 4.260 rpm), pero sí hacen que el coche vaya bajo de vueltas a una velocidad normal (2.910 rpm a 140 km/h en 5ª).

Que el 406 haga prácticamente los mismo tiempos en adelantamiento que el Mondeo, pero sea más rápido en recuperación, no se explica sólo por la diferencia de elasticidad. El motor 2.2 HDI tiene poca fuerza a partir de 4.000 rpm y no sirve de nada estirarlo por encima de 4.500. El Mondeo, en cambio, tiene un funcionamiento menos Diesel, es capaz de llegar casi a 5.000 rpm.

El consumo puede ser bajo para un motor de su cilindrada si se conduce con suavidad. En un recorrido rápido por carretera y con tramos de ciudad ha gastado 9,8 l/100 km. Por carretera de sentido único y ritmo muy alto ha llegado hasta 11,9 l/100 km, sería difícil pasar de ahí.

Para un cálculo de consumo o velocidad media hay que tener en cuenta que el cuentakilómetros del 406 es impreciso; en este 2.2 HDI hemos medido un cinco por ciento de error en exceso. Es decir, cuando marca un recorrido de 500 km, realmente ha hecho 476. El velocímetro también exagera y el error es mayor: un siete por ciento a cualquier velocidad.