Opel Insignia GSi (2018) | Impresiones de conducción
Opel ha hecho de los Insignia GSi las versiones más veloces y ágiles de la gama sin sacrificar para ello confort. No es un turismo para quien busque sensaciones excitantes y poco filtradas entre la carretera y los mandos, pero sí para quien quiera un coche con el que viajar deprisa sintiendo que todo está bajo control y que sus órdenes a los mandos tienen una respuesta casi inmediata.
Por ejemplo, un Mercedes-Benz C220 d con suspensión AMG, es un coche menos amable con los pasajeros que un Insignia GSI con motor Diesel, pero más ágil e igual de rápido (ficha técnica comparativa).
He conducido las dos versiones disponibles, gasolina y Diesel, en condiciones muy parecidas (una carretera de doble sentido con buen firme y curvas de radio amplio). Adicionalmente, el de gasolina lo he llevado por una pista de pruebas con dos zonas muy distintas entre sí: una muy rápida con asfalto seco y algunas curvas peraltadas y otra lenta con suelo totalmente encharcado.
En la zona rápida del circuito, tuve la sensación de que el Insignia GSI es un coche con el que el conductor puede sentirse seguro circulando deprisa al poco tiempo de echar a rodar. No hace falta de un periodo de tiempo moderado para hacerse a las reacciones si se quiere aprovechar toda la potencia, como puede suceder con otros coches que, en ocasiones, requieren algo de rodaje para tomar confianza (como puede ser, por ejemplo, un BMW 430i xDrive Gran Coupé con paquete opcional M; ficha técnica comparativa).
Me ha gustado la dirección: es firme siempre, que no dura, independientemente del modo de conducción elegido. Me ha parecido casi tan directa como la de un Renault Talisman con dirección 4CONTROL, porque permite hacer cambios de trayectoria rápidos moviendo poco el volante, y menos que la de un Alfa Romeo Giulia, que es directísima. A través del aro del volante llega suficiente información para sentir el contacto de las ruedas con el asfalto.
La suspensión hace bien su trabajo porque hay muy poco balanceo y nunca se producen sacudidas en el habitáculo, por lo que la absorción es de buena calidad. Una buena prueba de ello es que, ni siquiera al pasar por encima de los pianos de un circuito (que estaban, en este caso, resaltados y con la superficie muy rugosa), se sentía sequedad. Además, en estas circunstancias, tampoco he oído chirridos en el habitáculo, lo cual reafirma nuestras impresiones (comentadas en este texto) de que en esta generación de Insignia, la calidad de los ajustes está más cuidada que en la anterior.
Los asientos, que se asemejan a un baquet (imagen), sujetan muy bien el cuerpo y son, quizás, uno de los puntos más favorables respecto a los asientos convencionales del nivel Excellence, para quien disfrute de conducir aprovechando las prestaciones del coche en una carretera de curvas. Además son igual de confortables y tienen calefacción, ventilación, regulaciones eléctricas y funciones de masaje.
En la zona mojada del circuito sólo he comprobado que, al acelerar en una curva cerrada y con poca adherencia, es posible hacer deslizar las cuatro ruedas a la vez si los controles van parcial o totalmente desconectados, pero no obtener un sobreviraje a base de acelerador como sí lo permite un BMW 330xi, un Alfa Romeo Giulia Veloce o un Ford Focus RS (que tiene un sistema de tracción total similar al de Insignia GSi, pero con más reparto al eje trasero). Este efecto se puede conseguir con técnicas de conducción avanzadas, jugando con las inercias y desactivando el control de tracción (Modo «Competición». Según Opel, con esta función «el ESP permite mayores ángulos rotacionales»), como así nos demostró un piloto.
El viaje por carretera no me ha servido para obtener mucha más información. Sí para constatar que es un coche confortable.
El motor Diesel es notablemente más ruidoso que el de gasolina. A mi modo de ver, casa menos con el planteamiento del coche y da unas prestaciones normales. Un BMW 420d xDrive Gran Coupé es igual de rápido (ficha técnica comparativa) y gasta menos carburante. Sus mayores virtudes son que el tiempo de respuesta al acelerador es pequeño siempre, y que entrega la potencia con progresividad y en un rango de revoluciones amplio. Cuando conduzcamos el coche por nuestra zona de pruebas habitual podremos obtener datos fiables de consumo. Nosotros obtuvimos una media de 8,5 l/100 km, según el ordenador de viaje, circulando a ritmo legal por carretera y aprovechando en pocas ocasiones la potencia del motor. Creo que no es un consumo bajo.
Con el motor de gasolina el Insignia GSI corre bastante más y suena mejor. También responde con rapidez al acelerador. No tengo una idea fiable del consumo de carburante.
La caja de cambios funciona de forma similar en las dos versiones. Sólo en modo Sport es suficientemente veloz reduciendo marchas para considerarla rápida. En este modo permite, además, que al usar las levas del volante el conductor apure el motor hasta el límite de revoluciones sin pasar a la siguiente marcha. Por lo demás, cambia con suavidad y sin tirones en todas las circunstancias en las que la he probado. En el Insignia Diesel, tiende con mucha frecuencia a llevar al motor a un régimen de revoluciones bajo.
La capacidad de tracción es buena incluso al acelerar a fondo en curvas muy cerradas, con una tendencia ligera a subvirar si se fuerza en estas circunstancias la marcha. No obstante, la respuesta del chasis es siempre muy neutra y tiende a deslizar de ambos ejes por igual cuando se acerca al límite de adherencia.