Opel Insignia Country Tourer (2018) | Impresiones de conducción
La conducción del Insignia Country Tourer apenas difiere de la que proporcionan el Sports Tourer (Impresiones de conducción) y el Grand Sport (Impresiones de conducción). La conclusión que sacamos todos los redactores que hemos probado el Insignia es que ha mejorado mucho con respecto al modelo anterior. Es un vehículo confortable y con un tacto directo que permite conducirlo deprisa con más confianza.
En términos absolutos, creo que el habitáculo está muy bien aislado de los ruidos exteriores, aunque no se viaja con el mismo refinamiento que en un coche más lujoso como el Volvo V90 Cross Country, por ejemplo (el Volvo también es mucho más costoso). Los motores Diesel son algo ruidosos y se dejan notar en el interior con evidencia cuando se circula a baja velocidad o se acelera intensamente. A velocidad de autovía pasan prácticamente inadvertidos.
En el Country Tourer la suspensión tiene dureza regulable de serie. Yo conduje brevemente las otras dos variantes del Insignia cuando las probamos en km77.com y, aunque el balanceo de la carrocería del Country Tourer pueda llegar a ser algo más acusado en curvas, creo que las diferencias dinámicas son de matiz, prácticamente inapreciables.
La suspensión sujeta bien la carrocería en todas las circunstancias. He sentido una diferencia más grande de lo habitual entre los tres modos de conducción: normal (que se activa por defecto al iniciar la marcha o cuando se desconectan cualquiera de los otros dos modos; imagen de los botones), Sport (se dejan sentir más los baches y el balanceo de la carrocería parece menor) y Tour (permite movimientos algo más amplios de la carrocería pero aísla mejor a los pasajeros).
En la maniobra de cambio brusco de carril (vídeo), que realizamos en circuito con todos los coches de prueba, obtuvimos peores resultados de lo esperado tras haber comprobado las reacciones de las otras dos variantes del Insignia. El Country Tourer mostró hacia el final de la maniobra una tendencia evidente al sobreviraje, que parecía ocasionado por un ajuste poco intrusivo de las ayudas electrónicas. Los movimientos de la carrocería no fueron descontrolados en ningún caso y el buen tacto de guiado del coche permitía mantenerlo bajo control con facilidad, pero creemos que un conductor medio podría verse sorprendido por la brusquedad de las reacciones.
La unidad que hemos probado llevaba el motor Diesel de 210 CV, que va necesariamente asociado al cambio de marchas automático y la tracción a las cuatro ruedas. Esta combinación de elementos en un coche cuya masa es de algo más de 1800 kg no es una receta ideal para un consumo bajo. En nuestro recorrido habitual (a 120 km/h de media por una autovía que atraviesa un puerto de montaña) consumió 7,1 l/100 km (dato indicado por el ordenador, sin corregir). Es un dato algo elevado, similar al que obtuve en un viaje de ida y vuelta desde Madrid a La Coruña a una velocidad media parecida, realizando una conducción sosegada. En mis trayectos habituales por la ciudad de Madrid y sus alredores, prestando poca atención al ahorro de combustible, el consumo se estabilizó en valores más altos, de hasta unos 10 u 11 l/100 km.
Con el Insignia Sports Tourer (que tenía el motor Diesel de 170 CV y tracción delantera) obtuvimos un consumo más bajo, de solo 5,7 l/100 km en nuestro recorrido habitual por autovía. En la misma prueba, con un Volvo V90 Cross Country con motor Diesel de 235 CV obtuvimos un consumo también más bajo, de 6,4 l/100 km, lo mismo que con un Mercedes-Benz Clase E All-Terrain de 194 CV.
Según nuestros datos de prestaciones, el motor Diesel de 210 CV da una aceleración algo baja para su potencia. El Country Tourer necesitó 6,3 segundos para acelerar entre 80 y 120 km/h, por los 6,1 del Mercedes-Benz y los 5,9 del Volvo. La reserva de potencia siempre es suficiente para realizar adelantamientos con rapidez, pero es probable que la diferencia con el motor de 170 CV no sea muy grande (en el Sports Tourer con tracción delantera tardó 6,6 segundos en acelerar entre 80 y 120 km/h) y que este sea satisfactorio para la mayoría de usuarios.
Los frenos son eficaces y tienen un tacto que permite dosificar con precisión la fuerza de frenado. Conseguimos detener el coche desde 120 km/h en 52,7 metros, que es un dato entre intermedio y bueno. Aunque no parecen perder eficacia tras un uso intensivo, no he conducido este coche a un ritmo tan alto como para que el desfallecimiento debiera ser evidente.
El pequeño aumento de la distancia libre hasta el suelo (esta es pequeña, de solo 11 cm) no es suficiente para realizar incursiones de complicación fuera del asfalto. Dicho esto, hay varias situaciones cotidianas en las que esa diferencia puede venir bien; por ejemplo, para evitar rozar la parte baja de los paragolpes al maniobrar cerca de bordillos o al entrar o salir de garajes con rampas con mucha pendiente.