Peugeot 1007 1.4 HDI (2005) | Unas puertas con varias ventajas

04/07/2005 |Alfonso Herrero

El acceso a las plazas delanteras es más cómodo de lo habitual por el amplio vano que deja la puerta al abrirse (imagen). El acceso a las traseras también es mejor, pero no por el tipo de puerta sino porque, al tener una carrocería alta, no es necesario agacharse mucho. Además, el suelo y los asientos están a una altura tal, que resulta muy cómodo sentarse en ellos.

Las puertas se pueden abrir desde el exterior pulsando un botón (uno para cada una) en el mando a distancia (más información sobre el mando) o con el tirador que hay en la puerta. Para hacerlo desde el interior se puede usar el mando, el tirador interior de la puerta o unos pulsadores que hay en los extremos del salpicadero (en el lado del conductor hay dos, mientras que en el del pasajero sólo está el que corresponde a su puerta).

Para cerrar el coche se puede utilizar bien el mando o los pulsadores del salpicadero (da tiempo de sobra a sacar el brazo sin peligro alguno). También se puede, tirando directamente de la puerta para que inicie automáticamente la maniobra de cierre pero es necesario hacer mucha fuerza.

Las puertas tienen un sistema que detecta si hay algún obstáculo durante su cierre para evitar lesiones. Nosotros hemos probado a poner desde una pierna hasta la mano; en ninguna ocasión ha fallado ni nos ha hecho daño, pero si es cierto que no siempre reacciona con la misma rapidez y puede llegar a hacer más presión de la deseable.

Unas puertas así tienen varias ventajas. La primera de ellas es que hace falta mucho menos sitio en el lateral para poder abrir la puerta y acceder al interior con comodidad, algo muy útil si se aparca en una plaza de garaje estrecha. Cuando la puerta está completamente abierta no sobresale de la parte posterior de la carrocería, con lo que no hay ningún inconveniente en aparcar el coche próximo a la pared.

Otra es que el acceso a las plazas delanteras principalmente es mucho más cómodo, aconsejable para quien entre y salga del coche con frecuencia o, por el motivo que sea, le resulte difícil entrar en un coche con puertas convencionales.

La tercera ventaja que le he encontrado es que en los coches de dos puertas, debido al gran tamaño que suelen tener estas, cuando nos hemos sentado hay que estirarse mucho para poder cerrarlas, ya que quedan muy lejos. En el 1007 basta con pulsar el botón que hay en el salpicadero para que se cierren automáticamente.

El único inconveniente que he encontrado a este sistema es que los cinturones de las plazas traseras cuando están recogidos quedan muy retrasados, siendo muy incómodo alcanzarlos.

Si el coche está en movimiento no se pueden abrir las puertas, pero aunque en el manual de uso advierten que en ningún caso se debe circular con ellas abiertas, no hay ningún sistema que impida iniciar la marcha con ellas abiertas; si lo hacemos, un pitido y el parpadeo de la luz interior del coche nos advertirán de ello.

En el manual también dice que el sistema automático de apertura y cierre de puertas funciona con inclinaciones de hasta el 20 por ciento. Yo he probado en la rampa de un garaje que tendría una inclinación menor a esa y hay que tener cierto cuidado porque cuando la puerta efectúa el movimiento a favor de la inclinación lo hace muy rápido.

Nosotros hemos probado a conciencia el sistema de apertura y cierre de las puertas sin que haya habido ningún fallo del mismo. A pesar del uso intensivo que le hemos dado, la batería no dado muestra de agotamiento.